Capítulo V; "Damn, you're so bad"

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Solté un jadeo al separarme de él por primera vez. Había sido por la impresión y la delicadeza de su beso. Estaba con los ojos cerrados, se veía tan perfecto, iba a decirme algo pero se lo impedí cuando volví a juntarlo contra mí más fuerte. Me lo devoré y él a mí, en medio de un gruñido, joder se sentía tan bien.

Temblé cuando mordisqueó mi labio inferior, jugando conmigo, y gemí de gusto cuando se fue a mí cuello. Bajé una mano para acariciar su barba reciente, fina y masculina; luego le besé el mentón cuadrado que me ponía. Y luego me separó de él levemente.

Lo miré a los ojos queriendo más, mucho más. -Mierda, no me mire así. Esto está mal, maldición. -Gruñó.

- ¿Por qué hace eso? -Pregunté y me envolví en él de nuevo. No me lo impidió. - ¿Por qué me provoca tan... tan mal?

Me quedó mirando y en pocos segundos me volvió a besar, sentí cómo iba bajando las manos a mi trasero, apretaron con fuerza y gemí de nuevo en él. Me separé de él y lo miré bien, nuevamente, y entonces lo noté.

-Eres tú. -Dije mirándolo y tembló. -Eres Drew y lo supiste todo el tiempo, todo lo que... -Se cortó mi voz y me avergoncé tanto que no seguí.

-No pude aguantar todas las ganas que te tengo. -Habló un momento después. Él tenía una mirada oscura y se acercó a mí nuevamente, me acorraló y me sentí indefensa. -Estabas tan... -Se le escapó una sonrisa pedofila que me pareció exquisita. -Tan jodidamente caliente..

Agradecía que no hubiese casi nadie en el colegio. Me acorraló y expuse mi cuello ante su caliente lengua.

-Si fueras mía te azotaría hasta que aprendieras a no calentar a hombres como yo.. -Yo tenía la respiración acortada, cada vez descendía aún más. - ¿Crees que no me daba cuenta de cómo chupabas esas paletas en clase y en el receso? ¿mirándome con ojos inocentes? ¿Fingiendo que no era mi polla la que fundía en tu dulce boca?

Escuché risas y me aparté bruscamente de él. Comprendió mi mensaje al abrir los ojos y fingió que mis cosas habían caído, fingió recogerlas del suelo mientras trataba de parecer no tan excitada o impresionada.

- ¿Quieres que te lleve a casa?

Al instante acepté.

Luego de hacer un plan para que nadie sospechase de que me iría con el Señor Bieber, me encontraba con la falda más arriba de lo normal y cruzando mis piernas. Pero me empecé calentar sola mirándolo de reojo.

Para colmo había un enorme tráfico que nos llevaría más de una hora pasar. Encendió la radio sin decir nada y sonó una canción, no recuerdo su nombre pero tenía un ritmo genial.

Los vidrios negros del auto del Señor Bieber hacían que me sintiese más excitada.

-Sabes, me encanta como huele tu pequeño coño. -Dijo de repente, yo me sonrojé y pase a mirarlo. -Me encanta que te sientas caliente con solo mirarme..

Solté una risa.

-Que egocéntrico.

Se volvió a mirarme y tomó mi pequeña mano, la puso sobre sus pantalones, siendo específica en su miembro que lo se sentía para nada pequeño y abrí la boca soltando un jadeo.

- ¿Egocéntrico?

Y, "accidentalmente" empecé a sobarlo.

-Demasiado. -Gimió cuando empecé a apretarle ese gran miembro.

Me tomo del cuello y besó mi boca desesperado. Sin perder el tiempo, pasó una mano por mis pechos, apretó y gemí en su boca, permitiendo que su lengua me recorriese aún más.

-Quiero ponértela en cuatro desde la primera vez que te vi, pequeña babegirl. -Gruñó en mi oído.

Maldita sea.

Si alguien podría convertirme en una ninfómana, solo podría ser el Señor Bieber y sí que deseaba que jugara
conmigo hasta hacerme rogar que pare.

Mister BieberDonde viven las historias. Descúbrelo ahora