Cap. 35

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Percy

Estaba en total oscuridad, mis oídos zumbaban, trate de abrir los ojos y aunque lo intente demasiadas veces, no pude; mis piernas dolían, mis brazos dolían, pero lo que más dolía era mi pecho, mi cabeza....Annie.

-Quizás esté muerto –pensé- pero...no debería estar en los Elíseos?. Al menos merezco eso por salvar el Olimpo muchas veces. Aunque... Hades! Debió ser Hades que me mando a los Campos de Asfódelos, donde las almas ni virtuosas ni malvadas iban a dar. Annie debería estar en los Campos Elíseos.

Me sentía vacío por dentro, con ganas de llorar, con ganas de gritar, quería moverme y golpear algo o a alguien, preferiría a alguien, pero eso no importaba ahora porque no podía moverme.

Perdiendo todas las fuerzas que me quedaban, mis ojos se cerraron y me deje llevar por el sueño.

No se cuánto tiempo dormí, la vida de muertos es muy aburrida, aún sigo sin ver nada, aun me sigue doliendo todo, aún sigo acordándome de la muerte de Annie, una y otra vez, no entendí porque dijo, -Debía hacerlo.

¿Porque debía que hacerlo? ¿Por qué lo hizo? Esas preguntas rondaban mi cabeza día y noche, me volvería loco si nadie responde mis preguntas, ¿Por qué lo hizo?

-Calma hijo de Poseidón –dijo alguien en mi cabeza-.

-Quien eres y que quiere? Aun muerto no me dejan en paz! –grite, lo sé, mi humor no era el mejor en este momento-.

La voz se comenzó a reír a carcajadas, y eso me enojo mucho más.

-Muerto! –seguía riéndose- tú no estás muerto, estas dormido, así que deja de ser flojo y levántate –comento dejando la risa de lado y hablando seriamente- deberías saber que algo importante está pasando, importante para ti, además la cama en donde estas parece un rio de lo que babeas.

-Otra guerra? Porque si es así, no quiero! Como que ya tuve suficiente, ya perdí suficiente –murmure, dejando de lado el comentario de que estoy babeando, eso solo lo podía decir Annie.

Aún recuerdo cuando la vi por primera vez, y lo primero que dijo fue –Cuando duermes babeas-.

-Deja de quejarte, y deja de pensar en la hija de Atenea, levántate ahora

-Quien eres tú? –pregunte dudoso-.

-Hypnos el padre de Clovis

-Ah, eres tú, el que dormía en medio de la Batalla, hiciste un gran trabajo! –hable sarcásticamente-.

-No tientes a la suerte, ahora me voy, ya perdí demasiado tiempo contigo

Y se fue, así sin más, quise despertarme, pero no pude, y me puse a pensar en Annie y su cabello como princesa, ondulado y rubio, sus ojos grises como una tormenta y a la vez intimidantes y desafiantes, sus palabras difíciles de entender, y todas las veces que me dijo Sesos de Alga. Si me levanto como sería mi vida sin ella, así que me volví a dormir sin ganas de querer levantarme.

Abrí mis ojos lentamente, mis parpados pesaban y podría decir que pesaban más que el peso del cielo. Pfff hay mucha luz, mis vistas, muevo mi brazo para tapar mi cara de la luz, mi brazo sigue doliendo, lo dejo en mi cara, y trato de acomodarme, Dioses!! Mi pierna duele como el corte de la guadaña de Cronos.

Muevo mi brazo y veo a Nico y Andrómeda dormidos a mi lado cada uno, muevo mi brazo y toco la mano de Andrómeda, esta alza poco a poco la vista, sus ojos están rojos, tiene ojeras y esta....esta babeando! Su cara se ilumina al ver que estoy sonriendo.

-Hola –susurra-.

-Hola

-Espera, tengo que llamar a Will –comenta mientras se para- levanta a Nico, estará feliz de verte.

Siempre Juntos Percabeth: La Batalla del TartaroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora