Theo Raeken || Nobody's ever loved me to the truth [2] En Pausa.

07.

Noté el suave y delicado tacto de unos dedos apartando el cabello que rozaba mi rostro sin permiso. Su mano acarició el pómulo de mi rostro con ternura, este cariñoso roce hizo entreabrir mis ojos, para ver a un joven que me contemplaba con una entrañable mirada, mientras jugueteaba con un rotulador entre sus dedos.

—¿Cuándo has llegado? —pregunté desperezándome, mientras me frotaba los ojos.

—Hace una hora —contestó Stiles posando el rotulador sobre sus labios aún de cuclillas frente al sofá —Te vi tan tranquila cuando dormías, que preferí no despertarte —una sonrisa involuntaria se formó en mi rostro, me encantaba la manera tan dulce en la que sus ojos me miraban, me hacía sentir especial.

—¿En qué andas metido? —pregunté curiosa, incorporándome finalmente, el chico me observó alelado —Me refiero al rotulador —aclaré cogiendo de su mano aquel utensilio.

—Tenía que apuntar una serie de cosas en la pizarra —comentó el chico poniéndose en pie —Al parecer han encontrado otro cuerpo, una inquietante criatura atacó a un técnico anoche —informó el joven tomando asiento al lado mío.

—Scott me habló de ello —dije cruzándome de piernas sobre el sillón —¿Qué crees que puede ser?

—No lo sé —murmuró lacónico, sacando con dificultad el móvil de su bolsillo derecho del pantalón —Pero creo haber dado con algo —continuó el muchacho, abriendo la carpeta de galería, en busca de un vídeo descargado —He revisado la grabación unas diez veces, y nadie entra en aquel edificio antes que el técnico.

Arrebate el móvil de entre las manos de Stiles, reproduciendo la grabación varias veces, para examinar cada detalle con precisión. Pero por mucho que continuará repitiendo el vídeo, se apreciaba claramente que las dos únicas personas que entraron en el interior de aquel lugar fueron el difunto trabajador y posteriormente la agente Clark. Antes de devolver el teléfono móvil al chico, detuve la grabación justo en el momento en el que la abominable criatura sale al exterior, Scott me explicó lo sucedido pero se le olvidó mencionar el gigantesco tamaño de aquella cosa.

—¿Crees que hay otra forma de entrar? —pregunté pulsando el botón de bloqueo de pantalla.

—No lo creo —murmuró Stiles creando un intrigante silencio —Estoy seguro —repuso con firmeza.

[…]

Lavé mi cara con agua fría para terminar de despertarme. El espejo situado encima del lavabo reflejaba mi propia imagen, apoyé mis manos sobre el borde y me acerqué un poco hacia adelante para observarme mejor. Solo veía mi cara con gesto medio dormido, llena de gotas de agua que deslizaban velozmente por mi rostro, una vez seca, me miré nuevamente en el espejo. Llevé mi mano hacia la zona superior de mi oreja, palpando el área con nerviosismo, un suspiro de alivio salió de mi boca, al no percibir orificio alguno en mi cabeza.