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Las lágrimas caían sin parar por el rostro de Frank, llevaba llorando más de dos horas sin parar. Levantó la vista y vio el perfil de su padre, todo esto era culpa suya. Iban en el auto por una larga carretera desierta hasta que llegaron a una pequeña intersección donde el camino se dividía en dos, su padre giro hacia la derecha, condujo durante unos quince minutos y de repente se detuvo frente a unas enormes paredes de concreto con dos gigantes puertas de metal. A un lado de la puerta había una pequeña bocina, su padre se bajó del auto y se puso a hablar por ella, Frank no pudo escuchar que era lo que decía pero cuando terminó las gigantes puertas se abrieron ante ellos, su padre regreso al auto y condujo hacia adentro.

La mandíbula de Frank casi toca el suelo debido al asombro que lo invadió al ver la enorme casa que se erguia frente a ellos. Iban siguiendo un camino de grava que terminaba frente a una fuente de color negro, había árboles por todos lados y el pasto estaba verde, frente a la fuente había otro camino que llevaba a unas enormes escaleras por las cuales se accedía a la casa. Esa enorme casa o más bien debería decir mansión, tenía por lo menos unas veinte ventanas y tres pisos de altura, era de color blanco, tenía unas elegantes tejas de color negro y unos hermosos balcones era simplemente hermosa, hermosa y grande. Frank se quedó observando con la mueca aún de sorpresa en su rostro, su mirada vago por los alrededores, había por lo menos unos tres kilómetros de jardines alrededor de la casa pero nisiquiera la hermosa vista pudo distraerlo de la tristeza que lo invadía.

Ese día su padre lo había despertado a las cinco de la mañana.

-Levantate y vístete, rápido. Toma lo más importante que tengas y metelo al auto, te estaré esperando abajo- le había dicho sin siquiera esperar a que despertará por completo.

Frank se vistió algo alarmado por lo que estaba pasando, se puso unos jeans negros con agujeros en las rodillas, su camisa negra con el logo de su banda favorita y sus Converse rojas. Bajó las escaleras al primer piso de la casa y miro a su padre que estaba parado junto a la puerta.

-¿Por qué estás tan alterado Cheech pasa algo?-  pregunto Frank llamando a su padre por su apodo.

-Te explicaré en el auto Frank lo que quiero es que tomes tus cosas y salgamos ya, no lleves nada de ropa no la necesitarás sólo toma lo importante.

Frank no se atrevió a seguir cuestionando a su padre simplemente subió a su habitación tomo una mochila y guardo ahí algunas de sus cosas favoritas como él cuaderno donde tenía anotadas todas las letras de canciónes que él mismo había compuesto, también guardo algunas fotos, sus camisas favoritas y una cajita dónde guardaba todo lo que tenía de su madre, cerró la mochila y tomo su guitarra antes de salir del cuarto. Cuando bajo su padre estaba en donde mismo, tomo la mochila de las manos de Frank y se dirigió al auto, Frank se subió al asiento del copiloto y esperó. Cuando llevaban conduciendo aproximadamente media hora su padre hablo.

-Desde hoy ya no vivirás conmigo.

Frank lo miro atónito.

-¿Que quieres decir con eso? ¿A donde me llevas?- No pudo ocultar el pánico en su voz.

-Te llevaré a la casa del señor Way, desde ahora vivirás ahí y harás todo lo que el te diga.-Cheech lo miro de soslayo y continuo- Por favor Frank no hagas esto más difícil, te prometo que lo estoy haciendo por tu bien- dijo y sus ojos se llenaron de lágrimas.

Frank se asustó no había visto llorar a Cheech desde que su madre murió, el nunca lloraba, algo grave debería de estar pasando. Su corazón se aceleró y por un momento no fue capas de hablar hasta que las palabras salieron de su boca.

-¿Hacer difícil que cosa? Por favor dime qué está pasando.

-Lo único que puedes saber por el momento Frank es que desde ahora vivirás con el señor Way en su casa, el me prometió que ahí no te haría falta nada, no lo cuestiones el me dijo que cuando llegue el momento te explicara todo yo sólo te pido por favor que no me odies, todo lo estoy haciendo por el bien de los dos- la voz de Cheech sonó pastosa debido al llanto.

-¿Y cuando vendrás por mi?- pregunto Frank.

Cheech lo miro con cara de pena antes de responder.

-Cuando tengas 18.

-¿QUEEE?!, pero que voy a hacer con la escuela y Bert? Oh por Dios ¿que haré sin Bert? Nisiquiera me diste tiempo de avisarle.

Frank rompió a llorar no sabía como era posible que su padre le hiciera eso, tenía que comunicarse con Bert, puede que apenas llevarán unos cuantos meses de novios pero Frank ya comenzaba a amarlo y justo apenas que se estaba dando cuenta, su padre le decía todas esas cosas sin sentido. Creía que estaba en una terrible pesadilla pero al ver la cara de su padre sabía que este no le mentía, lo estaba llevando a quien sabe dónde con quien sabe quien y ni siquiera sabía por qué. Sólo esperaba que todo fuera una broma.

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-Vamos Frank, baja del auto no me obligues a bajarte- Cheech estaba parado en las escaleras que conducían al interior de la casa.

Frank trató de calmar los sollozos que salían de su garganta y se obligó a bajar del coche, camino justo al lado de su padre y este tocó la puerta.
Una señora regordeta y de aspecto amable les abrió y con un gesto les invito a pasar.

-Usted debe de ser el señor Cheech Iero- le pregunto la mujer.

Cheech asintió.

-Por favor tomen asiento en la sala, el señor Way no tardará mucho en llegar.

Cheech y Frank tomaron asiento en un enorme sillón de cuero negro, había otros cuatro en la sala de diferente tamaño. Frank observó el enorme salón, frente a él había una mesa de centro de puro cristal, las paredes eran blancas como el exterior de la casa, todos los muebles y sillones eran de un color oscuro casi negro, las paredes estaban cubiertas por cuadros de diferentes tamaños y había bastantes estanterías repletas de libros. Frank seguía observando su entorno cuando la puerta principal se abrió, unos pasos se escucharon acercarse y frente a ellos apareció un hombre. Era hermoso, tenía la piel blanca y su cabello era tan tan negro como los muebles, debía de medir como un metro con setenta y cinco y su complexión era delgada. Vestía un traje negro que se ajustaba perfectamente a su cuerpo y unas gafas de sol oscuras, el cabello negro y largo le caía sobre los ojos, se acercó a ellos y en cuanto se puso frente a Frank se quitó los lentes  revelando unos ojos color esmeralda.

- Mi nombre es Gerard Way, tu no me conoces pero tú padre si- extendió una mano hacia Frank.

Este la tomo y en cuanto su piel rozó la de Gerard un escalofrío recorrió su espina dorsal, presentía que las malas noticias estaban por llegar.

HOLA!!! Estimados lectores e escrito esta historia porque desde hace tiempo estoy interesada en el Frerard. Espero y que sea de su agrado ya que soy nueva en esto, está es la segunda historia que e comenzado a escribir. Espero y que la disfruten, también espero sus comentarios y sus votos. Disfruten la lectura :3

El Trato (frerard)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora