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Las cosas sin duda habían mejorado demasiado y Gerard aún creía que era demasiado bueno para ser verdad, nunca se imaginó que al hablar con Bob las cosas saldrían tan bien pero lo habían hecho. Al principio había dudado un poco sobre el asunto ese de hacer las paces y esa duda se incrementó cuando Mikey le contó como Bob le había roto el corazón en el pasado, eso había hecho a Gerard arder en furia púes Mikey era una de las personas mas importantes de su vida y el hecho de enterarse que alguien le había causado dolor le enfurecía demasiado pero ese enojo se disipó cuando se puso a pensar que también había sido en parte culpa suya, como Bob le había dicho, vivía demasiado al pendiente de Jared como para notar que su hermano estaba pasando por un mal momento y eso lo había hecho sentir mal, no había estado ahí la única vez en la que Michael lo había necesitado. Pero ahora estaba haciendo todo lo posible por enmendar ese error, ya no trataba a Bob de manera hostil y hasta a veces parecía que el tiempo no había pasado y se llevaban tan bien como en sus tiempos de instituto y Gerard no se quejaba púes Bob no había cambiado en lo absoluto, seguía siendo ese rubio alegre que contaba chistes tontos y no se tomaba nada demasiado enserio y eso ayudaba demasiado a que su relación mejorara, aparte de todo se notaba que en realidad quería a Mikey y Gerard no podía negarle la felicidad a su hermano así que ese asunto ya estaba arreglado, Bob ya era parte de la familia. En cuanto a Frank ¿que podría decir? Todo con él era excelente, ese pequeño enano había encontrado la manera de meterse al corazón de Gee, el pelinegro lo adoraba y se desvivía para darle todo lo que podía y eso era una tarea demasiado fácil pues Frank no exigía demasiado, se conformaba con que Gerard pasara tiempo con él y las cosas materiales en realidad no le importaban tanto, mientras tuviera a su Gee con él todo era perfecto. Parecía que por fin su sueño se estaba cumpliendo, su hermano era feliz y él tenia a esa persona especial que se había convertido en su motivo para vivir. Noviembre había pasado en un abrir y cerrar de ojos y ahora solo faltaban dos semanas para navidad, Jersey estaba cubierta de nieve y las pequeñas luces de colores y los adornos navideños inundaban las casas de la ciudad dándole ese ambiente de fiesta y alegría.

Gerard miraba a través del escaparate una guitarra marca Gibson en color blanco, ya llevaba medio día buscando el regalo perfecto para Frank pero no había tenido mucha suerte, nada le parecía lo suficientemente bueno y ya comenzaba a fastidiarse. Él sin duda se merecía lo mejor pero sabía que si le compraba todo lo que tenía en mente podría agobiarlo y eso era lo que menos quería, en cuanto Frank apareció en su mente los recuerdos de la noche anterior lo inundaron, recordó como le había hecho el amor dos veces seguidas y como el castaño le repetía en su oído una y otra vez entre gemidos cuanto lo amaba, pero eso solo sirvió para que se sintiera aún mas frustrado al no poder encontrar el regalo perfecto, estaba a punto de darse por vencido por lo menos durante ese día cuando su teléfono sonó, lo sacó de su bolsillo y vio que quien llamaba era Bob así que no dudó en contestar.

-¿Que sucede Bob?- preguntó.

-¿Estad ocupado Gee? Necesito tu ayuda para algo.

-Estaba de compras pero ya he terminado por hoy ¿que sucede?

-¿Donde estás?- le preguntó Bob.

-En la tienda de Guitarras Gibson, la de la calle 15.

-Entonces te veo en la cafetería del centro comercial, aquí te explicaré todo- le respondió Bob y colgó.

Gerard guardó su teléfono celular y caminó las pocas cuadras hasta llegar al centro comercial, entró en la cafetería y divisó a Bob a lo lejos tomando un café, se acercó y tomó asiento enfrente de él viéndolo con curiosidad.

-¿Que pasa?- le preguntó sin poder aguantar más.

-Mierda, es que no sé como decírtelo.

El Trato (frerard)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora