I

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Tres meses más tarde...

Stiles

—Buenos días, dormilón. —Me dijo Bianca. —Levántate, tenemos trabajo que hacer. —Ignoré completamente sus palabras y ella me tiró un vaso de agua encima.

— ¡Eh! —grité, pero ella ya estaba saliendo por la puerta, entre risas. Le hice caso a Bianca y me levanté. Lo primero que hice fue vestirme con ropa completamente blanca, por supuesto. Una vez terminado, me dirigí hacia el salón principal. —Buenos días. —Dije secamente.

—Buenos días serán para ti, Stiles. Los demás llevamos trabajando un buen tiempo. —Me respondió Jake.

—Soy algo nuevo en esto, además no tengo misión.

—Hasta hoy. —Dijo Jake sonriendo, al igual que Bianca.

— ¿Hoy? —pregunté confuso.

—Sí Stiles, hoy. Hemos encontrado a una persona perfecta. —Él se acercó al panel de información y una foto de una chica apareció. Era una chica joven, con cabello más o menos pelirrojo puesto que no es pelirrojo, ojos verdes, labios gruesos y mejillas sonrosadas. Bastante atractiva a decir verdad. —Ella es Lydia Martin. Acaba de cumplir los 18 años y sus últimos meses han sido una verdadera tortura. Ha estado aislada, sin hablar con nadie más aparte de su madre, sin ir a clase y con depresión.

— ¿Por qué? —Pregunté curioso.

—Digamos que tuvo un accidente. —Dijo Bianca ahora. —Hemos pensado que necesita una persona alegre, con carácter, que consiga sacarla de la depresión con un poquito... de magia, ya sabes.

—Y esa persona soy yo. —Aclaré. Jake y Bianca asintieron. — ¿Qué me va a pasar?

—Irás a Beacon Hills, lugar donde vive ella. —Mis ojos se iluminaron completamente. —Sí, Beacon Hills, pero no la conoces y nadie podrá verte con tu aspecto excepto ella, claro. Conservarás algunos de tus dones, como el poder escuchar a distancia, hablar mentalmente y poder ver los recuerdos de las personas, solo si te cuentan lo que pasó. Ninguno más.

—Jo, yo quería poder leer el pensamiento. —Dije triste. — ¿Voy a ser el guardián de esta chica?

—Vas a ser su ángel, más concretamente. Y si consigues completar la misión podrás encontrar finalmente la paz y trabajar aquí, con nosotros.

— ¿En serio? ¡Fantástico! —Dije emocionado. — ¿Y podré saber lo que me pasó? —Jake y Bianca se miraron serios.

—Sí, podrás recordarlo. Al acabar tu misión, Lydia tendrá un deseo y una vez cumplido, recordarás.

—Perfecto. —Dije sonriendo. —Lydia, voy a por ti.

Y después de un tiempo, volví a la Tierra. A Beacon Hills. Mi pueblo.

Lydia POV

Me desperté en mi cama y lo primero que hice fue ver la hora. Las doce de la mañana. No debía de preocuparme de ir a clase, porque hoy es sábado, aunque si no lo fuera tampoco iría. Me levanto de la cama y me dirijo a la cocina donde mi madre ha dejado una nota.

Tengo que irme a trabajar. Tienes comida en el frigorífico. Te quiero.

Yo sonreí tristemente al leer la nota. Sabía perfectamente que mi estado de ánimo y comportamiento afectaba a mi madre, pero yo no podía estar bien. No después de lo que hice. Llevo unos tres meses casi sin salir de casa nunca, yendo al psicólogo y nada sirve. ¿Por qué? Porque nada cambiará el pasado, por mucho que lo desee, y lo hago.

Desayuno en silencio y después me doy una ducha. Salgo y me visto con la primera ropa que cojo. Esto era impensable para mí hace unos meses, aunque no fuera a salir, debía escoger mi ropa para estar en casa. Una vez cambiada, me voy a mi cuarto. Al entrar, me di cuenta que no estaba sola. Había un chico en mi habitación. Y yo empecé a gritar fuertemente. El chico me hacía señales para que no gritara pero yo no podía parar.

No grites más, por favor.

Dejé de gritar. Había escuchado eso, pero solo estábamos él y yo en la habitación y él no había abierto la boca. Y yo no podía estar más asustada. Tragué saliva del miedo y me dispuse a hablar con el extraño.

— ¿Cómo...has hecho eso? —Pregunté con voz temblorosa.

¿Esto? ¿Me estás escuchando, verdad?

Yo asentí.

—Antes de que grites de nuevo y te vuelvas loca, escúchame. Debes escucharme y confiar en mí. —Dijo, ahora sí, el extraño.

—No puedo confiar en un extraño que habla sin hablar y ha entrado en mi habitación estando completamente cerrada mi casa. Espero que lo entiendas. —El chico resopló.

—Esto va a ser más complicado de lo que creía.

Mientras hablaba, me fijé en él. Era un chico alto. Tenía el pelo castaño oscuro, algo despeinado. Su cara parecía... casi angelical. Tenía los ojos marrones, aunque no sabría definir muy bien el tono, avellanas, quizá. Nariz algo respingona. Pero lo que más me llamó la atención, fueron sus numerosos lunares en las mejillas y, por lo que podía ver, el cuello también. Era un chico muy apuesto, pero eso no quitaba el que hubiese aparecido de la nada en mi casa y estuviese asustada.

—Lydia...

— ¿Cómo sabes mi nombre? ¿Me has estado espiando? ¿Te envía mi madre? —Él negó con la cabeza.

—Esto te va a sonar un poco raro pero... soy un ángel, y mi misión es cuidarte. Soy Stiles. —Y en ese preciso momento, me desmayé.


Heaven is a place on Earth || StydiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora