El señor Bieber apretó la mandíbula y me miró enfurecido. Aquello solo me hizo querer enfurecerlo más.
Oh.
Y claro que lo haría.
- ¿Qué pasa, Señor Bieber? ¿No le gusta que juegue de la misma manera? -Le pregunté con mi voz de zorra, cerca de esa sabrosa boca. Mis manos pasaron por más abajo de su pecho, llegando a la protuberancia que hace unas horas había tenido metida hasta la garganta.
Él observó mi rostro y sentí como deseaba matarme por como lo provocaba. Me tomó la cara con un poco de firmeza pero sin lastimarme y me hizo mirarle a los ojos.
-No sabes con quién te estás metiendo. -Dijo sensual. -Además yo sé perfectamente, que.. -Acercó sus labios a los míos sin dejar de mirarme. -No serías capaz de dejarme ir, soy lo que más deseas, pequeña zorra.
Maldito, me ponía muy caliente que me llamase así. Y que estuviese enojado.. Sentía que me perdería el control y lo comería por completo.
- ¿Crees que ese idiota de Mathias va a ponerte más mojada? ¿O qué hará que te vengas solo con un dedo y una boca que te hable mal? -Se rió y lamió levemente su boca. -Ambos sabemos, que.. Soy Daddy, y el único que puede hacerte venir..
El señor Bieber me besó lentamente y le metí la lengua en su boca, no se me opuso, siguió conmigo. Era un beso mojado, exquisito, como a mí me gustaban.
Hubiese sido mejor si no tocaran la puerta de la oficina del señor Bieber.
Ambos nos quedamos petrificados y se me paró el corazón. El señor Bieber no contestó y se separó de mi.
Rodeó y se sentó en la silla arreglando algunas cosas que habían por ahí. Yo arreglé mi cabello y el uniforme, cuando nos miramos verificando que todo estaba en su lugar, cuidadosamente le quité el seguro a la puerta y luego me senté en mi silla enfrente de él.
- ¿Señor Bieber? -Volvieron a llamar.
Oh que conocía bien esa voz..
-Pase. -Ordenó. La puerta se abrió y no quise mirar a la zorra que estaba entrando por la puerta con esos tacones altos y falda estúpidamente ajustada.
Jessica Spencer era la secretaria del director. Como podrán darse cuenta con el agrado con el que la voy a describir, esta mujer no era más que una zorra. Pero vaya que, tenía bien puesto lo suyo.
Tenía un cabello larguísimo hasta las nalgas color rojizo natural, una piel más blanca que la mía y unos ojos grises. Y como todos sabemos que los hombres prefieren a las pelirrojas por quién sabe el motivo, ya era una competencia respecto al señor Bieber. Si íbamos bajando tenía un trasero gigantesco y unas piernas larguísimas, pero en pecho había muchísimo desear..
En fin, al entrar y mover las caderas como usualmente lo hacía, le habló al señor Bieber y este la miró un momento. Tenía que admitirlo, yo también le miraría con ese culo.
Saque el teléfono y me dispuse a chatear con ese sexy chico que me traía loca desde hace tanto tiempo. Me envió una foto de su abdomen diciéndome; "Mira lo obeso que estoy." Me sonrojé y reí, comprendo inmediatamente que quería jugar a las fotos, quizás más tarde lo haría..
Cuando la zorra esa se fue y este se reía de una de sus idiotas bromas aún. Me puse de pie para tratar de irme, pero me interrumpió su voz.
- ¿Qué crees qué haces?
-Vuelvo a clases y no contagiarme de idiotas como ustedes. -Dije luego de voltear. -Que disfrutes follando a esa zorra, te necesita y.. -Me burlé de él. -Al parecer tú también.
Antes de que me dijese algo, salí de ahí y me dirigí tranquila a mí sala. Bieber venía aún más enfurecido, detrás de mí pero lo ignoré.
-Tu no puedes celarme. -Dijo solo para que yo escuchara. -No pue..
-Lo lamento señor Bieber, tengo una cita este sábado. -Sonreí. -No podré ir a clases extra por mis otras asignaturas, pero me pondré al día para el próximo martes. -Se sorprendió cuando se lo dije de tal manera.
Al sentarme en mi silla y seguir escuchando, solo podía pensar en la mierda en la que me estaba metiendo, y quizás como llegaríamos a terminar el señor Bieber y yo.
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Mister Bieber
Storie d'amoreSoy su alumna solamente. La muchacha que se sienta en medio de la fila al lado de la ventana del pasillo, a quien le va bien, sólo eso. Pero él con sólo dedicarme una mirada hace que mi cuerpo se estremezca. No puedo evitarlo, me siento indefensa a...