V

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Lydia POV

—Lydia, cariño me alegro de que salgas pero, volver tan tar... Espera, ¿quién es este? —Preguntó mi madre, según entraba por la puerta.

Stiles, ¿no dijiste que mi madre no podía verte? —Pregunté en mi mente, para que Stiles me escuchase.

—Yo dije que no se enteraría... me equivoqué. Improvisa.

—Ma-mamá, él es Stiles... un amigo. —Dije con bastante nerviosismo. Mi madre cruzó los brazos, mala señal. Antes del accidente se podía decir que yo era una experta a la hora de mentir, pero después...

— ¿Y quién es Stiles? ¿Qué haces aquí? —Preguntó dirigiéndose a él. Más vale que sea bueno improvisando, o al menos mejor que yo.

—Soy un compañero de clase de Lydia, nos hemos hecho buenos amigos.

— ¿Has vuelto a clase? —Preguntó mi madre sorprendida, estoy segura que era lo que menos se esperaba. Yo asentí. —De acuerdo... ¿pero qué haces aquí? —En ese momento decidí intervenir.

—Mamá, Stiles vive solo y yo le he dicho que él no debería y que teníamos sitio de sobra en casa, que se podía venir. ¿Te molesta mucho?

—No, no me molesta. Puedes quedarte, eres el primer amigo de Lydia que conozco y mereces ser bien tratado.

—Bueno, no soy el único. También está Allison. Y Scott. —Respondió Stiles.

¿Qué haces? —Pregunté. — ¿Pretendes que les invite a vivir aquí también?

—No, no te preocupes. Sé lo que estoy haciendo.

—Lydia cariño, me alegro tanto de que hayas hecho amigos. Claro que puedes quedarte Stiles. —Dijo mi madre. No podía creerlo, ¡la había convencido tan fácilmente! ¿Eres huérfano?

—No, pero mi padre tuvo que mudarse por trabajo y yo no quería irme. Y no podía obligarle a quedarse.

—Oh, eres un buen hijo. Pues esta es tu casa, tu habitación será la de los invitados, Lydia, enséñasela. Yo me voy a dormir, estoy agotada. —Se acercó a mí y me dio un abrazo. —Hasta mañana.

Cuando mi madre se fue me giré a mirar a Stiles estupefacta, mientras él sonreía con satisfacción.

— ¿Cómo has hecho eso?

—Es obvio que tu madre está encantada con que tengas amigos, por lo que simplemente he hablado de ellos.

— ¿Mi madre te ve como te veo yo?

—No, nadie lo hace. Los demás me ven distinto, aunque no demasiado, para que nadie me reconozca. Solamente tú me ves como soy en realidad.

—Y... ¿puedes leerme el pensamiento? Ya que puedes hablarme y yo a ti... —Pregunté temerosa.

—No, no puedo. Puedo hablarte yo y si me respondes establecer conversación. O que me hables tú y tu voz sonará en mi cabeza, así como la mía suena en la tuya. No puedo leerte el pensamiento, tranquila. —Yo suspiré aliviada. No me gustaría que supiese lo que pienso, sobre todo si es en él. — ¿Me acompañas a mi cuarto? Es la primera vez que vengo y no sé a dónde tengo que ir.

—Mentiroso. Pero bueno, sígueme. —Dije mientras subía las escaleras. Abrí la puerta del cuarto de los invitados. —Esta será tu habitación, mucho mejor que el sofá, ¿no?

—Tenía su encanto pero una cama es una cama. Gracias.

—No hay de qué. —No sabía si debía preguntarlo, pero desde que vi la mirada que puso hoy antes del patinaje, sentía la necesidad de preguntar. —Oye, Stiles... ¿qué pasó en comisaría? — Él desde luego no esperaba mi pregunta, su cara de sorpresa le delató.

—Vaya, eres más observadora de lo que pensaba... Está bien, no te mentiré. Mi padre trabaja en la comisaría, es el sheriff.

—Oh. —Dije impresionada. El sheriff era un buen hombre, pero es cierto que los últimos meses estaba más triste, con la mirada perdida. — ¿No le has visto aún, verdad?

—No, no creo que pueda. Ver a mi padre y hablarle sin poder decirle que soy yo... Además, mi padre ya había perdido a mi madre, bueno, y yo... Pero ahora me ha perdido a mí. —Dijo triste. Podía notar como sus ojos se ponían vidriosos. Yo le puse una mano sobre el hombro.

—Stiles, lo siento mucho. Sé que debe ser muy duro.

—Lo es, pero es mi trabajo. —Dijo, mientras miraba mi mano sobre su hombro, tristemente.

—Tu trabajo o misión no es sufrir y lo estás haciendo. ¿Cómo pudiste seguir como si nada e ir a patinar?

—Porque como tú has dicho, es mi trabajo, debo lograr que tú estés bien. Yo no importo, ni siquiera estoy vivo.

—Pues quiero que sepas una cosa, no lograré estar bien si tú no lo estás. Y puede que no estés vivo, pero yo te veo aquí conmigo y claro que importas. —Stiles sonrió. Luego se acercó a mí y me dio un beso en la frente. El contacto de sus labios sobre mi frente provocó un escalofrío en todo mi cuerpo, que espero que Stiles no haya notado.

—Gracias, Lydia. Hasta mañana. —Dijo, mientras apagaba la luz. Yo salí de la habitación, colorada y con ese escalofrío, especialmente en mi frente. Lo ignoré y me fui a dormir.

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Heaven is a place on Earth || StydiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora