13.

2.4K 142 14
                                    

Era una noche sin luna, todo parecía envuelto en un fino manto de espectrales sombras vivas. En el aire, retumbaban los lejanos ladridos de perros acompasado por el afinado violín de los grillos. Una insólita e inmensa base militar se presentaba ante nuestros ojos.

Braeden sacó un diminuto monocular de aproximadamente ocho aumentos que guardaba en la riñonera de cuero que colgaba de su cintura. Éste prismático de visión nocturna permitía visualizar los objetivos distantes incluso bajo una oscuridad total, gracias al dispositivo de infrarrojos incorporado.

—No hay guardias, no hay luz —afirmó tras una rápida inspección —Este sitio parece estar completamente abandonado —Devolvió el aparato de visor nocturno a su respectivo bolsillo.

—Eso debería facilitarnos las cosas, ¿No? —figuró Malia escéptica.

—No necesariamente —Adoptó una expresión de desconcierto —Especialmente si sabe que venimos.

—¿Estás segura de que éste es el lugar que viste? —inquirí con desconfianza.

—A no ser que haya otro Fort Jewett.

—Quizá se ha ido, quizá Deaton ya esté muerto —dedujó Theo con odiosa obstinación.

Le lancé una fría mirada de desdén al tiempo que colocaba mi brazo derecho en jarra.

Le lancé una fría mirada de desdén al tiempo que colocaba mi brazo derecho en jarra

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

—No me hagas arrepentirme de haber cedido a que nos acompañaras.

—No me voy a ir por un quizá —Malia replicó tajante.

—Y yo no voy a entrar con tanta incertidumbre —terció la morena con vehemencia.

—Has dicho que has estado detrás de ella durante años —la muchacha castaña entorno los ojos con una mirada difamatoria.

—¿Por qué crees que han sido años? Porque sabe lo que hace —el énfasis en su tono de voz captó mi atención y la de Theo —Se llevó al jefe de Scott por una razón, no sabemos cual —Malia desvió la mirada y quedó contemplando la base —No sabemos si ha vuelto a Beacon Hills porque te ha echado de menos todo este tiempo y no puede esperar a una reunión madre-hija o si quiere colocarte una bala entre ceja y ceja —hizo una breve pausa —No sabemos nada.

—Sabemos una cosa, sabemos donde está —le espetó —Voy a entrar, tengo que hacerlo —repuso, tomando las riendas de la situación.

La muchacha de cabello castaño, echó andar resueltamente hacia la instalación. Una vez cargada la munición con múltiples cartuchos de balas de plomo, Braeden no tardó en seguirle el paso.

Theo Raeken || Nobody's ever loved me to the truth [2] En Pausa. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora