|Yata Misaki| Apuesta

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[Y/N] - tu nombre
[L/N] - apellido
[E/C] - color de ojos
[H/C] - color del pelo
[*Bebida] - bebida preferida

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Apuesta
Misaki Yata


          —Vamos, [Y/N]~chan. Has perdido. Ahora tienes que hacerlo.

          —¿N-No puede ser otra cosa?— preguntó, aun sabiendo de antemano que su compañero no iba a cambiar de opinión.

          En efecto, el pelinegro negó con la cabeza y sonrió con malicia. Le encantaba avergonzar a la chica y le encantaba ganar así que estaba disfrutando cómo un niño.

          [Y/N] se mordió el labio con nerviosismo. ¿Por qué nunca aprendía la lección? Cada vez que apostaba contra Saruhiko pasaba esto. ¿En qué estaba pensando para creer que hoy el resultado sería distinto?

          'Creías que hoy podrías ganarle porque le dolía la cabeza' le recordó su voz interior. Cierto. Antes de empezar la partida Saru se había quejado de ello y se había pellizcado el puente de la nariz en lo que parecía un intento por aliviar su dolor. Pero no había vuelto a mostrar ningún síntoma durante la partida...

          —¡Has hecho trampas!— exclamó, al darse cuenta de que todo había sido fingido.

          —¿Trampas [Y/N]-chan? No sé a qué te refieres— respondió poniendo cara de inocente, o algo parecido al menos ya que el azabache era incapaz de esconder su sonrisita de suficiencia.

          —¡Decías que te dolía la cabeza y te encontrabas mal!

          —Eso no es hacer trampas. Además, eras tú la que se quería aprovechar de que "no me encontrase bien"— se defendió.

          [Y/N] apretó los puños con impotencia ya que no se le ocurría ningún argumento válido con el que defenderse. Fushimi había vuelto a ganar.

          —Algún día, Fushimi. Créeme. Algún día ganaré yo y vas a lamentarlo.

         —Lo dudo— respondió Saru. —Y basta de charla. Tienes algo que hacer— añadió.

          La chica se llevó las manos a la cabeza con exasperación. ¿Por qué tuvo que unirse a Scepter 4 y hacerse amiga de ese demonio de ojos azules? Porque si de algo estaba segura era de eso, Fushimi Saruhiko era un maldito demonio que disfrutaba del sufrimiento ajeno.

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          Nerviosa, [Y/N] cruzó las puertas de HOMRA en busca de su objetivo. Un hombre rubio limpiaba unas copas tras la barra mientras un pelirrojo dormía en el sofá, con una niña entre sus brazos. Sin embargo, ese no era el pelirrojo al que buscaba. Suoh Mikoto era el único miembro de HOMRA al que había visto hasta ahora por lo que lo reconoció al instante.

          —Bienvenida, ¿puedo ayudarle en algo señorita?— preguntó el rubio.

          La chica tragó saliva. ¿Y si Saruhiko la había engañado? Es decir, le había dicho que su objetivo era un chico con nombre de chica... ¿Qué sentido tenía eso?

          —S-si. E-estoy buscando a M-Misaki- respondió.

          —¿Yata? Ha salido hace un rato pero no tardará en volver. ¿Te apetece tomar algo mientras esperas?— ofreció el rubio.

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