Mientras que la profesora Sparks explicaba algo sobre la química orgánica, yo tenía la mente en cualquier otro lugar. Los nervios y emoción al saber que luego tenía dos horas de física me estaban matando.
Había pasado la noche entera tratando de dormir pero no podía. Solo pude quedarme dormida cuando eran las 3:29 exactamente, así que si, he dormido solo cuatro horas.
Cuando tocó el timbre, salí y recorrí los pasillos para cambiar dejar mis cuadernos y cambiarlos por los otros de física, con carpeta y libro. Teniendo dinero en el bolsillo de la chaqueta negra decidí comprar algo en la tienda.
Mathias Clark estaba mirándome con esa sonrisa de chico malo y arreglándose la camisa de por medio. Para quien no tiene idea de él, lo diré en simples palabras; es el chico más candente de la escuela. Tiene un cuerpo formado a la perfección, un tono de piel blanca como la mía, y -para su maldita suerte- unos ojos grises que hipnotizan.
Él iba en el IV "A" así que nunca he tenido una conversación que no sea sobre algún tema insignificante. Creo que hoy era un día de suerte.
-Alguien tiene hambre. -Dijo sonriéndome coquetamente.
- ¿No deberías estar jugando fútbol? Tienen partido en una semana. -Dije riéndome y caminando, comprendió mi mensaje porque nos dirigimos a una banca.
-Bueno, debería pero quería venir a saludarte. -Sentí que me ruborizaba. -Además, estás demasiado guapa como para dejarte sin nada.
-Cuidado, Clark, Kate puede escucharte porque se dirige directo para acá. -Reí un tanto molesta.
La zorra esa se acercó a nosotros con los drogadictos y sus clones.
-Hola Mathias. -Sonrió Kate sentándose en las piernas de él y dándole un beso cerca de los suculentos labios.
Él la sacó de sus piernas inmediatamente un tanto brusco y me tomó de la mano para alejarnos de ese grupo de tontos.
-Lamentó eso, preciosa. -Se disculpó. -Kate está demasiado insistente, ni supera que he terminado con ella y eso que lo hice hace más de dos semanas.
-No te preocupes. -Dije sonriéndole. Me acercó un poco más a él, de tal manera que sus labios quedasen en mi oído.
Creo que esta era una de las veces en que me quedaba petrificada y porque Mathias era tan guapo. Media un metro noventa y cinco, así que le llegaba al pecho más o menos y sentí la dureza de aquellos músculos. Y también ese olor a niño Playboy que me comenzaba a dar cosquillas más abajo..
Mierda, no te pongas nerviosa.
-Un amigo celebrará sus veinte el próximo sábado, va a estar espectacular y quiero que vengas conmigo. -Dijo sensualmente. Ay, había soñado con este momento muchas veces. -Si quieres venir con tus amigos, vengan, pero quiero ser yo quien te recoja ese día. ¿Que me dices?
No me lo pensé si quiera un momento.
-Me encantaría, Mathias. -Le dije poniendo una mano encima de su pecho, acariciando y mirándolo como una inocente. Creo que ambos sabíamos que yo no era nada de eso, lamió sus labios y sonrío nuevamente.
-Te llamo, amor. -Dijo al oír el primer timbre de clases. -Espero que te veas más sexy que lo habitual.
Me dio un pequeño beso un tanto inesperado, maldita sea. Este hombre besaba de maravilla, sus labios complementaban los míos y eran como el azúcar. Luego de aquello volvió a sonreírme y se largó a su salón.
Teniendo el corazón a mil, al llegar a mi lugar en la sala. No pude evitar pegar un pequeño grito de emoción.
No me duró mucho ya que el señor Bieber llegó con un humor de puta madre. Se le notaba en los ojos que estaba encabronado, y no quise imaginarme por qué.
-Sepárense. -Ladró. -Hoy habrá mini examen sorpresa. Me han estado jodiendo porque, al parecer, han estado bajando el desempeño nuevamente.
Maldita sea.
Cuando supe que no podría responder el ejercicio que estaba planteado ya que no tenía idea de qué trataba, me di por vencida. Al entregárselo en blanco me miró con rabia.
-Señorita Walker, espéreme afuera.
Le rodeé los ojos en su cara y pude notar cómo se le enrojeció la cara de la rabia. Pude sentir un poco de satisfacción y risa con aquello. No debería sentirlo, pero bueno.
Aprovechando revisar unas cosas en Facebook, el señor Bieber salió con los exámenes en su mano y nos dirigimos a la oficina. Entré primero y escuché que le puso el cerrojo a la puerta.
Me volteé y había dejado las cosas en el escritorio. Me había comenzado a excitar solo con mirarlo. Estaba muy caliente hoy y quería satisfacerme.
El señor Bieber acariciaba su miembro dentro de sus pantalones y yo estaba adolorida, necesita un juego.
-Date vuelta, inclinada sobre el escritorio. -Ordenó. Cuando lo hice levantó mi falta y quitó mis bragas mojadas. -Vas a aprender. -Gruñó pasando la mano por mis labios. -A no joder conmigo pequeña zorra.
Cuando lo dijo sentí como comenzó a pegarme en mis nalgas. Con una fuerza increíble. Gemí del dolor.
-Shh. -Gruñó. -O te daré treinta en cada nalga.
Siguió pegándome y los ojos se me llenaron de lágrimas; cuando conté quince, al fin terminó. Sentía que me quemaba pero, a su vez, mi coño goteaba de la maldita necesidad.
-Aprenderás a no meterte con nadie más que no sea yo. -Gruñó en mi oído.
Me levanté indignada de ahí y subí mis prendas cubriendo mi desnudez.
-Eres un idiota. -Gruñí empujándolo con fuerza pero no se movió para nada. -No soy de tu propiedad, maldito pervertido.
Río amargamente.
- ¿Pervertido? -Sonrió. -Pues este pervertido te pone maldita mente caliente. Protejo lo que es mío, soy tu Papi. Recuérdalo. -Dijo levantándome la cabeza para mirarlo.
-Tu solo eres mi profesor. -Dije. -Y si no quieres que corra contra el director para decirle como me tienes, mejor suéltame. Antes de que te quedes sin trabajo Justin.
Ahora a él le cambió la cara.
-No te atreverías. -Dijo espantado.
-Pruébame, profesor. -Le dije con una voz de zorra que a cualquiera le excitaría y sobretodo, a él, porque ya comprendía lo que Justin Bieber quería de mí.
El señor Bieber quería que yo fuese completamente suya, y aunque, yo estaba loca por follármelo, no dejaría que me pasara por encima otra vez.
Denme opiniones, si les gusta o que, cualquier cosa. Gracias por leer.❣️
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Mister Bieber
RomanceSoy su alumna solamente. La muchacha que se sienta en medio de la fila al lado de la ventana del pasillo, a quien le va bien, sólo eso. Pero él con sólo dedicarme una mirada hace que mi cuerpo se estremezca. No puedo evitarlo, me siento indefensa a...