Los brazos de Alek rodean mi cuerpo, mientras las lágrimas corren por mi rostro. Permaneciendo en un reconfortante silencio, nos mantuvimos abrazados. Su aroma y su contacto hacen que mi cuerpo se relaje y me sienta segura. Los sollozos comienzan a cesar, por lo que sin vacilar indago— ¿Cómo hipnotizaste al chico al que ataqué?—exhalo brevemente y cuestiono confundida— ¿Cómo puedes hacer eso?
—Cómo ya sabes... también soy un vampiro. Casi todos tenemos la habilidad de obligar a los humanos a hacer lo que queramos, olvidar cosas, hacer un mandato, lo que sea. —aclara.
—¿Quieres decir que yo también puedo hacerlo? —investigo con la esperanza de poder desarrollar alguna destreza útil.
—Lo más probable, hay que desarrollarla. —Explica Alek y continúa— No te preocupes, de ahora en adelante voy a estar contigo para ayudarte. —Declara guiñándome el ojo y sonriéndome genuinamente.
Su perfecta sonrisa y sus penetrantes ojos, hacen que la temperatura de mi cuerpo se eleve y se extienda por todo mí ser. La atracción que siento por él, me lleva a plantearme la idea de posar mis labios sobre los suyos. Pero me niego hacerlo, el lugar y las circunstancias no son apropiadas, por lo que logro articular lo primero que me viene a la mente —Debo buscar mis cosas— expreso mirando hacia otro lugar para esclarecer mis pensamientos y prosigo— las dejé tiradas en el suelo.
—Okay. Te acompaño — pronuncia el dios griego, a quien observo detenidamente, porque luce arrebatadoramente sexy.
Salimos del lugar directo a buscar mis materiales de pintura con la esperanza de encontrarlos en donde los había dejado. No obstante, la ilusión se esfumó cuando mire hacia todo lados y no los encontré.
—Mis materiales de pintura no están —manifiesto a Alek preocupada.
—Lo más seguro alguien los tomó, ya pasó más de una hora, no es para menos. —dice.
Al mirar el reloj, compruebo que efectivamente había transcurrido más tiempo del que creía.
—Ni modo tendré que comprar otros de nuevo. —digo decepcionada.
—Si quieres vamos a mi casa y podemos platicar —sugiere.
—Dale.
El Jeep Rubicon color azul de Alek estaba estacionado cerca de mi carro, por lo que no se me hizo difícil seguirlo. Conduje durante unos veinte minutos y nos detenemos frente de un portón doble color marrón. Este comenzó a abrirse hacia dentro automáticamente, dejando ver una fuente al frente del jardín y la mansión que hay detrás.
La residencia es preciosa, con dos pisos de color crema. La puerta principal doble, es de madera detalles en cristales, las cuales hacen juego con las ventanas. Unas tejas de color anaranjado adornan el techo. Al lado izquierdo, posee una cochera para estacionar los carros, Alek abrió el mismo y colocó su auto. Luego de aparcarme detrás de él, me bajé del auto y comencé a contemplar las afueras de la casa.
—¿Te gusta? —me indagó Alek, quién estaba detrás de mí.
—Tu casa es preciosa —enuncio.
Entramos a la casa, si por fuera era hermosa por dentro era mejor. Un rustico candelabro de techo y una escalera en el centro engalana la entrada. La sala, situada al lado derecho, poseía unos muebles victorianos color vino con marrón y unas mesitas de madera a cada lado. La decoración estaba compuesta mayormente por objetos antiguos con la excepción del televisor plasma, el home theatre" y la estantería de películas "blu-ray". Al lado contrario se encuentra comedor con una mesa rectangular lo suficientemente grande, como para 12 personas.
ESTÁS LEYENDO
Odio ser Vampira
VampirSinopsis: Con tan solo abrir los ojos, Brigitte comprendió que le habían robado la posibilidad de alcanzar sus metas y cumplir sus sueños, como si estos fueran basura. La vida ya no tenía el mismo sentido, no al menos desde su punto de vista. Nada...