Capítulo 3: Fugitiva

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Después de una siesta tranquilizadora, Elen se levantó a las 19:00 PM para ir a la dirección acordada. Se levantó, se vistió con una campera de cuero, se colgó las espadas que consiguió en el combate contra Zallen en la espalda y salió de la habitación. El peso de aquellas armas le parecían peculiares. La espada negra era pesada, mientras que la blanca era liviana como una pluma. Examinándose detenidamente se dio cuenta que cada espada tenía una letra grabada en su empuñadura. Una "Z" en la negra y una "A" en la blanca. No fue hasta que recordó lo sucedido en el combate contra Zallen que comenzó a reflexionar... ¿De quienes eran estas espadas?.

Salió del castillo por donde había entrado la primera vez, por la sala del trono. Esta se encontraba impecable, pero solitaria, ningún alma estaba en aquel lugar salvo ella. Avanzó por la gran alfombra roja mientras recordaba la ovación de las personas, algo inolvidable.

Pasó un largo tiempo de caminata hasta que llegó a la entrada del lugar en donde se juntarían. La noche estaba despejada, llena de estrellas y ninguna nube que impidiera la visión. Tras unos minutos, pero nadie venía... hasta que el chico de cabello celeste llegó corriendo muy agitado

-¡Llegué!- Exclamó con ánimos mientras intentaba recobrar el aliento -Casi me quedo dormido! He venido corriendo desde el castillo!

-¿¡Desde el castillo!?- Dijo Elen sorprendida por la maratónica acción

-¿Donde esta Violet?-

-No ha llegado todavía, ¿Dónde se habrá metido?- Jayden vio una figura en la oscuridad de la ciudad, era una silueta que parecía ser un guerrero muy poderoso...

-Hola, llegan tarde, 2 minutos para ser exactos...- Dijo muy seria Violet y cruzada de brazos. Al parecer no le gustaba que la dejaran esperando...

-Lo sentimos, Princesa!- Dijo Elen haciendo una reverencia muy asustada y en forma de disculpa

-Jajajajaja, descuida! Es broma, Elen. Yo acabo de llegar- Dijo la mujer de cabello violeta mientras le guiñaba un ojo de manera chistosa, dándole a entender de que era una simple broma. El rostro de Elen pasó de ser preocupación pura a una sonrisa espléndida.

-Bueno, es el momento en que expliques porqué estamos aquí- Dijo Jay

-Ok, esta casa que está aquí- Dijo presentándola como una chica de un concurso -No es una casa cualquiera, es la casa del grandioso e inigualable... Henry Mcduff!- Explico ella remarcando el nombre del viejo herrero

-No lo conozco- Dijo el espadachín -Pero quizá pude haberlo escuchado en algún lado-

-Yo sí lo conozco- Remató La Princesa -Lo conozco por ser uno de los mejores herreros de esta ciudad, al menos eso dicen. Nunca lo conocí en persona, pero una cosa tengo clara... se que vende objetos ilegales en su tienda-

-Si... Tienes razón... no lo arresten por favor- Dijo Elen roja y nerviosa

-Tranquila, no deseó hacer eso- Le contestó con una sonrisa haciendo la vista gorda

Como noble Lewisfall, se adelantó y abrió la puerta de madera de pino dejando pasar a las damas primero, se podía notar que era un muchacho bien educado y humilde. Las escaleras de madera sin barnizar hacían un sonido gracioso al pisarlas, con cada paso que daban estas hacían un crujido bastante interesante. Al terminar de subir, Elen pudo ver de vuelta a Henry. Este, la recibió con los brazos abiertos y se acercó a ella rápidamente con una mezcla de sorpresa, enojo y orgullo

-Elen Black!, ¿Como no te atreves a contarme que ya eres toda una Defensora De La Piedra!?- Dijo apretándole los cachetes como si fuera una masa de pan, haciéndola sentir una niña de cinco años

Holy Knight: Episodio 1 - "Un Collar, Un Destino" (TERMINADA y RE-EDITANDO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora