9. Oasis

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Tema: Pensando en você/ By Paulinho Moska





Los siguientes días pasaron demasiado lento para mi gusto. Eran sólo tres, pero yo sentía como si fueran cien. Ya era una necesidad verlo, sentirlo, besarlo...este hombre ha revolucionado mi interior. Sé que es una completa locura, sé que lo vi sólo dos veces y ni siquiera se su nombre. Soy consciente de que mi vida es una mierda y lo más probable es esto se vaya por un tubo en menos de lo que canta un gallo  pero he decidido dejarme llevar y que pase lo que tenga que pasar. Al menos sentiría un poco de felicidad durante el tiempo que durara.

El martes llegué al club mucho más temprano de lo habitual, estaba ansiosa y nerviosa como una quinceañera enamorada.

Benjamín me pidió que fuera a su oficina, cosa que me pareció extraña. ¿Se habría enterado lo de la entrevista de trabajo? Más asustada que preocupada fui hasta allí y me esperaba con una enorme sonrisa que me alivió.

—Hoy no trabajarás —soltó así sin más.

—¿Perdón? —pregunté sorprendida

—Lo que oíste. Sabes que no me gusta repetir las cosas —sí, lo sabía.

—¿Pero porqué?

—Saldrás con mi amigo <<Oasis>>— dijo haciendo comillas y soltó una carcajada.

—¿Salir a dónde? No entiendo.

—No lo sé Adela, sólo me lo pidió y yo accedí porque me pagó lo que le pedí.

—No entiendo nada —estaba muy confundida.

—¡Tampoco yo mi vida! Pero creeme que mientras deje el dinero el resto poco me importa. Así que mueve ese hermoso culo que tienes y arreglate, ¡vamos!

Muy contrariada salí de allí y me dirigí a los camarines. Casi infarto al darme cuenta de de tres cosas:
1. No sabía donde me llevaría.
2. No tenía nada de ropa descente en el club.
3. ¡Él saldría conmigo!

Llamé a Dany y le pedí ayuda, en menos de 40 minutos estaba allí.
Me llevó un hermoso vestido azul sin mangas, era sensual y recatado a la vez, la cintura y el busto se me marcaban pero la falda era amplia y me llegaba justo encima de las rodillas, zapatos de tacón rojos y un pequeño bolso. Todo era perfecto. Me ayudó a maquillarme emocionada mientras hablaba sin parar imaginando cientos de situaciones y lugares a donde me llevaría. Yo sólo reía ante sus ocurrencias, esta chica es única.

Cuando estuve lista Dany se marchó a trabajar deseandome suerte y yo me marché a mi habitación a esperar que mi Oasis llegara. Me recosté en el sofá donde habíamos estado hacía pocos días, tomé el pañuelo que olvidó y aspiré su perfume por milésima vez. Olía a menta fresca, sencillamente embriagante.

—¿Y esto? — me pregunté a mi misma. Tantas veces con ese pañuelo entre mis manos y hasta ahora me percataba de que lleva sus iniciales. C.A.G. Quedé viéndolas por un rato como si eso me fuera a ayudar a adivinar su nombre, millones de variantes rondaban en mi cabeza. ¿Deberían sonarme familiares? Un escalofrío recorrió mi espalda tras recordar esa parte de nuestra conversación, ambos tenemos esa sensación de que nos conocemos.

No se exactamente cuanto tiempo pasó hasta que golpearon mi puerta. Abrí. Era el, mi Oasis. Tan hermoso, tan perfecto, tan mío. Nos sonreímos como tontos.

—Estás tan....perfecta.

—Gracias. Tu también —nuestras miradas no se apartaban.

—¿Lista?

En La Piel De Adela. ©[Editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora