El señor Bieber depositó besos en mi cuello, pasando por mi hombro, tentando mi espalda y luego devolviendo a su punto inicial para volver a comenzar de nuevo. Con lentitud. Me estaba despertando de la manera más suave que podía haber. Tenía su bóxer puesto y yo llevaba una camiseta de él que me quedaba enorme. Habíamos follado un par de veces más luego del primer exquisito primer polvo que tuvimos al llegar a la habitación.
—No creo que vuelva a tener días normales en la escuela.
El señor Bieber se río. —Si seguimos así nunca más será así.
— ¿No tienes miedo? —Pregunté. —Nos pueden encontrar, puedes perder tu trabajo..
—No. —Me volteó hacia él y quedamos con un pequeño espacio que nos separaba.
Tenía los ojos chinos aún, una sonrisa juguetona. El señor Bieber no representaba más de treinta años, ningun rastro de canas. La luz tenue de la habitación le hacia ver muy bonito, qué bonito, hermoso. Tener un poco de espacio era algo agradable, no subestimaba para nada al señor Bieber en el aspecto del sexo pero, el espacio era algo apacible.
—No tengas miedo, pequeña. —Me murmuró. —Tendré cuidado contigo, no quiero perjudicarte en ningún sentido. No es mi intención. La verdad siempre quise involucrarme contigo... —Me ruborice inmediatamente con esa "confesión".
— ¿De dónde salió ese apodo? —Lo evité.
—Eres baja y menor que yo... —Se empezó a reír. Me limité a sonreírle levemente.
Me acarició los brazos con sus manos y yo le puse una mano en el cuello, pasándola luego a su cabello castaño. Seguramente yo tenía la cara toda roñosa, con el maquillaje mas corrido de lo normal, los ojos chinos, me sentía cansada. Sabía que dormir con él no sería una buena decisión. Y lamentablemente me di cuenta que había dormido con él cuando vi la hora en un reloj en la pared.
Eran las 5:08.
—Cuéntame algo de ti. —Le pedí mirándolo.
— ¿Algo de mí? —Asentí. —No soy una persona muy interesante ___.
—Por favor. —Pedí. —Solo sé lo que se comenta de ti en la escuela, pero nadie sabe más sobre ti. —Me tomó de la cintura y me ubicó encima de sí, a horcajadas. Su miembro quedó punzando mis labios vaginales y un escalofrío del placer me recorrió la espalda. No estaba duro, pero el simple hecho de tenerlo debajo... —Por favor... —Hice voz de niña pequeña.
Se inclinó y buscó mis pechos por debajo de la blusa, lento, sin ningún tipo de apuro. Pensaba, supuse, porque estaba con los ojos fijos, perdidos. No me miraba cómo las veces anteriores que habíamos estado follando. —Me encanta leer, sobretodo terror , ciencia ficción y negocios. —Dejando lo que hacía en mis senos devolvió sus manos a las mías. —Mis padres murieron hace un par de años, solía vivir con mi hermano Jack ante de que se mudara a Manchester por su trabajo, es empresario.
— ¿Lo extrañas?
—No para tanto, nos llamamos regularmente. —Contestó y siguió exponiendo detalles de su vida. —Estuve comprometido. —Mierda eso si que no me lo esperaba por nada del mundo, me tomó como una puta bomba en el cuerpo que no quise que se notara; apreté solo mi mandíbula, controlando los impulsos que mi cuerpo tenia recorriendo. Y la verdad no sé como demonios sucedió aquello. —Acabo de cumplir los treinta y no me da mucho susto el futuro... No iba a ser profesor, quería ser empresario pero esto me pareció más apropiado. —Se sentó en la cama, creando cercanía. —He recorrido parte del país pero deseo ir a Centro y Sur America.
Lo miré. No sabía muy bien en qué punto quedarme; esta bien, si sabia que punto me interesaba más pero no lo iba a retomar. Quizá era una historia que no me agradaría saber del todo, como suele pasar. Es decir, ¿comprometido? ¡Joder! ¿Y si hubiese estado con novia ahora, o peor, casado? ¿Esto habría sucedido? No, joder, no hubiera pasado jamas.
—Entonces... ¿Por qué eres profesor? —Pregunté.
Sus ojos penetraron los míos. —Antes de egresar como profesor, había trabajado para mi padre en la empresa que ahora Jack maneja internacionalmente. Era bastante bueno, buenos instintos y buen calculo dentro de los parámetros que los demás pedían. —Respiró. —Pero los demás no eran lo suficientemente buenos, eran holgazanes, no sabían el análisis de gráficos o como el futuro podía ir jugando en contra o cambiando inesperadamente, no estaban preparados y esa preparación, inicia en la escuela, cuando creas tus hábitos de estudio y análisis. La gente que estaba ahí no era gente mala, eran solo holgazanes. Buenas personas pero con ese mal, hacían despidos casi todos los días en la empresa. —Suspiró. —Siempre me ha gustado enseñar. Y me di cuenta de que quería que los demás jóvenes pudieran entender, el mundo es estricto ___, sobretodo el mundo laboral. Si no eres lo mejor que puedes, ellos te harán mierda. Créeme, médicos, ingenieros, chefs, abogados, todos te pueden hacer mierda solo con un chasquido de dedos. —Me acarició la cara con sus manos, estaba cálido. —No quiero que sean mediocres y les rompan sus sueños, quiero éxito para las nuevas generaciones, quiero que les vaya bien y den lo mejor.
Mientras el señor Bieber me decía todo eso estaba encantada. Como hablaba, tan, tan apasionado, no titubeó en ningún momento, no le tembló la mandíbula. Era un hombre fuerte, dedicado, exigente consigo mismo ¿Habría sido que en su infancia le habían pedido ser así? ¿O solo en el trabajo? El simple pensamiento hacía que el corazón se me encogiera, y las ganas de acurrucar al señor Bieber en mis brazos crecían. Lo besé despacio, tomándome el tiempo de que cada milésima de los labios del señor Bieber se adhiriera a las milésimas de mi boca. Se dejó llevar, dejando las manos en el cuello, espalda, rostro. Cuando me quedé sin aire lo solté y él sonrió con los ojos cerrados, me devolvió uno pequeño.
—Hablas bonito cuando te inspiras y te liberas. —Susurré en sus labios. —Me alegro mucho de que te dieras cuenta que puedes.. ayudar a los demás. —Sonreí. —Eres un buen maestro, no lo dicen porque tienes una pésima actitud y no quieren subirte el ego, pero eso dicen los estudiantes cuando terminas las clases.
Volvió a besarme.
—Y tú luces hermosa así, como cuando nos conocimos. —Me sonrojé inmediatamente. — ¿Te pones nerviosa? —Me dijo juguetón.
—No. —Mentí.
—Mmh voy a tener que castigarte, eres pésima mintiéndome. —Agarró mi trasero en sus manos y apretó en contra de sí, sentí como empezaba a endurecerse. —Señorita Walker, usted es tan deliciosa...
—Señor Bieber. —Mordí mi labio inferior.
—Justin. —Interrumpió. —Dime Justin aquí, pequeña. —Me apretó con fuerza y se sobó en contra, gruñendo como un animal. —Di mi nombre, gime mi nombre ahora que te voy a follar.
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Mister Bieber
RomanceSoy su alumna solamente. La muchacha que se sienta en medio de la fila al lado de la ventana del pasillo, a quien le va bien, sólo eso. Pero él con sólo dedicarme una mirada hace que mi cuerpo se estremezca. No puedo evitarlo, me siento indefensa a...