|Akabane Karma| Momentos psicóticos

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[Y/N] - tu nombre
[H/C] - color de pelo
[E/C] - color de ojos

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Momentos psicóticos
Karma Akabane

          [Y/N] sujetó el cuchillo con fuerza y se colocó en posición, esperando la señal de Nagisa. Una gota de sudor recorrió su frente y la joven se apresuró a secarla. Koro-sensei seguía leyendo en una tumbona, bajo la sombra de un gran árbol.

          Un destello la cegó momentáneamente y la chica tuvo que cubrirse los ojos un instante para dejar de ver estrellitas por todas partes. 'Igual habría sido mejor elegir otra señal...' pensó, volviendo a centrarse en su misión.

          Una vez lista, comenzó a moverse lentamente por las ramas, pasando de árbol en árbol y procurando no hacer mucho ruido. Pronto, se colocó justo encima del sensei que no parecía haber notado su presencia. Caminar sigilosamente por los árboles era su especialidad, una de las pocas cosas que se le daban bien. [Y/N] se permitió sonreír brevemente. ¿Tendría Nagisa razón y esta vez saldría bien? Al menos por el momento, aun no había metido la pata.

          La joven buscó con la mirada a su compañero y asintió en su dirección. El peliazul alzó los pulgares para señalar que la había visto y ya estaba preparado.

          Nagisa empezó a correr gritando en dirección al sensei y [Y/N] aprovechó la distracción para saltar sobre Koro-sensei, con la intención de apuñalarle.

          Como era de esperarse, el sensei les esquivó a ambos sonriendo ampliamente. Sin embargo, lo que el pulpo no sabía era que sus alumnos ya habían previsto que esquivase su primer ataque.

          La peli-[H/C] volvió a correr en su dirección mientras echaba la mano hacia atrás para coger su... [Y/N] se detuvo bruscamente. ¿Dónde demonios estaba la bolsa con balines? ¿Cómo iba a lanzárselos al sensei si no los encontraba?

          —¿Buscas esto?— preguntó Koro-sensei sonriente, mostrando la bolsa.

          [Y/N] agachó la cabeza. Había vuelto a fallar y encima esta vez había echado a perder el plan de Nagisa, que era el único que había querido formar equipo con ella.

          —Reconozco que era un buen plan— concedió el pulpo. —Las cogí mientras te frotabas los ojos. Tienes que tener más cuidado [Y/N], si no te hubieses movido tanto no habría crujido la rama. Después de eso apenas has hecho ruido pero ya habías perdido el factor sorpresa. Un pequeño fallo, pero espero que la próxima lo hagáis mejor.

          —Lo siento, Nagisa-kun. Es culpa mía. Soy demasiado torpe— se disculpó [Y/N], mirando al chico.

         Siempre le pasaba lo mismo: por una cosa u otra delataba su posición antes del primer ataque. Por eso los demás nunca contaban con ella.

          —No te preocupes, ¡podemos intentarlo mañana otra vez!— contestó el peliazul, en un intento por animarla.

          [Y/N] sonrió a su compañero. Nagisa era demasiado amable.

          —Da igual, no te preocupes— dijo esbozando una sonrisa, antes de alejarse de allí deprimida.

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         Horas después, la joven seguía alicaída por lo ocurrido y, harta de que sus padres le preguntasen qué era lo que le pasaba, decidió salir a dar un paseo para despejarse.

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