El Muro

23 2 0
                                    

Esta es la preciosa y triste historia del pequeño Cangrejoso, el cual estaba un dia, sin comerlo ni beberlo en una preciosa plaza, la cual tenia varias calles de salidas, CENTENAS de calles de salidas. Él no sabia donde estaba, ni porque estaba ahi, simplemente estaba, tampoco se lo cuestionó mucho, si no que se limitó a estar alli, aunque no por mucho tiempo, ya que se fue aburriendo rapidamente, todo era de un bonito blanco, tal vez demasiado BLANCO, hasta tal punto que era agobiante, el suelo, las paredes que separaban calle y calle, TODO, aunque lo mas curioso de esta plaza es que habia algo que no era totalmente blanco, en cada calle habia un muro que no se podia saltar, era imposible, ni el mas ingenioso podria saltar esos muros. Cangrejoso agobiado por estar alli decidió salir de la plaza, pero era mas facil pensarlo que hacerlo, ya que habia que destrozar los muros, y Cangrejoso solo tenia su cuerpo para hacerlo, aparentemente los muros eran todos iguales asi que Cangrejoso vio uno y fue a por él rapidamente, lo examinó minuciosamente sin tocarlo, ya que todos los muros aparentemente eran IGUALES al tacto, una vez observado el muro, Cangrejoso se preparó para asestarle un fuerte cabezazo. Le dió al muro, el muro recibió bien el cabezazo, Cangrejoso dolido lloró, lloró mucho, pero no se rindió, siguió dandole al muro creyendo que todos eran iguales y que todos recibirian tan bien sus golpes, él solo queria escapar de allí, era como una necesidad para él aunque escapar no fuese necesario porque el lugar era acogedor y bonito, no, bonito no, PRECIOSO. Cangrejoso pasó mucho tiempo dandole dolorosos cabezazos al muro, hasta que se volvió un acto tan doloroso que pasó del muro, no solo de ese, de TODOS, sentandose así en medio de aquella plaza. Tiempo despues, ya curado de su dolor, tenia dos opciones, o volver contra aquel muro o probar con otro, Cangrejoso probó con otro, hizo el mismo procedimiento, lo examinó, se preparó, y a la hora del cabezazo habrió una gran brecha en el muro, por la cual pudo pasar y vió allí algo que no habia visto antes, COLORES, una gran plaza pintada de un solo color, en este caso el azul marino. Cangrejoso desde ese dia se dió cuenta de que cada muro era diferente, habia algunos mas duros, otros mas faciles de romper, pero todos escondian una plaza repleta de calles y mas muros en aquellas calles. Al salir de aquella plaza de color azul marino, el muro volvió a cerrarse. Cangrejoso probó con mas muros y se dió cuenta de que cada muro era distinto a otros, no habia ninguno igual, algunos incluso al salir se mantenian ABIERTOS. Era algo bastante curioso. Cangrejoso siempre tendra la curiosidad de saber que habia detras de aquellos muros que no pudo atravesar, pero... ¿Qué mas da?

Todos...

Consejos extraños e historiasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora