Agarré a Carol por el brazo arrastrándola adentro del baño, ella estaba tomándose un vaso con, no sé, quizá vodka o tequila, lo cuidó para no derramar nada encima de sí misma. Cerré con pestillo la puerta y apoyé la espalda en contra, debía decírselo si quería tener una coartada.
-Amiga, necesito decirte algo. -No me había puesto tan nerviosa ni tan seria en mucho tiempo, y, aunque me encontrara con el alcohol recorriéndome las venas, había "despertado". -Y necesito, que no se lo digas a nadie.
Ella abrió los ojos y asintió. -Esta bien. -Dijo no muy convencida.
-Es en serio.
-Ok.
-Y debes jurar por tu mascota que nadie se enterara de todo esto.
-¡Maldicion solo dímelo! -Gritó.
Ni siquiera sabía cómo demonios plantearlo y decírselo pero bueno aquí iba... -Me acosté con el señor Bieber. -Se le cayó la mandíbula. -¿Recuerdas el chico del que te hablé que estuvo conmigo en el club? -Asintió. -Bueno... sabes en qué terminó aquello, y el otro día descubrí que era el señor Bieber.
Esperé a que Carol analizara la bomba que le estaba lanzando. Me pareció eterno. -Me estas jodiendo. ¡Tú me estás jodiendo! -Negué infinitas veces la cabeza. -Dios, Dios, Dios. -Se dio una vuelta y se pegó el trago que tenía en sus manos, no quedó ni una gota. -Te acostaste con Justin Drew Bieber. ¡Eres mi ídolo!
-Shhhhh. No lo repitas, alguien te puede escuchar.
-Lo siento, lo siento. -Se disculpó y empezó a reír. -Amiga, ¿te das cuenta? Te acostaste con el, con ese Dios sexual tan desagradable... No sé si alegrarme por ti, envidiarte o golpearte por esto. -Ahora a mi me había invadido la risa.
-No preferiría ninguna de ellas. -Me apoyé en el lavado con cuidado. -Viene por mí ahora, necesito que me cubras.
- ¿Ahora? -Exclamó.
-Ahora, me texteó hace diez minutos.
Pensó unos minutos y dio unas vueltas alrededor del lujoso baño.
-Esta bien yo me encargaré de esto. -Arqueé una ceja. -Le dije a mis padres que nos quedaríamos con los chicos en su departamento, "volveremos juntas al día siguiente, como máximo a las 4", es sábado así que no hay problema en llegar tarde, tendrás que estar ahí a esa hora. ¿Entendido?
-Esta bien, comprendo.
- ¿Tus padres no te dijeron nada de llegar temprano?
Pensé un segundo. -No. -Me comencé a arreglar como pude para verme lo más guapa posible para el señor Bieber. -Dije que tú estabas a cargo de mí y les texteaba en caso de cualquier cosa.
- ¿Como lograste esa libertad? -Mi amiga se levantó y se bajó un poco la minifalda con la que andaba.
-Sobresalí en dos clases y ayude a papá con unos informes del hospital la semana antepasada. Mamá dijo que necesitaba relajarme.
-Supiera cuanta "relajación" tendrá su hija esta noche. -Se burló.
-Cállate. -Me reí. - ¿Que tal luzco?
No iba a mentir, aun sentía como todo -absolutamente todo- me daba un montón de vueltas. Y solo quería dejarme llevar por la sensación.
-Preciosa pero... ebria.
-Con eso basta.
Mi celular sonó, era un mensaje de texto. "Estoy afuera". Y mi corazón se aceleró de una manera impresionante, con Carol salimos del baño, bajamos las escaleras juntas. Divise a varios chicos de mi clase. Muchos bailando, unas chicas encima de la mesa meneándose sensualmente al ritmo del reggaetón, otros por ahí tomándose unos shots de tequila en conjunto, otros besándose.. Una fiesta normal. Supongo.
Caminé hasta la entrada y había un sujeto afuera al otro lado de la calle con un casco de motocicleta puesto y otro en sus manos, que traían guantes para conducir. Un traje de cuero que brillaba por la luz de la luna y que le quedaba bastante bien. Al percatarse de mi, extendió el que tenía en sus brazos, ofreciéndomelo.
Supe que era el señor Bieber.
"Que no sé de cuenta que sigo totalmente ebria, que no sé de cuenta que sigo muy ebria, que no me joda por estar ebria." Repetí en mi mente una y otra vez mientras trataba de tener un equilibro relativamente bueno mientras me dirigía a él. Y si, era todo lo contrario.
Al llegar traté de tomar el casco y me lo apartó antes de que pudiera agarrarlo. Se subió el vidrio del suyo, dejándome ver esa apetitosa boca que no esbozaba una sonrisa, no expresaba mucho, qué quieren que les diga. -Estás un poco mejor de lo que pensé. -Yo me reí. - ¿Alguna vez anduviste en una de estas?
-No señor.
-Sujétalo. -Me indicó. Tomé el casco que traía en la mano y el se quitó parte del traje de cuero. Me puso la chaqueta encima y me seguí embriagando con el perfume tan masculino que el señor Bieber tenía. Me quitó el casco de las manos para que me la pudiera poner bien, por supuesto que me quedaba enorme.
- ¿No tienes frío? -Pregunté.
-No dejaré que te congeles en el camino. -Me subió el cierre de la chaqueta y le miré los ojos. Se veía... guapísimo. Su color de ojos en este momento era increíble y sentí como el calor invadió mis mejillas y la despegué. Él rió levemente. - ¿Pasa algo, pequeña? -Me levantó el rostro con sus manos cálidas. Nunca me había dicho así.
-Te ves guapo. -Le dije nerviosa. -No tenía idea de que eras aficionado a las motocicletas.
Sonrió, la primera sonrisa de la noche.
-Más tarde te comentaré sobre eso. -Me acarició la mejilla. -Ahora pequeña, cada vez que yo entre a una curva tienes que dejarte llevar por mi cuerpo, no te tenses, solo déjate llevar. ¿Entendido? -Dijo usando el tono que utiliza cuando me hace clases. Me causó risa pero solo me limité a asentir con la cabeza. -Sujétate de mi cintura, nunca de los hombros.
-Pensé que debía sujetarme de las cosas de atrás. -Interrumpí.
-La verdad deberías pero prefiero que te sujetes de mí. -Vaciló. - ¿Te sientes capaz de irte detrás de mi? -Preguntó. Yo miré al otro lado, pensándolo y en serio, ¿Era capaz?
- ¿Irás muy rápido?
-No sobrepaso los 140 km con un pasajero. Pero iremos cerca, son solo unos 12 kilómetros creo. Podemos hacerlo en menos de veinte minutos. -Me puso el casco. -Confía en mi y sujétate bien. -Se subió a la moto cuando me abrochó el casco, yo le seguí por detrás.
Apoyé los pies quedando lo más cómoda posible y enredé los brazos en su cintura, agarrándome con toda fuerza posible ambas manos.
Al encender la moto suspiré un par de veces y segundos después arrancó. Solo esperaba no morir en el camino.
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Mister Bieber
RomanceSoy su alumna solamente. La muchacha que se sienta en medio de la fila al lado de la ventana del pasillo, a quien le va bien, sólo eso. Pero él con sólo dedicarme una mirada hace que mi cuerpo se estremezca. No puedo evitarlo, me siento indefensa a...