Perdí mi virginidad.
Más importante, perdí mi virginidad con mi profesor.
Dios, perdí mi virginidad con mi profesor en un escritorio de la maldita escuela.
Había llegado a casa al terminar las clases que tuve luego de mi pequeño encuentro con el señor Bieber. Mis piernas permanecían sensibles, y me encontraba un tanto seca ahí abajo. Mis amigas ya me habían comentado que esto era un tanto normal luego de tener sexo, así que no tuve mucho de que preocuparme. Procuré darme una ducha luego de lo que había sucedido, tenía el cuerpo sudado por tanta acción y era que, al señor Bieber no le había bastado con un solo polvo, necesitaba bastante como podía darse en la escuela. Y así fue, por lo tanto, me encontraba exhausta.
Trataba de no darle importancia al asunto de mi virginidad. Sabía que era una costumbre enamorarse del chico de tu primera vez, pero, eso no sucedería conmigo. No era posible y estaba claro de aquello. Era mejor una distracción de lo que había sucedido, de ese maldito, magnífico hecho...
****
Eso me devuelve a lo que estaba sucediendo en este momento. Subí al auto de Mathias luego de despedirme de mis padres, al fin y al cabo era una cita. El problema era de que, me sentía un tanto zorra por haber estado antes con el señor Bieber y ahora con este chico de mi paralelo. Ciertamente no tenía de que preocuparme, solo "iría a una fiesta".
Eran casi las once y cuarto, Mathias nos había llevado a comer unas hamburguesas antes de llegar a la fiesta. Debo admitirlo, no fue un gran asunto. Al menos en algo tan cotidiano como comer, no la pasé como lo esperaba. En fin, no entraré en detalles.. pero, los chicos que son tan obsesionados con el dinero ¡no son para nada de mi gusto! Aunque también hubo una serie de miradas y roces que hacían que apretara levemente las piernas de deseo, por más que las palabras de Mathias me aborrecieran, los rasgos físicos y masculinos que tenía, podrían volverme hasta loca.
Un tanto confuso , ¿no lo creen? Es bastante complicado salir con un muchacho, para que les voy a mentir.
Al llegar a la fiesta, Mathias me abrió la puerta del coche "como un caballero" y fuimos a parar a esa enorme mansión. Estaba repleto de gente, con suerte tenía que haber conocido a unas diez personas de un total de ciento cincuenta. Divisé a mi grupo de amigos que se encontraban bebiendo algo de vodka adentro, cada uno con su respectiva cita. Los tragos iban y venían, una y otra, y otra, y otra vez.
En síntesis, estaba algo, muy ebria.
Mathias me hablaba de varias cosas pero aún no sabía de qué o si le estaba respondiendo cosas coherentes. Me reía bastante entremedio de todo lo que sucedía, la última vez que había visto la hora eran las 1:34, bastante temprano y me quedaría en casa de uno de mis amigos-hermanos . Así que no había tanto problema si llegaba un poquito pasada de copas.. Sabía que los chicos me miraban de una manera en particular y cuando pude escabullirme con mi mejor amiga, dominamos la pista de baile, llenándolo de movimientos sexys y algo descontrolados.
-Te haz pasado un poco, ¿no crees? -Preguntó Carol con una sonrisa en su boca.
Me encogí de hombros. -¡Soy una estudiante muy estresada! -Respondí alargando la "u". -Además no tienes, idea.. de lo que ha sucedido esta semana. -Dije riendo y recordando todo lo sucedido con el señor Bieber. Un leve escalofrío de placer me recorrió.
-Solo espero que no te suceda nada malo esta noche. -Se burló.
-No creo que eso se posible. -Le señalé al galán que me había traído a la fiesta, y me golpeó el brazo izquierdo. Creo que estaba muy ebria porque no había sentido absolutamente nada. - ¿Qué?
-No creo que sea un buen partido. -Me dijo y me quedé con una expresión confusa en la cara. -Según los rumores, es un verdadero asco en la cama. -Mierda. -No te lo recomendaría ni aunque fuese uno de los últimos seres que quedaran en el planeta.
-No puede ser tan malo. -Lo defendí.
O quizás si. Dios, ¿y si era así de malo en la cama? ¿El señor Bieber tuvo la razón todo el tiempo? ¿y si ahora Mathias quería que fuéramos a follar y tenía un mal polvo? Un montón de situaciones no muy agradables se me pasaron por la mente y no me gustó para nada. Justo cuando iba a argumentar contra Carol, divisé a Mathias con mis ojos. Estaba hablando con Kate y sirviéndose unos tequilas con otras personas que no podía reconocer.
La relación entre Mathias y Kate era bastante común. Y lo digo recalcando el hecho de que existía un gran apego sexual, tanto dentro como fuera de la escuela. La "pareja soñada", altos, guapísimos, reinando la escuela desde siempre con su humor cruel y su poca ubicación respecto a distintas situaciones, con unos aires de diva que nadie se los quita, los chicos malos rondando por los pasillos. Suena común ¿eh?
No todo puede ser flores y destellos dentro de la vida de un adolescente. Y aquí quien era alguien muy jodido era Kate Bryce. La dulce rubia platino era una arpía con garras lista para atacar a quien se le acercara a ella o a su novio. Dando la imagen de princesa en apuros siempre lograba que Mathias volviera a ella como un perro faldero en busca de agua. Era linda, pero bastante podrida, me preguntaba varias veces si había un corazón dentro de aquel cuerpo.. Era delgada, alta, con suerte podía llegarle a la nariz, una piel bronceada natural, parecía una muñeca de porcelana cuando se arreglaba lo más posible.
Toda mi atención se posó en el par cuando vi como se besaban de manera candente. Una rabia me recorrió de pies a cabeza. ¿Como se atrevía a besar a esta zorra cuando habíamos venido juntos a esta fiesta? Carol notó mi malestar y observó, puso una cara de sorprendida enorme; me escabullí al enorme baño de la mansión en la que nos encontrábamos, al cerrar la puerta me miré de pies a cabeza en el espejo. Me encontraba con demasiado calor en el cuerpo, hice mis necesidades a duras penas y me lavé las manos. Mi celular sonó.
Era mi dios del sexo.
"¿Cómo va tu noche, pequeña?" Era un mensaje de texto que había recibido a las 12:09, mi sonrisa de ebria dominó mi rostro. A duras penas iba a escribirle algo a mi sensual profesor, así que le pegué un llamado. Los nervios y la calentura comenzaron a dominarme completamente.
Un tono, dos tonos, tres tonos, cuatro tonos...
Quizá debería cortar.
- ¿Diga? -Oh dios, su voz tan ronca y sexy hizo que mis piernas se apretaran automáticamente. Me entró una risa y me preparé para responder.
- ¿Querías saber como va mi noche? -Respondí risueña y tomé un respiro. -Pensé que sería mejor... me han dejado plantada y -Reí. -Estoy muy ebria..
- ¿Estas sola? -Preguntó un poco más consciente y serio.
- ¡Eres tan serio! -Me burlé. -Con todo el sexo que tienes no deberías ser tan serio. -Me tropecé con mis propios pies y casi caigo. -Maldición.
-Demonios.. -Dijo. -En verdad estas muy ebria, __.
-Y caliente.
Hubo unos segundos de silencio tenso y ardiente.
- ¿Qué pasa señor Bieber? -Pregunté burlona. - ¿No soporta que le hable de esta manera?
Se río. -Dios pequeña,con solo preguntarme eso me dan unas ganas de tocármela...
- ¿Sí?
-Bastante, ni te lo imaginas... pero no me deja tranquilo que te quedes con un montón de adolescentes igual o más ebrios que tú. -Escuché como se movía. -Dame tu ubicación, iré por ti en cinco minutos.
-Son las -Miré el celular. -2:45, ¿vendrás?
-Por ti puedo tomar más riesgos de lo que crees.
Al decir aquello me cortó y quedé atontada. ¿Justin Bieber me había dicho que tomaba riesgos por mi sin problema? Eso es algo loco, demasiado diría yo. Sin más se me encogió el corazón, nadie me había dicho algo así en muchísimo tiempo.
Tanto así que podía volver a abrir unas heridas que tenía en el corazón desde hace un poco de tiempo.
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Mister Bieber
RomanceSoy su alumna solamente. La muchacha que se sienta en medio de la fila al lado de la ventana del pasillo, a quien le va bien, sólo eso. Pero él con sólo dedicarme una mirada hace que mi cuerpo se estremezca. No puedo evitarlo, me siento indefensa a...