VII

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El último día en mi ciudad la pasé de lo mejor, junto a Camila visitamos el parque de diversiones y ahí estaban todos mis amigos esperándome para mi fiesta sorpresa de despedida.
Estuve sorprendido de ver que todas esas personas tomaron el tiempo de despedirse, y hacer tantos decorativos.
Nos subimos a la montaña rusa y la pasé de lo mejor. Todos mis amigos me leyeron palabras sobre nuestra amistad, cuánto me extrañarán, y por supuesto, deseándome suerte en la nueva ciudad.
Siguió Camila, con su preciosa voz leyó un escrito que sacó del bolsillo. A las cinco palabras no podía parar sus lágrimas, entonces improvisó su discurso.
-Nunca imaginé que el chico lindo del salón alguna vez llegara a ser algo tan especial como lo es ahora. Todos esos momentos que pasé contigo son y serán de lo mejor. Sé que te veré en unos días pero... -secándose una lágrima, siguió- serán eternos para mí.
Cuando terminó la abracé y le sequé sus lágrimas, le di un beso y todos gritaron para sonrojarnos.

Llegamos al aeropuerto; al momento de dar nuestro último beso Camila y yo, a ella le salió una lágrima.
-Te extrañaré Diego. –me dijo-
-Yo te echaré de menos cada día Cam.
-Te amo.
-Te amo más.
Tomé mis maletas y fui a mi avión, siempre volteaba hacia atrás para ver los ojos de Camila, se veían hermosos como siempre; todo el tiempo la despedía con mi mano desde lo lejos, no quería dejarla ir.

Diario de un apasionadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora