18

777 88 16
                                    

El buen estado de ánimo de Frank no se podía comparar con nada, una sonrisa se había instalado permanentemente en su rostro desde hace días. Faltaba solo un día para navidad y el ya tenía el regalo perfecto para Gerard, a pesar de que había tenido que utilizar la mitad del dinero que había ahorrado durante toda su vida eso no le importó y en cuanto tuvo la oportunidad habló con Travis para que lo llevara al centro comercial a escondidas de todos. Al principio no había sido sencillo pero después de buscar un buen rato encontró una tienda donde hacían objetos personalizados de calidad y ahí le había mandado a hacer a Gerard un hermoso maletín de cuero con sus iniciales grabadas en el.

Sin embargo había algo que no le había gustado y es que a mitad de la semana Gerard recibió una llamada de un tal Ray diciéndole que había problemas en un caso en las oficinas de Nueva York así que sin pensárselo dos veces el pelinegro tomó un vuelo de urgencia para llegar a la gran manzana lo más pronto posible. Esa misma noche le llamó a Frank por teléfono y le dijo que volvería el día de noche buena en la mañana y así poder estar todos juntos para la cena. Aunque el tatuado sabía que Gee siempre cumplía sus promesas se sintió algo mal pues de nuevo estaría solo en esa casa tan grandisima y sin nada que hacer pero aún así vio el lado positivo de todo eso y aprovechó para hacer las compras de los regalos de Navidad.

Frank soltó un suspiro y abrió la puerta de la oficina de Gerard, había dudado al principio sobre si entrar o no pues Gee no se encontraba y no le gustaba que entraran a su oficina en su ausencia pero Frank necesitaba algo de cinta adhesiva para poder envolver el regalo así que se adentro en la habitación. Las cosas estaban tan ordenadas como siempre y aunque sintió curiosidad por todo lo que había ahí solo pasó su vista por la habitación buscando la cinta y la vio arriba de uno de los estantes que estaba lleno de discos de vinilo y algunos comics. Frank se acercó y aunque se estiró todo lo que pudo para alcanzar la cinta sus brazos eran demasiado cortos y su baja estatura no ayudó en nada así que se rindió y optó por tomar la única silla que estaba detrás del escritorio.

-¿Que hace la jodida cinta en un lugar tan alto?- murmuró para si mismo mientras acercaba la silla hacia el estante y se subía en ella.

Junto al rollo de cinta había una caja de cartón que pensó estaba pesada, Frank la empujó hacia un lado pero lo hizo con demasiada fuerza lo que provocó que cayera al piso, un montón de documentos volaron desde adentro de la caja y cayeron por todo el lugar. El tatuado bajó de un salto de la silla y se apresuró a recoger todos los papeles que habían caído metiéndolos de nuevo en la caja, cuando se agachó para levantar el último una carpeta amarilla llamó su atención, todavía había algunos papeles dentro de ella pero una fotografía asomaba por una esquina y no le hubiera prestado atención si no fuera porque en lo poco que se veía de la fotografía estaba un brazo y no solo un brazo, era su brazo. Se acercó y jaló el pedazo de papel revelando que efectivamente era él, la foto se la habían tomado afuera del instituto, tenía puesta una vieja camiseta de los Rolling Stones y su cabello estaba algo mas corto que ahora. Frank fruncio el ceño mientras observaba el papel y miles de preguntas inundaron su mente ¿por qué Gerard tenía una fotografía de él? Era la mas importante y lo peor de todo es que parecía ser de algunos meses atrás cuando ni siquiera se conocían. Sin importarle en lo las mínimo tomó la carpeta y la abrió revelando algunas fotografías más, todas eran de él, en el instituto, junto a Bert, entrando a su casa, afuera del cine que se encontraba a unas calles de su antiguo hogar y la última lo mostraba sentado en una banca de un parque. También había una copia de un cheque a nombre de su padre por la cantidad de un millón de dolares y si lo demás lo había sorprendido eso sin duda lo dejó en shock.

Salió de su trance y terminó de meter todos los papeles en la caja menos la carpeta amarilla, con cuidado la volvió a subir en el estante y después de acomodar la silla de nuevo en su lugar tomó la carpeta y salió de la oficina cerrando bien la puerta. Con paso apresurado bajó las escaleras hasta el primer piso y sin molestarse en ponerse una chaqueta para protegerse del frío salió de la casa y corrió la poca distancia hasta llegar a la casa de su cuñado, después de todo si alguien podía saber algo acerca de esas fotos ese era Michael.

El Trato (frerard)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora