Seun
-Esto... señor... -una jóven doncella abre la puerta de mi habitación-...quiero decir, Alteza. -me mira y baja la cabeza, intimidada-. Siento interrumpirle, pero la Reina Eilyn reclama su presencia... inmediatamente -Asiento y ella sale inmediatamente de la estancia. Me siento en el borde de mi cama. Solo hay dos ocasiones en las que madre me llama para hablar a solas. Y estoy completamente seguro que hoy no es el cumpleaños de mi padre.
Entro en una pequeña sala de estar que hay en la tercera planta. Mi madre esta vuelta de espaldas con la mirada fija en la ventana. Se da la vuelta y me indica que me siente.
-Seun.
-Madre. -respondo.
-Como ya sabrás, en menos de tres semanas se celebran...
-Los juegos -digo tanjante.
-Exacto. Y como bien sabes, ya tienes dieciséis años. Dentro de muy poco tiempo, serás coronado como el nuevo Rey de Etied -esta última frase la pronuncia con una leve sonrisa en el rostro.
-Lo sé, madre.
-El caso es que... -se revuelve, incómoda, en la silla.- Ya va siendo hora de que el pueblo te conozca. Y tu padre y yo creemos que la mejor forma de hacerlo es... en los juegos. -la miro seriamente, pensando que bromea. Pero no, la Reina nunca bromea.
-¡¿Pretendes que participe en semejante...?!
-No -se soprende de mi reacción. Al parecer yo no había captado bien el mensaje-. Lo que queremos que hagas es supervisarlos, anunciar los ganadores...
-Pero, ma-
-Cariño -me acaricia la cara suavemente. Una de los pocas muestras de afecto que hace.- Escucha. Estamos en tiempos complicados. Últimamente esta habiendo mucho revuelo en Etied. Gente que desprestigia a la Corona. Incluso están llegando a pensar que tenemos miedo, miedo de ellos. -dice con un tono de voz muy pausado- Por eso es tan importante que vayas. Para dar una imagen de seguridad y estabilidad en Palacio. Para recordarles quiénes están verdaderamente al mando. -Asiento despacio mientras ella se levanta.- Nos vemos en la cena, cariño... Ah, por cierto. Matthew está aclarando unos asuntos en un barrio de Leste. Mañana va a venir una chica a pedir un aplazamiento de la deuda de su familia.
-¿Qué debo decirle?
-Que no, por supuesto.
**
-Hum.-Murmuro. La chica de los harapos me estaba pidiendo que aplazara su deuda hasta los juegos. Parecía convencida, casi segura, de que podía quedar en los primero puestos. Madre me había dejado bastante claro que debía decirle que no, pero, y si...-Te ofrezco un trato mejor. Pero antes, ¿aceptas?
-Hasta no oírlo, no aceptaré- replica de una manera bastante insolente.
-¿Te atreves a darme órdenes? -Esta chiquilla empezaba a tocarme las narices. Intento calmarme y prosigo.- Está bien; si obtienes la mayor puntuación, la deuda le será perdonada a tu familia. Pero si no es así, el desahucio procederá a realizarse de forma inmediata. -reprimo una sonrisa de suficiencia mientras espero su reacción.
-Pero, ¿y si quedara entre los primeros? ¿Como la segunda o la tercera?
Niego.
-La primera -repito. Clavo la mirada en el guarda que está justamente detras de ella.- Ya puedes llevártela. ¿Te llamabas...?
-Ayla. -dice fulminandome con la mirada. El guarda se la lleva casi a rastras y yo regreso a mi habitación. Esto va a ser divertido.