-Capítulo 2-

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El hombre de ojos mecánicos y tenebrosos, estaba acercándose a la chica de cabello rubio lentamente, enfadado cual león a punto de entrar en un coliseo para pelear, y loco cual psicópata apresado a su siguiente víctima. Ese loco exclamó alegremente:

-Te toca a ti pelos de oro.

La chica sin mostrar resistencia, cerró los ojos azules como el cielo más claro tapados con una leve capa de blanco cristalizado, y, escuchando los pasos del viejo con locura acercándose, cogió una tubería la cual se veía vieja, larga y con pequeños agujeros, además estaba oxidada y a saber que pasaba por ahí, que, en un par de segundos, le clavó ese trozo en la barriga delgada del hombre y ese, mostrando el dolor, le intentó devolver el golpe, pero no pudo. La chica de pelos de oro, se desató y me salvó a mi de una muerte lenta y dolorosa.
El cabello de la chica volaba al correr, y yo, con las piernas casi rotas mientras se veían heridas y hasta algún hueso, intenté correr como pude. Los locos nos pisaban los talones. Corría como pude, o bien como mis piernas me permitían hasta que ya a no veía la chica, y me arrepentí de seguirla.
De repente algo tocó mi brazo, parecía una mano enorme, putrida e vieja. Me giré. Era un hombre de unos 2 metros y sin algunos dientes, sin pelos y con ojos pequeños y vizcos. Ancho de cuerpo y con una sonrisa macabra la cual mostraba los pocos dientes afilados que el tenía. Lo que más me interesó, fue un anillo que, en todo el, había una serpiente muy bien detallada, con los ojos de diamante puro, de un color azulado. El hombre me dió una patada a las piernas ya rotas, y yo me caí muerto del dolor. ¿Será verdad lo que dijo el de la sala verde?¿ No podré escapar de este sitio?

El Aberno De ThanfordDonde viven las historias. Descúbrelo ahora