Nota 1

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La niña que sonreía, y era feliz murió las críticas y la sociedad la mataron...

Han pasado 3 años desde mi primer corte, desde que vivo en este infierno, todo comenzó un día "normal" en mi vida. Desperté gracias a los gritos de mis padres, desde su habitación.

Me levanté de mi cama, y me dí una ducha, me vestí, peiné mi cabello, tomé mi mochila y baje las escaleras no quería encontrarme con mi padre que me golpeara de nuevo.

Llegué a la escuela, fuí a mi casillero tome algunos libros y caminé hacía el salón de clases.

Me dirigí al último asiento, al fondo del salón, la campana tocó y las clases comenzaron, un chico nuevo recién entraba acompañado por la directora.

El es Abraham, recién se mudó a la ciudad esperó se lleven bien con su nuevo compañero, concluyó la directora Jeimy.

El chico vestía, totalmente de negro y con mangas largas.

Sin decir una sola palabra, vino hacia el asiento libre junto a mi, el resto de la clase paso aburrida, con las estúpidas y frustradas historias del profesor sobre el abandonó de su esposa.

Abraham compartía casi todas las asignaturas conmigo, en ninguna dijo ni una sola palabra.

Tocó la campana final y salí de clase rumbo a mi casillero, por desgracia el capitán den equipo de fútbol y su horrenda novia estaban allí, sabía lo que significaba, traté de huir pero fue imposible, Jane me tomó del cabello mientras Michael gravaba todo, me golpeó en varías ocasiones el abdomen, hasta dejarme sin poder respirar, intenté defenderme pero Micheal me dió un puñetazo en la cara, dejandome peor.

Ellos sabían donde y cuando golpearme nadie estaba allí para ayudarme, de nuevo estaba sola.

Aún no entendía que había hecho para merecer eso, jamás me metí con nadie, pero solo sabía que era su diversión favorita.

Me levante del suelo llorando y gritando, como las malditas ratas que son me dejaron allí tirada, cada paso que daba era doloroso y el siguiente aún más.

Todos los días tenía que pasar frente al cementerio de la ciudad esa vez decidí entrar y esperar allí a que mi cuerpo dejará de doler, lo se un lugar poco común para hacerlo pero allí nadie me vería, nadie vería lo débil e inútil que soy, si mis padres me veían así me golpearían más, y quería visitar a mi hermano lo extrañaba mucho, desde que el murió todo cambió. Mis padres dicen que tuvo un accidente, pero se que suicido, no comprendo porque lo hizo pero yo ahora mismo quisiera hacer lo mismo.

Junto a la lápida de mi hermano en la de una chica estaba sentado alguien, era Abraham.

Me acerqué sin hacer hacer mucho ruido, toqué su hombro y el volteo estaba llorando y tenía una navaja, sus brazos sangraban sin control me sorprendí mucho al verlo así.

- ¿Abraham estás bien?

- Sigo respirando, ¿ Acaso podría estar bien?

- Puedo ayudarte

- Emmy ví lo que esos malditos te hicieron, dime ¿cómo puedes seguir de pie? ¿ Y preocuparte por alguien que no conoces?

- No lo se, tu me agradas
¿Porque lo haces?

- El dolor físico, es mejor que el psicológico. Siempre será así...

Luego de salir del cementerio junto a Abraham fuí a casa, mis padres me matarían eso me tenía muy preocupada.

Llegué apresurada e intentando no llamar la atención de mis padres, por desgracia mi padre salió de la cocina con un horrible olor a alcohol.

Se acercó a mi y me envolvió en el asqueroso aroma a alcohol y cigarrillos.

Sentí como el dolor se extendía por mi mejilla, me había golpeado de nuevo y esto no era nada, me tomó del cabello y me hizo arrodillarme, me pateo na cara, sentí que mi nariz estaba fracturada en mis pedazos, trate de no llorar porque sabia que todo sería peor.

Me golpeó una y mil veces hasta dejarme casi inconsciente, cuando logré recuperarme, subí a no habitación sollozando, el dolor era insoportable dos golpizas en un solo día genial...

******************

Mis padres estaban de discutiendo de nuevo o eran las 2:00 a.m. supongo y estaban bebiendo. Hace media hora había logrado dormir y estaba despierta de nuevo.

Las lágrimas comenzaron a salir sin control, ¿Porque no podía ser feliz? ¿Porque tenia que vivir en este infierno
Me levantes de la cama, y saqué una navaja que se encontraba en el baño, levante mi blusa y comencé a hacerme cortes en los brazos la sangre brotaba de las heridas, dolía pero no tanto como el dolor de saber que estaba destinada a morir desdichada e infeliz.

El dolor físico es mejor que el psicológico susurré para mi misma. Siempre será así...

Los Demonios Detrás Mi Sonrisa... Donde viven las historias. Descúbrelo ahora