Me quité de encima Gerard para que pudiese levantarse y vestirse.
—Quédate ahí —dijo firmemente apuntando hacia mí—. No hagas ni un solo ruido. Intentaré deshacerme de él.
Asentí, y salió de la habitación cerrando lentamente la puerta detrás de él. Pasé una de mis manos por mi cabello, cruzando mis piernas y mirando alrededor del cuarto. Las paredes de este eran negras, las sábanas eran del mismo rojo oscuro que la alfombra de la sala, y había un escritorio en una de las esquinas con un armario en la esquina opuesta. Había dos mesitas de noche, una a cada lado de su cama, ambas blancas con perillas negras. Al parecer, tenía la repentina urgencia de mirar lo que había dentro de ellas, y ver qué clase de cosas raras tenía guardada; sin embargo, no lo hice. Sería una invasión a su privacidad por parte mía. Aunque, el cajón superior de una de las mesas estaba ligeramente abierto, así que como el idiota entrometido que soy, me incliné para asomarme.
¿Cuántos condones son necesarios para un chico?
No pude evitar sonreír. Bueno, supuse que por lo menos no nos faltarían si algo llegase a suceder. Ooh, eso es un pensamiento muy comprometedor. Whoops.
Di un pequeño salto en cuanto escuché dos voces elevándose para casi gritarse la una contra la otra. Así que cerré el cajón de nuevo y me puse de pie para caminar de puntillas hasta la puerta; cuando llegué la abrí lo menos posible... En verdad que hice un gran trabajo, ya que escuché el sonido de una cachetada, y seguido de unos segundos de silencio.
—Vete —dijo Gerard en voz baja, a lo que pude escuchar.
La puerta delantera fue azotada, y me apuré a bajar las escaleras, pero con la necesidad de ver si Gerard estaba bien. Él estaba parado en la cocina, me estaba dando la espalda, y tenía las palmas de sus manos en contra del mostrador de la cocina.
—¿Gee? ¿Estás bien? —pregunté.
—Estoy bien —respondió secamente.
—E-escuché que alguien recibió una bofetada, ¿quién fue?
—Fui yo. Y creo que deberías de irte.
—Pero...
Se dio la media vuelta, y cuando lo hizo pude notar que en su cara había una larga y roja marca de una mano.
—¿Por qué carajos te importa? ¡Eres sólo un niño! ¡Ni siquiera deberías de estar aquí! Ve a andar de puta con otra persona, ya que parece que sólo eres bueno para eso!
—Está bien, pero, no vengas conmigo cuando quieras tener sexo. Encuéntrate a otro estudiante que te quiera chupar la polla.
Tomé mi mochila y salí de la casa azotando la puerta lo más fuerte que pude en cuando di un paso afuera de esta. Soporté las ganas que tenía de llorar, sabiendo que llorar sólo haría que me sintiera débil. Hasta me haría sentir mucho peor de lo que ya me sentía.
Él había dicho eso que había estado pensando por semanas. Meses. No, años. Prácticamente me llamó una puta, y para que él dijera eso, quiere decir que debe de tener un poco de razón. Debo de ser la peor puta de todas, porque, era virgen. Bueno, el sexo no constituye a lo que es una puta, ¿no?
Como sea. Seguía siendo una puta. Y todo mundo lo cree.
~
Me carcomía por dentro. Porque, cuando un pensamiento degradante hacia mí mismo se manifiesta en mi cabeza, se queda ahí y no se va. Al siguiente día me la pasé en una nube de auto-compasión hacia mi mismo, no le hablaba a nadie, y creo que los chicos con los que me junto lo podían notar, ya que Brendon se me acercó cuando salimos de la escuela.
ESTÁS LEYENDO
Tell Me I'm A Bad Man (Traducción-Español)
FanfictionFrank siempre ha sido el chico callado. Se metía en peleas en las que no debía de estar, frecuentemente no hacía su tarea y tenía un hábito de llegar tarde a clase. Sin embargo, seguía siendo el chico callado. Aún así los profesores le tomaron cari...