Cap. 33

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Percy


No podía creer lo que estaba viendo, que hace ella aquí, como va a saber de este mundo!

-Quien es ella? Y porque está aquí? –pregunto Zeus-.

Me volví a girar donde estaba Hera, estaba esperando una respuesta, pero no teníamos tiempo, las tropas enemigas estaban demasiado cerca, y podía ver nuestras líneas defensivas retroceder.

-Nosotros ya nos unimos a la fiesta debemos hablar con Hera, sobre su "elemento sorpresa" –anuncio Zeus-. Defiendan bien, ya volvemos.

Vi como todos los dioses se volvieron a meter en la tienda de campaña de las seguidoras de Artemisa, agarre a ContraCorriente y corrí a ayudar a mis amigos, Jason estaba al lado mío, Reyna estaba atrás ayudándonos con su poder, sentí desde lo más profundo de mi ser, que me nacían ganas de pelear, de destrozar, pero lo mejor eran las ganas de ganar que tenía.

Ares destrozaba a todo lo que se le pasara por delante al igual que sus hijos, también podía ver a 2 chicos músculos, vestidos con pantalones vaqueros y camisas negras, me concentre más y pude ver la cara brutal de Deimos, y a su lado su hermano Fobos; los hijos de Ares con Afrodita.

Vi una cantidad infinita de monstruos, me acerque a los hijos de Hefesto, estaban peleando con una docena de perros del infierno.

-Hey bro! Nos vendría bien una mano! –grito Leo hacia mi dirección-.

No dude ni un segundo y me acerque a ellos, pude ver de reojo a Nyssa matar a un perro del infierno con una gran espada, Leo golpeaba a un perro del infierno con su gran martillo.

-Yo soy el puto y sensual amo! –gritaba Leo, mientras se reía como desquiciado-.

-De donde salen tantos perros del inferno! –exclamo Nyssa-.

-Sera que estamos en el infierno? Duh! –conteste-.

-Serás un sesos de algas, así como dice Annie –contesto Leo-.

Dioses Annie! Sentí como toda la fuerza y seguridad que me transmitía Reyna abandonaba mi cuerpo, y solo podía sentir temor, vulnerabilidad, y miedo a perderla.

-Tengo que salvar a Annie –susurre-.

-Que quieres viajar a Miami? –pregunto Leo confundido-.

-Que tengo que salvar a Annie! –grite mientras salía corriendo de ahí-.

Corrí de nuevo hacia la tienda de campaña, sentí algo oprimiéndome el pecho, sé que ella está en peligro, necesito salvarla en este mismo momento.

Cuando estaba a punto de llegar a la tienda de Campaña. Sonó un grito desgarrador en todo el ambiente, yo conocía esa voz, y detrás de ese grito una gran carcajada que hacía que mi piel se erizara.

-Annie! –grite-.

Y la pude ver en brazos de la giganta Periboia; Periboia la apretaba como si quisiera romper cada uno de sus huesos, sentí como el pecho me dolía, estaba golpeada, tenía una gran cortada en la frente, su ropa esta desgarrada.

Al lado de Periboia estaba Aracne, y al otro lado estaba Tártaro, que tenía una sonrisa burlona en la cara, di un paso hacia ellos, pero alguien me toco el hombro.

-Ella estará bien –trato de darme fuerza Atenea-.

Atenea dándome ánimos! Ja ja ja, esto si es el fin del mundo, si no estuviera en la situación en la que estoy, como el buen sesos de algas que soy, me pondría a reír, pero lo único que podía hacer es retener la frustración y las lágrimas que amenazaban en salir.

Siempre Juntos Percabeth: La Batalla del TartaroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora