Decidí hacerle caso por primera vez en mi vida a Will. Llegue a mi casa, mis padres no estaban así que no tuve que responder ningún interrogatorio casi policíaco.
Subí las escaleras y quise darme una ducha. Me bañe rápido y me envolví en una bata. Busque en mi closet algo cómodo para usar. Me puse unos pants, una blusa con la imagen de un gato, las balerinas negras que Zahra me prestó. Seque mi cabello y me hice un moño. Ya no quería traer lentes de contacto así que me los quite y me puse mis lentes normales.
Baje a la cocina para buscar algo de comer. Encontré dos rebanadas de pizza fría. Las coloque en un plato, me serví un poco de soda y me fui a la sala a ver una película de terror.
Ya me encontraba en la parte clímax de la historia. El asesino perseguía a la protagonista por todo el bosque, la lluvia caía a cantaros haciendo que fuera casi imposible ver por dónde iba, ella encontraba una cabaña en medio de la nada y entraba. Se escondía en el lugar más obvio y esperaba a que el psicópata no la encuentre. Y justo en la parte donde caía un rayo y un trueno dejando ver al asesino, la alarma de mi celular sonó a todo volumen. Pegue un grito y las palomitas de maíz que me había hecho después de que la pizza se terminó, salieron volando en el aire. Cuando recupere el aliento, agarré mi celular y me fije en la hora, ocho en punto, hora de ir por mi "esposo".
Apague el televisor, tome las llaves y salí de mi casa. Maneje hasta el campo de futbol. Cuando arribé, ya no había ningún coche en el estacionamiento. Me adentre más y una figura grande se encontraba bajo una farola, al momento de llegar hasta ahí vi que se trataba de Will. Frene y el subió al auto.
—Te dije a las ocho Amberly— fue lo primero que dijo.
—Un ¿hola esposita, es mucho pedir?
—Un, te daré masaje en los pies ¿es mucho pedir? —respondió el.
Puse cara de disgusto. —JAMAS DE LOS JAMASES TOCARIA TUS... PIES— hice un gesto falso de vomitar.
No respondió a mi comentario en cambio me observó. —Ahora si pareces tú.
Me sentí avergonzada. — ¿Tan mal me veía? —pregunte en voz baja.
— ¿Qué? — Pregunto él.
—Am, yo no dije nada —respondí. Y agradecí internamente que él no escuchara mi pregunta.
—Hey, por cierto, tu amorcito logró entrar al equipo.
Me sentí aliviada y emocionada al escuchar las buenas noticias.
—Así o más perfecto. — Suspire.
Él puso los ojos en blanco — solo conduce Amberly. Estoy muy cansado para tener una discusión contigo sobre porque te acuestas con uno de mis nuevos colegas.
Le di la mirada más venenosa que pude. Seguí conduciendo pero ahora en un silencio absoluto. Cuando llegamos a nuestras casas William se encontraba dormido. Parecía tan tranquilo y lleno de paz...
— ¡YA LLEGAMOS WILLIAM! —grite a todo pulmón y toque el claxon.
William brinco en su asiento—.Maldición Amberly— gruño en voz baja.
—Ya llegamos esposito.
—Te veo mañana esposa— balbuceó, bajó del coche y camino como zombi hasta su casa.
Yo igual baje del auto, deje las llaves de Will en la entrada de su puerta y caminé como zombi hasta mi casa.
[...]
—Oye Amber, ¿Dónde quedo tu sexi gemela? —pregunto Adriana en cuanto entre a clases de Biología.
—Está encerrada en el ático y de ahí jamás volverá a salir. —dije en tono siniestro.
—Nah, tú no tienes ático loquita. Y creo que tampoco tienes una gemela. Solo esta Dana y ella se encuentra en la universidad.
Le di con la palma de mi mano en la frente. Ella se sobo el golpe y me dio una mirada desconcertada.
—¿No me has dicho porque estabas ayer en el campo de fútbol? —le pregunte
Ella sonrió nerviosa. —Yo no estuve ayer en ningún campo. —Se puso de pie y trato de huir. La sujete del brazo antes de que lograra escapar.
— ¡¿Adriana?!
— ¿Amber?
— ¡Christopher!— dijo un chico.
Ambas giramos la cara para ver al desconocido que interrumpió nuestra "pelea".
Era uno de los jugadores de futbol, un chico castaño con unos rizos naturales, alto y muy guapo. Lo reconocí porque ya lo había visto con Will.
—Hola Adri—dijo un poco tímido. —Vine a decirte que te veré después del entrenamiento. —Hizo una de esas sonrisas que da a demostrar que estás enamorado. No podía creer lo que estaba sucediendo frente a mí, vi el rostro de amiga que le devolvía una sonrisa de la misma manera.
—Está bien bebé, te veo en la tarde. — Se acercó a él y le dio un beso.
Carraspeé para que notaran mi presencia.
Ambos se forzaron a ver quién los estaba interrumpiendo.
— ¿Quién es él? Adriana -pregunte, aunque ya sabía quién era.
—Oh, yo te conozco. —dijo el en cuanto me reconoció. —Tú eres la esposa de Will. Todos en el equipo creen que eres súper sexy. Excepto yo, yo ya tengo a mi chica. — miro a Adriana.
Ella le sonrió de regreso.
— ¿Y desde cuando son novios? —Pregunte.
—Hace dos meses.
Me sentí un poco traicionada al saber eso
—Felicidades—respondí cortante y me cruce de brazos. Adriana se dio cuenta de mi cambio de actitud.
—Chris, te veré más tarde. —Lo despidió.
—Está bien bebé- le dio un beso y después me miro a mi. —Fue un gusto al fin conocer a la esposa de mi capitán y a la mejor amiga de mi novia, Ya que ninguno de los dos deja de hablar de ti. —Me dio un abrazo y se fue.
Adriana lo vio marcharse y después de que cruzó la puerta su atención se dirigió a mí.
—Amber, yo te puedo explicar...
La corté. —No digas nada Adriana. Eres mi mejor amiga y como que si me siento mal de que tengas novio y no me hayas dicho nada. Pero debes de tener tus razones. Además, sé que Christopher es un buen chico, y te ayudo el hecho de que le hablaste de mí. —Sonreí y le di un abrazo de oso.
Ella me miró preocupada. —Yo te lo iba a decir Amber, pero es que no encontraba la ocasión. Y justo cuando vi mi oportunidad sucedió todo lo de tu boda, y tus problemas maritales.
Suspire. —Está bien amiga. Ya que las cosas se aclararon, dime, ¿Qué es eso de que tú y Will no dejan de hablar de mí?
—Bueno Amber, yo no le dejaba de decir a Chris que tú eres súper genial, buena amiga y súper cool, y Chris me dijo que Will no dejaba de decir que eres malcriada, una snob, fastidiosa y fea.
— ¡¿EL HIZO QUE?!
—Shhhh —dijo Adriana. —No le digas nada a Will o el echará del equipo a mi novio.
Tuve que contener las ganas de gritar así que mordí mi mejilla.
—Está bien, no diré nada. Pero ese bobo de William Evans me las pagara.[...]
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Fixes Me
Genç KurguAmberly Hutch no cree ser la típica chica cliché que lee en sus novelas o sagas juveniles. No es perfecta, ni tiene a los amigos perfectos, mucho menos unos padres normales. Lo que si tiene es un profundo odio a su vecino cliché, William Evans, el c...