El suelo chorreaba sangre. Ni Katia ni alguna otra de las personas pertenecientes a la residencia estaban presentes. Las paredes brotaban. Un par de tipos ebrios gritaban, pero allí estaban, quietos contra la pared implorando más pleitos. Un par de expectantes más chismoseaban sobre lo terrible que había sido la pelea, pero, como muchos otros, tampoco hacían nada.
-Quédate aquí...-Le murmuró a Josy cuando vio el desastre. Corrió a toda velocidad para ayudar a Bobby, que sostenía a Kentin por la espalda para alejarlo de Bastian. Estaba hecha una furia.
-Hijo de...puta.-Dexter se acercó a él e intentó levantarlo, pero Bastian no podía consigo mismo. La nariz le sangraba a chorros. La gente no hacía más que mirar. –Vas a pagarla.
-¡Púdrete imbécil!-Chilló Kentin al tiempo que Bobby lo sacaba del lugar.
-¡Mira lo que has logrado por tu estúpido plan!-Josy abrió los brazos en el aire y suspiró enojada. James la empujó con el hombro y se encimó a Nikko, que permanecía sentado junto a Catrina en uno de los bancos.
-Lo siento viejo, no ha salido como esperábamos.-Le golpeó la espalda y tosió, escupiendo un poco de sangre.
-Tranquilo, tú descansa. Traeré el Ka más cerca de la residencia, así no tienes que caminar.-No le importó tener a Josy gritándole a su espalda. Lo cierto es que ni siquiera oía lo que ella le decía. De lo único de lo que se percataba era que estaba plenamente furiosa.
-No te preocupes, estaré bien.-Le indicó con los ojos a Catrina, que le hacía masajes en el brazo golpeado. James sonrió y se levantó del suelo. Sabía lo que eso significaba para él.
Echó a caminar por el lío de gente con las manos metidas dentro de los jeans y silbando, como si nada estuviera pasando. Se sentía fatal, pero él nunca solía demostrarlo. Aquello no era lo suyo. Pensó en Nikko. En Katia. Bajó las escaleras y salió al aire libre.
Al fin. Aire libre.
Aspiró un poco de naturaleza y caminó con precaución por el laberinto de autos estacionados. ¿Dónde estaba el Ka? Ah sí. Lado equivocado. Se dio vuelta y se encontró con la mirada expectante mirada de Josephine.
Los brazos cruzados por encima de sus pechos, y una mala cara de pocos amigos. James bajó los ojos. Ni siquiera podía encontrarse con los de ella.
-¿Se puede saber en qué mierda estabas pensando?-Un silencio vacío. Tan solo un montón de gritos lejanos provenientes de la residencia.
-En no volver a verte por un buen tiempo, porque lo único que quiero hacer es golpearte. Por eso me fui-Respondió en paz. Tenía aún las manos en los bolsillos, y como había admitido, no podía mirarla a los ojos.
-No me refería a por qué te fuiste. Me refería al brillante plan.
-¿Qué tiene de malo?-Preguntó sarcástico.
¿DISCULPA? ¿HAS DICHO ESO EN SERIO?-El grito fue exagerado. De haber sido James quien lo hubiera dado, ella ya hubiera estado retándolo por su acto teatrero de siempre.
-Púdrete, Josy. No quiero que lo entiendas.-Le pasó por al lado y caminó tambaleando y como pudo hasta el Ka. Otra vez la tenía a su espalda gritándole. Una vez más la ignoró.
Al ver el auto sacó las llaves y las puso en el rabillo. La alarma sonó y la puerta se abrió. James se sentó en el asiento y se colocó el cinto. Cuando miró a un costado, Josy estaba abriendo la puerta y subiéndose a su lado.
-¿Puedes dejar de ignorarme?
-¡Josy, joder, bájate del puto auto!-Le chilló señalando hacia afuera.
-¡¿Qué ha pasado allá adentro?!
-¡Lo hice por ti al final, Josy! ¡He hecho lo que me pediste! Fue todo para que hablaras con el idiota de Bastian, que ha actuado como el culo, por cierto.
-¡Fue Kentin quien empezó todo!
James rodó los ojos. -¡Una vez más, has elegido para el culo! ¡Bájate! ¿Has pensado que yo quería esto? Le han roto el tabique a mi mejor amigo. Katia no quiere volver a verme, y encima tengo a este dolor de culo al lado mío que no deja de torturarme.-Colocó la llave en la caja y el Ka se puso en marcha.-De nada, por cierto.
-¿Y cuál fue tu brillante idea? ¿Ah?
James bufó golpeando el volante.-Le pedí a Nikko que te persiguiera para luego decirle a Bastian que te aleje de él. Lo he hecho por ti, porque me lo pediste, y lo único que has hecho ha sido gritar como una loca.
-¡ES QUE ME VUELVES LOCA, POR EL AMOR DE DIOS! ¡ERES INCREÍBLE!
-No te enojes conmigo. He perdido a Katia y le han roto el tabique a Nikko por querer ayudarte, así que no te enojes conmigo.
-¡No estoy enojada!
-¡Estás gritándome! ¡Después de lo que he hecho!
Josy no dijo nada. El plan de James claramente había sido pésimo, pero la intención de él siempre estuvo presente. James siempre estaba presente para ella. Nunca le había fallado. La había hecho rabiar miles de veces, con miles de distintas cosas, pero jamás la había hecho llorar, jamás le había prometido algo que no cumpliría, jamás la había decepcionado, jamás la había lastimado.
De repente sintió un nudo en el estómago. Se cuestionó por qué estaba allí con James, siendo el caso que estaba tan furiosa, y no junto a Bastian, que había quedado sangrando solo para salvarla a ella de un plan erróneo.
-James...-Murmuró.
Él negó con la cabeza.-Ahora bájate del auto y vete. Ya me he peleado con mucha gente por tu culpa hoy.
Ella bajó la mirada, apenada. Katia debía estar destruida. Al igual que él. Lo volvió a mirar. Tenía la vista fija al frente. El campus estaba completamente vacío en la noche de otoño. Los árboles se movían apenas por una brisa leve, y por las veredas, tan solo circulaban las hojas danzando en el aire.
Pocas veces lo había visto tan serio. Pocas veces lo había visto enojado. ¿Enojado con sí mismo u odiándola? Josy era una histérica y él era imposible.
-James...-Volvió a nombrarlo. Sus enormes ojos azules viajaron hacia ella. Eran brillantes y hermosos. A Josy siempre le habían gustado, porque siempre supo que expresaban sinceridad.
-¿Qué pasa, Josy?-Dijo, casi en un susurro.
Tragó saliva. -¿Puedes poner la lista de Taylor Swift que hiciste para mí?
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El imán y la limadura
General Fiction-No me toques.-Se abrazó a sí misma de nuevo, echándose hacia un costado y logrando que la mano de James quedara en el aire. Sonrió de nuevo, y una vez más, colocó la palma sobre la escuálida pierna de Josy. -¡Basta, te he dicho que no me toques con...