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Las primeras puertas hacia el segundo pasillo a la derecha ya estaban rodeadas de gente. ¿Es qué llegaban tarde? Josy observó su reloj de mano. No era tarde, claro que no, pero el caminar con tantas botellas encima la hacían caminar más lento.

En cuanto ingresaron al ala B, aparecieron mágicamente en un universo paralelo. Josy se sintió alegre al oír un remix de una vieja canción de The Police. No obstante, no le hubiera molestado que pasaran alguna de Taylor Swift.

Luego de un par de minutos, bastó para que se sintiera enferma. Había perdido a James de vista. Ese bastardo debía estar en otro universo incluso paralelo a ese. Es que bebía como si no hubiera un mañana.

Había un levantamiento incontrolable de gente y era casi imposible moverse. Josy se preguntó si el decano estaría consciente de la clase de cosas que uno era capaz de hacer un viernes por la noche. Vio a Katia a lo lejos. Al igual que muchos otros, también estaba en alguna otra galaxia, viajando entre un montón de copas de Jack Daniels.

-No estoy hecha para las fiestas.

-Oh, vamos, esto se ve bueno.-Gritó Kim entre la insoportable música. Es que aquello era incluso peor que la tortura de rap que oía James en el Ka.

Se acomodaron las tres en un borde del ala, por aquel rincón en el que solo había un par de borrachos tiesos en el suelo, con varias botellas de Frizee a sus alrededores.

Bailaron y bebieron un buen rato. Dustin consideraba que había un atractivo afrodisíaco en cada uno de los tardos de la hermandad de Ingeniería civil. Para Josy eran solo unos idiotas, y lo comprobó al verlos lucirse sobre los escritorios bailando como retrasados mentales.

-¡Por Dios! ¡John Ralph es ardiente!-Gritó Dustin con la mirada perdida y un segundo después enarboló un vaso de tequila por su garganta, acto seguido de un gesto extraño que hizo frunciendo los labios. Es que ella aún no estaba en otro universo, pero pronto lo estaría. Kim rió y la señaló como si hubiera visto algo realmente interesante o sobrenatural.

La mirada de Josephine también estaba imprecisa mientras seguía zarandeándose al ritmo de la música. Su mente estaba un poco equívoca por el alcohol y a pesar de bailar con turbación y potencial, sus piernas se sentían de goma.

-¿Bebemos algo más?-Dexter apareció de repente, chilló sobre la música y tomó la cintura de Josy intentando sobrepasar el sonido de los parlantes. -¡Aún quedan Grappas y aquella cerveza alemana que tanto les gusta!-Se dirigió a Dustin y esta soltó un grito exagerado. El teatro. El Karma de Josy.

-¡Bamberg! ¡Vale la pena!-Dustin guiñó un ojo y se prendió de él.

Josy entrecerró los ojos y tambaleó un poco cuando se volteó hacia su amigo. Puso las manos torpemente sobre sus hombros.

-Oh si, por supuesto que tomaré.-Rió entre dientes y apoyó la cabeza sobre su pecho sudoroso.- Y luego el vómito te lo regalaré a ti.-Los tres estallaron en risas histéricas.

-¡Qué va! Si solo has tomado dos chupitos y una Beamish. ¿Qué pasa Josy?-Dexter se burló de ella, siendo que perennemente desde siempre le había parecido patética al no poder soportar el alcohol.

De repente a pesar de su incontrolable mareo y malestar vio pasar algo, o más bien a alguien. Se detuvo en seco y alargó el cuello para asegurarse de que sus sentidos no la engañaban. Normalmente él subrayaría entre la multitud por la destacable altura, pero en aquella manía de saltos y brazos al aire se hacía casi imposible reconocerlo, sin tener en cuenta la poca luz que había. Sintió de repente un revoltijo en el estómago y ganas de vomitar. Corrió la mirada para intentar pensar en otra cosa, pero cuando giró la cabeza nuevamente, allí estaba Bastian Hamill.

-Bastian está aquí.-Le tomó el hombro a Kim y esta se tambaleó, casi haciendo que ambas quedaran en el suelo.

-Hola Josy.-Ambas se giraron con pánico cuando oyeron una voz masculina pegada a sus espaldas.

Dos minutos antes, tan solo a unos metros.

-¿Qué mierda?-Entrecerró los ojos y puso una mano sobre la frente, como si fuera una visera ocultándose del sol. -¡Está transándose a un travesti!

Bastian rió exageradamente y le golpeó el hombro. -¡Es una mujer, James! Estudia conmigo.

-Rayos...-Se tomó la cabeza. La jaqueca era simplemente insoportable, pero no le prohibió ver lo que veía. Allí estaba Josy. Estaba tan linda como siempre. Tan femenina y pequeña. Sonrió y tomó su teléfono para mandar un texto.

-¿A quién le escribes?-Preguntó Bastian antes de enarbolar la cerveza alemana.

-A nadie. ¿Has visto a Lucio? Dame un poco.-La cara de confusión de Bastian fue extrema pero no se negó cuando James le arrancó el vaso de la mano y lo bebió casi todo. -Daggg, ¿Qué carajo es esto?-Hizo un mínimo esfuerzo y escupió a su costado, casi rozándole los tacos a alguna señorita de mal genio que lo insultó hasta desparecer en el baño.

-James, ten cuidado. ¡Eres muy mal educado!-Bastian lo tomó por los hombros y lo corrió hacia un costado. Eran simplemente muy diferentes. Por lo general, a Bastian no le gustaba esa clase de personas, las que hacían lo que querían sin importar nada. Él era considerado. Pero por alguna razón, James lo cautivaba en sobremanera.

Él rió tras oír eso.-Es que me haces acordar a alguien.-Pensó en los pequeños regaños de Josy. Claro. Josy, lo había olvidado. Para cuando giró hacia su costado, vio lo que esperaba. Nikko hablaba con ella. El texto le había llegado.

La cara de Josy no era ni de asco, ni de simpatía, ni de odio. Sino de confusión. Conocía a Nikko por haber estado siempre con James, como compañero de habitación, pero jamás se hubiera imaginado que le hablaría. Allí estaba, tirándole un sinfín de piropos.

-Oh, carajo.-James se tomó la frente, mostrándose preocupado. Bastian siguió a su mirada. Veía a la chica castaña hablando con otro tipo.

-¿Qué pasa?

-Es que...agh, ese tipo.-Señaló a Nikko.-La menuda morocha que está allí parada es mi mejor amiga, como mi hermana, y ese idiota que le habla es, pues...nadie. Solo un imbécil que no la deja en paz.

Bastian observó un momento la escena mientras tomaba su Bamberg.

-Deberías intervenir. Ese tío se le tirará en cualquier momento.

-¡Es lo que haría! Pero rayos, allí está Katia. Está sola. Es el momento perfecto para hablar con ella.

-¿Dónde?-Bastian buscó con la mirada. Katia no estaba allí, pero él estiraba su cuello de jirafa de todos modos. La gente brincaba descontrolada al ritmo de David Guetta.

-¡Ya!-James lo detuvo, tomándole los hombros. -¿Me harías un enorme favor?

-Bueno, eh...-Se encogió de hombros.-Claro.

El imán y la limaduraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora