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Pasaron un par de semanas desde que supimos que estaba sucediendo, desde que matamos al vampiro. No supimos nada más de Marie, no había pasado por la cafetería. Nina, el doctor Jobs, Vanessa estaban muy estresados desde entonces, yo aún no entendía muy bien cuál era el estado de emergencia que teníamos, era estúpido decirlo de esa manera, evidentemente teníamos demonios rondando por el mundo de forma libre, los habían liberado, por lo que me pudo explicar Vanessa, eso no es normal ni estaba permitido, y si, daba pie al inicio del famoso Apocalipsis, pero por alguna razón no le temía a esa teoría, siempre pensé que era algo más de historias para películas de terror que una realidad.

Afortunadamente la universidad me había tenido bastante ocupado en los días que no supe nada de los Jobs ni de Vanessa, la Universidad Columbia era lo que me esperaba. Una jaqueca me estaba volviendo loco al salir de la clase del Prof. Clark de Galaxias y Cosmología, quería llegar a casa a darme una ducha helada, estaba tenso, así que me fui a paso apresurado hacia el estacionamiento

-Señor Morris_ me llamó un sujeto recostado de una camioneta en frente de mi Jeep, era asiático_ Agente Lee_ mostró su identificación del FBI mientras se acercaba a mi

-¿Sucede algo agente?_ pregunté llevando lentamente mi mano a la parte trasera de mi cuerpo para tratar de sacar mi arma, esto era extraño

-No se preocupe en sacar su arma, Sr. Morris, no tengo intensiones de lastimarlo. Necesitamos conversar sobre lo que está sucediendo_ fruncí el ceño

-No comprendo

-Soy compañero de la Agente Cox. A raíz del inconveniente del bar la otra noche y acontecimientos anteriores, mi compañera ha estado muy perturbada, incluso llegué a pensar que dejaría sus insistentes ideas de investigar sobre sucesos sobrenaturales, pero ha sido imposible alejarla de ello, su padre ha estado muy preocupada por ella_ hizo una extraña pausa_ el trabajo se me hace un poco más difícil con ella husmeando_ ¿de qué rayos estaba hablando?

-Sigo sin entender...

-Mientras menos personas sepan lo que en realidad sucede es mejor, menos vidas corren peligro_ saqué mi arma inmediatamente y lo apunté

<<¡Es un vampiro!>>

-¿Quién eres?_ exigí saber. Fijó su mirada en mi arma, la muñeca me dolió como si alguien ejerciera fuerza sobre ella para que soltara el revólver, se me dobló sola hasta el punto de casi fracturarse, liberé la pistola. Me espanté mientras sujetaba mi muñeca adolorida

-Su arma no puede herirme señor Morris

-¿Que eres? ¿Un demonio?_ me ericé al pronunciarlo

-No. Ni más faltaba. Digamos que fui enviado a proteger un secreto_ mi cara de incredulidad y confusión continuaba intacta_ ¡Oh! Disculpe, no quiero confundirlo, es una mala costumbre que se adquiere cuando tenemos poderes, queremos ser enigmáticos. Soy un brujo

-¿Un brujo?

-Sí, un brujo. Me gustaría darle una demostración de mis poderes, pero creo que ha visto suficiente, además que no tenemos tiempo para desperdiciar, hay mucho por hacer

-¿A qué te refieres?

-Sé que tienes amigos arriba, ¿no han venido a prevenirte?

-¿Amigos arriba?_ lo miré por unos minutos preguntándome que quería decir_ ¡Oh! Supongo que también conoces mi "fascinante historia" pero no, no he hablado con nadie "de arriba" en esta vida

-¿No puedes recordar nada? ¿Pero cómo? ¿Si eres un ángel guardián?

-Lo fui, antes de morir ya era mortal_ el "brujo" lucía impresionado

-Fascinante historia_ hizo una pausa volviendo a la realidad_ En fin... tenemos humanos que proteger, hay cualquier cantidad de demonios deambulando, mientras menos humanos sepan que está sucediendo, es mejor para todos

-¿Qué hay de Marie?

-Si te refieres si ella sabe algo de mí, la respuesta es no, ella sigue creyendo que soy su compañero. La verdad ha sido difícil ocultar y alterar evidencias de los casos sobrenaturales que hemos tenido

-¿Qué tan grave es lo que está sucediendo?

-Mucho. Si no te has dado cuenta, está muriendo y desapareciendo mucha gente, debemos evitar el caos y el pánico

-¿Que sugieres?

-Necesitamos unir fuerzas en esto

...

Los días de angustia, dolor y con falta de resignación habían transcurrido para esta madre, ver morir lentamente a su hijo era la peor prueba que podía imponerle la vida, los doctores ya habían desahuciado al pequeño de 10 años, la leucemia había carcomido su interior en menos de 3 meses. Su pálida piel, su cabeza ausente de cabello, sus pronunciadas ojeras eran la más evidente aclaratoria de que el final estaba cerca. El pitido largo y constante anunció lo más temido, la madre lloraba sobre el cuerpo de su pequeño de forma desesperada, los médicos y enfermeras acudieron al niño para aplicarle RCP, pero fue inútil, la enfermera cubrió su diminuto rostro con la sábana blanca

-Hora del deceso: 5.16pm

-Lo siento mucho_ dijo el doctor de guardia saliendo de la habitación. La madre rezaba entre sollozos por el descanso de su hijo menor, fue entonces cuando entró un hombre vestido de blanco, cabello liso por los hombros, barbudo, delgado, ojos claros, expresión serena

-No hay mayor tranquilidad y mayor felicidad para una madre, que tener a sus hijos junto a ella, sanos_ le dijo el hombre dándole una caricia, la mujer continuaba rezando y llorando_ fuiste escuchada, tu fe es el reflejo de lo que quieres. Tranquila mujer, él está bien_ la demacrada mujer observó al hombre_ por favor dejen sola a la mujer con su hijo_ dijo el hombre las enfermeras que desconectaban al niño de las máquinas y medicinas intravenosas. Las enfermeras obedecieron dejando al hombre y a la mujer con el niño solos en la habitación

-¿Quién eres?_ preguntó la mujer, mientras el hombre se acercaba al cuerpo del niño. Descubrió su rostro_ ¿Qué haces?

-Nadie debería sufrir, ¿sabías? Hoy es tu día de suerte, pero creo que el más afortunado será él_ dijo con una pequeña sonrisa en su rostro. Besó la frente del cadáver del niño. La mujer se acercó desconcertada viendo al hombre y a su hijo a la vez

-¿Eres sacerdote?_ era lo más fácil de pensar, el hombre transmitía mucha paz y tranquilidad. El hombre descubrió un poco más al niño dejando la sabana hasta la cintura y se acercó a la mujer tomando la mano donde tenía el rosario

-Tu fe es mi mejor regalo, consérvala, nos ayudará_ le dijo mirándola a los ojos

-¿Ma-mamá?_ la voz del pequeño interrumpió el momento. La mujer vio a su hijo, luego al sujeto incognito con los ojos nuevamente llenos de lágrimas, se desprendió de su contacto y fue corriendo hacia su niño abrazándolo y besándolo con entusiasmo

-¿Pe-pero cómo? ¿Estás bien? ¿Cómo te sientes?

-¿Estoy bien mamá? ¿Qué sucede?_ la mujer volteo en búsqueda del aquel hombre, pero ya no estaba, estaba asustada, impresionada, agradecida, inmensamente agradecida

-¡DOCTOR! ¡DOCTOR!_ gritó de forma ahogada saliendo hacia el pasillo, lloraba de felicidad, las enfermeras y el doctor acudieron a ella corriendo_ ¡ESTÁ VIVO! ¡MI HIJO ESTÁ VIVO!

-¿Pero cómo?_ dijo el doctor examinándolo. El niño había recuperado el rosado de sus mejillas, el color de la piel, la energía_ ¡Es un auténtico milagro! El niño parece sano_ la mujer continuaba llorando de alegría, fue entonces cuando comprendió que había sucedido, su corazón dio un brinco al recordar las palabras y el rostro de aquel sujeto.

HunterDonde viven las historias. Descúbrelo ahora