Capítulo III; "Kitten, your so wet."

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Había sido el jueves el día en que tuve la charla con señor Bieber y hoy, viernes, ya habían acabado las clases. Carol y yo habíamos planeado esta noche desde hacía mucho, después de todo la "Noche de fantasía" en Dream Out era algo que la mayoría de nosotros esperaba.

Al salir de historia, me fui con prisa a mí casillero con ella. Riéndonos de las estupideces que decía Bryan y detrás nos seguía Alex.

Este día era el baile en el centro de la ciudad en el mejor club de todos. La entrada era registrada para mayores de veintiuno y nosotras teníamos nuestras identificaciones falsas por si acaso agregando que Carol conocía al dueño y entraríamos los tres con facilidad.

Lo increíble que tenía esta noche era el hecho que al ingresar te daban una máscara, negra o blanca, haciendo que nadie te reconozca. Así lo que pasaba ahí sólo se quedaba ahí. Por eso era tan excitante ir, desconocidos, alcohol, baile..

Al ser de noche, traía puesta mi minifalda negra y mi blusa a juego que traía un escote que dejaba ver el no para nada pequeño par de pechos que tenía, y me había dejado el pelo con unos rulos en la espalda.

Hoy iba a divertirme sin nada más, querían sacarme a todo y todos de la mente.

Carol llevaba un vestido rojo corto y se encontraría con Bryan allí, ellos eran amigos con derechos, más o menos. Nada que no fuera malo. Mientras que Alex se había quedado en casa gracias a la amigdalitis que lo invadió.

Al entrar al club, rápidamente nos pusimos las máscaras con Carol y encontrándonos con Bryan quien, lucía muy bien con una musculosa y un pantalón de lo más simple. Nos dispusimos a ir a beber algo, tres vodka con jugo de naranja y ya me habían invadido las ganas de bailar.

Estaba sonando una S&M, y el club estaba repleto, aún así decidí bailar sola y menear mi cuerpo al ritmo, dejándome llevar por, como me encantaba. Sabía que hombres me estaban mirando, no me molestó, sabía lo bien que tenía mi figura.

Estaba bailando tan bien, me sentía poderosa, sexy.. Y de pronto sentí un cuerpo contra del mío, siguiendo mis movimientos, sabía que era un hombre porque era gigantesco en comparación conmigo y nadie olía tan jodidamente bien.

- ¿Sabías que bailas de lo mejor, nena? -Gruñó en mi oído. Mordí mi labio al sentir que se apegaba más a mí, y como sus manos se pasearon por mí cintura, instintivamente, volteé.

Joder, era tan alto, que tuve que levantar mi vista hacia arriba. Me encontré con unos rojos y suculentos labios que me sonreían pícaros; un pelo castaño pero no sabría decir por las luces que habían en el local, y vestía una camisa blanca y un pantalón, se veía de lo más sensual. Y una barba fina crecía en su mentón cuadrado y la camisa arremangada en los fuertes brazos. Me derretí y mordí mi labio, tratando de no dejar mi boca en una "O". Se parecía tanto a...

-Baila conmigo. -Pidió y de inmediato acepté. Volví a voltear y menear mi cuerpo contra el suyo. -No sabes lo duro que estoy por verte bailar así. -Apegó su miembro grande y duro entre mis nalgas y eso avivó el palpitar de mi feminidad.

Sólo reí y me apegue adrede contra de el y me colgué de su cuello mientras nos meneábamos de lo más sensual. No sabía cuanto tiempo habíamos estado bailando, pero fue bastante, inclusive me sentía ahogada y me invitó un trago aquel hombre misterioso.

- ¿Como te llamas? -Pregunté mirándolo y bebiendo más vodka, asegurándome que estaba recién servido.

-Llámame Drew. -Dijo. Yo le sonreía, dejé mi vaso aún lado luego de beber el líquido quemaba por mí garganta. -Dime tú nombre, bonita.

-___ Walker. -Me senté en la silla y él quedó de pie, por fin, no me sentía pequeña.

Tomó mi mano y una corriente me recorrió, besó mi mano mirándome con unos ojos de león. Solté un suspiro leve y su mirada se volvió intensa contra la mía.

-Es un placer, preciosa.

Se levantó y se acercó a mí rostro. Con esa máscara era tan distinto, podía sentirme tan sensual y tan atrevida como cualquier mujer. Su cuerpo se acercó más al mío.

-No sabes lo dura que tengo mi polla. -Separó mis piernas y la minifalda subió más, me sentía indefensa y a la vez la excitación me invadió. -Y se endureció sólo por mirarte, Gatita.

-Drew. -Dije y sonrió mostrando sus lindos dientes. Se apegó y mordí mi  labio inferior conteniendo un gemido, su miembro chocaba contra mis bragas húmedas. -Drew. -Repetí.

-Eres tan hermosa. -Susurró en mi oído, sentimos cómo no podía controlar mi respiración. -Relájate, amor, no te haré daño. -Su barba rozó mi piel de una exquisita manera. -Haré que te sientas, muy, muy bien...

-Mmh. -Gemí suavemente. Supe que me escuchó, se reía de las reacciones que mi cuerpo y me avergoncé por un momento. Luego, no me sentí así. Mi cuerpo era sensible al tacto de un hombre y era una cualidad que no me disgustaba. -Dime que me vas a hacer. -Pedí entrecortada.

Me sentía un horno.

Drew volvió a mirar a mis ojos. Tomó mis manos y me hizo bajar, caminamos por entre la gente. Hasta los baños. Oh dios. Sabía que era lo que sucedería.

Me separé de él y me miró confundido. -No, Drew, yo no...

-No te preocupes hermosa. -Dijo. -Tú sólo dime cuando quieras que pare. Te prometo que lo haré.

Volví a sentir su agarre y me subió a su cuerpo. Mis piernas se enredaron a las caderas de él, instintivamente, gemí por su atrevimiento. El cuál me encantó. Me llevó contra una pared, apegándome a ella y con rudeza atacó mis labios.

Me besó de una exquisita manera. Sus labios pellizcaron los mios, fuerte, sintiendo y liberando la gran tensión sexual que había desde el primer momento. Me agarré a su cuello y revolví su cabello. Me sostenía entre su cuerpo y una mano, la otra me exploraba con sensualidad.

No me había percatado que no éramos los únicos así, pude ver a muchas parejas en sus mundos. Sólo disfrutaban y nadie se reconocería por las máscaras, esto era y se sentía, increíble.

Me metió al baño en algún momento y me sentó en el mueble donde estaban los lavaderos. Sin dejar de besarme y separó más mis piernas. Gemí sonoramente cuando la gran mano de Drew tocó encima de mis bragas.

-Gatita, estás tan mojada. -Gimió separándose. Las bragas estuvieron en mis rodillas y luego bajaron solas, Drew paseó sus dedos en mis labios vaginales y me encontraba jadeando.

Me miraba con esos ojos tan conocidos, entre la excitación sólo me dediqué a disfrutar su toque. Miré por el espejo y la imagen era tan erótica.

Dos dedos se deslizaron en mí y gemí del conocido dolor y el delicioso placer, mezclados por igual. Había sido duro y dolía, dolía tanto.. Pero era una sensación tan increíble y placentera que se volvía adictiva.

- ¿Quieres saber que te voy a hacer? -Dijo mirándome.

-Ay, ay... -Sus dedos no dejaban de moverse y sólo gemía. -Sí, por favor, no... -Respiré entrecortada. -No pares por favor.

Su mano disponible bajó a mis pechos luego de dejar de sostener mi rostro para comerme la boca. Los sacó de mi blusa y pellizcó mis pezones, su boca se deleitó de mis gemidos.

-Voy a comerte, __. -Dijo riéndose. -Voy a deslizar mi lengua por tus partes de princesa, voy a besar cada centímetro de tu cuerpo. -Gemí cuando me lo hizo con más fuerza, más rápido y el sonido de mi humedad se escuchaba y me calentaba aún más. -Y voy hacer que te quedes sin voz, porque gritarás tan fuerte, cuando sientas que te correrás por quinta vez.

-Ay, Drew... -Dije moviéndome en su contra. -Me encanta como lo haces. -Gemí y lamí sus labios.

No sabía como se podía ser tan descarada con una simple máscara. Pero en esa noche fue la que cambió mi vida, cuando pude sentir que tenía un poder sobre los hombres.

Y me agradaba más de lo que mi mente podía imaginárselo.

Mister BieberDonde viven las historias. Descúbrelo ahora