23. El renacer del sentimiento.

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Tema: Te amo/ Franco de Vita











Tenía esa fuerte necesidad de hacerlo o sentía que moriría. Nos dirigimos al interior de la habitación y al recostarme sobre la puerta ésta se cerró.

Fue el beso más ansioso y lleno de sentimientos que di en mi vida, él no tardó en reaccionar correspondiendo a mi acción y su lengua se encontró rápidamente con la mía dando paso a la voracidad. Sujeté con fuerza su cuello entrelazando mis dedos, Camilo hizo lo mismo en mi cintura con la intención de acercarnos más pero era algo imposible.

Bajé mis manos por su cuello y luego sus hombros guiándolas hacia su pecho donde pude sentir los fuertes latidos de su corazón.

Sabía que debía detenerme, mi visita tenía otro propósito mas mi cuerpo se quemaba y todo mi ser pedía más y más de él. Ya sabía la verdad, todo este tiempo me buscó y me ama tanto como yo a él así que víctima de sus labios, que pasaron a jugar sobre mi cuello, me dejé llevar entregándome al deseo y guiada por esa pasión que sólo a su lado se me enciende.

Ya habría tiempo para hablar.

Como tantas otras veces nos perdimos en un mar de pasión enredados entre las sábanas. Cada centímetro de mi piel seguía reconociendo su cuerpo y la química era la de antes, la de ahora, la que seria siempre. No fui consiente de todo lo que necesitaba de sus besos, de su mirada, de sus caricias, de todo el hasta este momento. Claro que nunca lo olvide pero es como si todo el amor que siento hubiera estado guardado en el fondo de un baúl todo este tiempo y ahora salió por fin a la luz para ser, para revivir, para quedarse y ya nunca marcharse.

Volver a sentirlo en mi interior fue una de las experiencias mas maravillosas y sublimes, la memoria que posee la anatomía fue nuestro mejor aliado que, mezclándose con el amor, hicieron un excelente trabajo. Llegamos al punto máximo de placer dejándome llenar por completo. Aun con nuestras respiraciones agitadas unimos nuestras frentes mirándonos fijamente a los ojos. Luego de un rato, fue Camilo quien hablo.

—Adela. No te haces idea de la falta que me hiciste todo este tiempo. Te lloré día noche, te invocaba a cada instante, me torturaba pensando en que algo malo te hubiera pasado a ti o a nuestro bebé y te juro que nunca me lo hubiera perdonado. Han pasado quince meses y en este tiempo solo he sido capaz de necesitarte y amarte cada día más mi estrella. Sé que tienes muchas preguntas y dudas y estoy dispuesto a responderlas todas cuando tu lo decidas.

Me senté en la cama colocándome la ropa interior y mi blusa, el hizo lo mismo y nos sentamos en unos sofás negros que había cerca de un gran ventanal con vista a la ciudad vecina que ya estaba iluminada por los faroles y la luna que ya casi había asomado por completo para darle paso a la noche.

—Vamos por orden. Lo primero que quiero, necesito saber, es lo de tu sociedad con Benjamín. Margot me dijo que eras dueño del lugar y luego Benja me lo confirmó. También me contó que te acostabas con todas. Necesito que me lo expliques.

—Bien, cuando Benja y yo nos conocimos fue realmente divertido. Él era diferente a todos esos amigos que tenía simplemente porque él no era de esas familias bien donde solo importa el <<que dirán>>. Hacíamos cosas que no podía hacer con los demás ya que siempre fui un poco...bueno, bastante rebelde. Un día me habló de que quería poner un club nocturno pero no tenía el capital, yo tenía mucho ahorrado de lo que mi padre me daba mensualmente porque por más que salía mucho nunca fui de derrochar, sí me tomaba alguna que otra cerveza pero nada más, lejos de ser como Cristóbal que todo lo gastaba en fiestas y mujeres y Clara que vivía en peluquerías, spa y esas cosas yo siempre tuve mis ahorros. La guerra con mi madre data desde tiempos memorables y tomé la idea de Benjamín como una posibilidad para vengarme por todas las veces que me prohibía hacer las cosas que me gustaba porque la diferencia entre mi hermano y yo es que él todo lo hacía a escondidas y fingía ser un hijo perfecto, pero yo no. Yo la enfrentaba y eso siempre la sacó de quicio.

En La Piel De Adela. ©[Editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora