Odio ser Vampira

Capítulo11: La Maldición

Josh

Golpeo el saco de boxeo una y otra vez, soltando todo el estrés contenido desde hace días e intentando no pensar en Brigitte y en que estará haciendo. Me contengo de enviarle algún mensaje, pues el último que le envié aún no lo ha respondido.

Lo ocurrido con Verónica fue la excusa perfecta para acercarme a ella; el acompañarla durante varias horas en el hospital fue bueno después de todo. Brigitte y yo pudimos hablar de diferente cosas y no me ignoró como otras veces.

Me gustaría tener la esperanza de que las cosas entre nosotros serán como antes, pero no quiero crearme falsas expectativas. Quizás debería de hacerle caso a Jayson y pasar la página, después de todo él culpable fui yo.

Brigitte ha tenido sus razones para estar enojada conmigo, en realidad no la culpo. Cuando tuve la oportunidad de estar a su lado, la descuidé e hice cosas de las que ahora me arrepiento.

Ella siempre estuvo para mí y eso me dio la seguridad de que nunca me abandonaría. Hemos estado juntos por casi cinco años, nos conocimos el tiempo suficiente para llegar a pensar que lo que sentía por ella no era amor sino mero agradecimiento por haber estado ahí cuando mi madre murió. Fue ella quién me apoyó cuando tuve que irme a vivir con mi padre, su esposa y mi medio hermano, con los que apenas mantenía algún tipo de relación en ese entonces.

Detestaba a mi padre y le echaba la culpa de que mi madre se hubiera muerto, a sabiendas de que él no tenía culpa de que a ella le hubiera dado cáncer. Durante un tiempo estuve rebelde, llegaba tarde en la noche a mi casa e intentaba pasar la mayor parte del tiempo fuera para no lidiar con mi padre. Quien me hizo recapacitar e intentar tener algún tipo de relación con ellos, fue Brigitte. Debo decir que ella ha sido la mejor bendición que llegó a mi vida.

Con el tiempo, he logrado comprender a mi padre y llevarnos bien. Mi madrastra siempre me trató bien, pero siempre la vi como la causante de la separación de mis padres, aunque las cosas no fueron así. Durante estos tres años que he convivido con ellos he sentido nuevamente el calor de una familia, y por eso le estaré eternamente agradecido a esa mujer que perdí.

Desde que comencé en el boxeo... solo me enfoqué en eso. Mis deseos de ser el mejor boxeador y alcanzar la fama se fue por encima de nuestra de relación, la abandoné por cuanto evento social había. No era para menos que ella creyera que la engañaba con otras mujeres.

Aunque era popular entre muchas personas y algunas mujeres me invitaban a salir nunca pasó nada. La única loca obsesionada, era Mikaela, en cada ocasión que tenía oportunidad se me insinuaba y trataba de provocarme. En múltiples ocasiones le dejé saber que no tenía interés en ella... No fue hasta esa maldita fiesta en casa de Matías, que desperté semidesnudo al lado de Mikaela, sin saber como diablos porque hasta el día de hoy no recuerdo. Lo que aún no sé me olvida fue mi escena al despertar y verla acostada a mi lado.

-¡Que diablos! - digo moviéndome hacia al borde de la cama, casi a punto de caerme.

-Buenos días, dormilón - dice sonriente tocándo mi cabello.

-¿Qué diablos pasó? - inquiero.

-Tú que crees - dice sonriendo diabólicamente y me mira con esos ojos brillantes que me hacen entender que logró su objetivo.

-¡Maldita sea!

Al par de días, aparecieron unas fotos de nosotros bensándonos en la fiesta. Entonces, fue cuando Brigitte se enteró de lo que sucedió y me dejó. Traté de explicarle, pero no quiso escucharme, aunque en realidad que iba a decirle... Me había comportado como un completo idiota y lo que había hecho no tenía ningún tipo de justificación.

Durante las próximas semanas, me había dedicado a beber y salir con mis amigos casi todos los días. El día de mi cumpleaños #21 había llegado y albergaba la esperanza que el defecto genético del que padecía mi familia no iba a ocurrirme. Casi todos mis primos lo habían desarrollado a los 18 años y yo todavía no sabía lo que era esa maldición. Una maldición con la que tendré que cargar durante toda mi vida, la maldición de sentir como se rompen todos mis huesos al convertirme cada luna llena. Ser peligroso a tal grado de herir a las personas que amo, porque cuando me transformo pierdo la razón.

Esa fue la principal razón por la que no seguí insistiendo para retomar nuestra relación. Aunque en el fondo lo que quería era buscarla. Me había acostumbrado tanto a esa mujer, ella era la que me apoyaba en todo, era la chica positiva que a todo le buscaba una solución. Amaba la atención con la que me escuchaba y su forma de ser conmigo.

Sin embargo, debía protegerla de mí, de mi descontrol, hasta que al menos pudiera calmar la fiera que me controlaba. No quería que ella corriera con la misma suerte de la cuñada de Jayson, su hermano Jayden, mató a su novia luego de convertirse durante una luna llena. Según nos dijeron, al parecer ella tenía sangre de vampiro en su sistema, pero eso no se pudo corroborar pues el había desmembrado su cuerpo.

Razón por la que Jayden se sumió en una terrible depresión y desde entonces no ha vuelto a ser el mismo. Se ha consumido en las drogas refugiándose en eso por haber matado al amor de su vida.

Según las leyendas familiares nuestro propósito es proteger y preservar la raza humana. Estamos hechos para pelear con los vampiros y evitar su propagación en el mundo. Cada vez que nace un vampiro, en alguna zona cercana nace un un hombre lobo para mantener el balance en la Tierra.

Hace casi un año desde que mi vida cambió. Pero comienzo a creer que no solo fui yo, todos cambiamos... inclusive, Brigitte. En cuanto a su personalidad luce más decidida y firme, más fuerte de carácter, imponente e intimidante. Físicamente se ve más atractiva, tiene agilidad y fuerza, recuerdo el empujón que me dio. Dudo mucho que esté haciendo ejercicios, porque eso no es lo de ella, es terriblemente vaga.

Decido dormir un poco por el agotamiento físico y mental. Sin embargo, no pego el ojo, me carcome la cabeza pensar que mis sospechas sean ciertas y albergo la esperanza de estar alucinando y que solo sea mi imaginación.

***

Paso las horas sin dormir absolutamente nada. Amanece y me preparo para dar una vuelta por la ciudad, la cual a pesar de ser temprano está atestada de personas que se dirigen hacia su trabajo. Debo ir a la Universidad, pero la necesidad de saber si mis sospechas son ciertas no permiten que me dirija hacia allá. Por lo que sin pensarlo dos veces, me estaciono en el edificio en donde vive Brigitte y corro por las escaleras hasta llegar a su apartamento. Estoy parado frente a la puerta pensando si ha sido buena idea haber llegado hasta acá, pues no estoy seguro de saber la verdad, pero no me permito seguir dudando un segundo más por lo que toco a su puerta.

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Saludos a todos!!!

Espero que les haya gustado este capítulo narrado por Josh.

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Besos,

**Desiree ;)