Nota 10

13 0 0
                                    

Me topé con el rostro de un chico bien parecido, con cabello negro, ojos tan azules como los de Abraham, por un momento me perdí en ellos.

-Oye, ¿estás bien?

-Shh... Por favor no hables tan alto, alguien esta siguiendome, esta muy cerca y puede encontrarme en cualquier momento.

-Tranquila, ¿necesitas que te ayude a salir de aquí? Dijo tendiendome su mano.

Sin dudarlo la tome y lo seguí, recién lo conocí, y se que es un desconocido, pero no me importaba nada más que alejarme de Thomas, algo en ese chico me llenaba de paz.

Corrimos en medio del parque, bueno del bosque, en ningún momento soltó mi mano, los gritos de Thomas eran aterradores, cada vez lo sentía mas cerca, tomamos un atajo y logramos salir, el chico paro en seco y volteó hacía mi.

-Mi auto esta por allá, prometo que no te haré daño, solo quiero sacarte de aquí.
Sus ojos estaban en los míos al decirme aquello, lo cual me hizo confiar más en el.

-Gracias, por esto y por todo.

Me llevo hacía su auto subimos y se puso en marcha, Thomas golpeo el auto, en un intento fallido para que nos detuvieramos.

Le indiqué a Alejandro en donde se encontraba mi casa, durante el recorrido hacía ella me dijo su nombre y yo el mío, me comento que recién se había mudado, y justo estaba conociendo la ciudad y que ese bosque había llamado su atención por alguna razón.

Llegamos en un par de minutos me despedí de el y le agradecí nuevamente, había sido la peor noche de mi vida, o bueno una de las peores, y solo necesitaba descansar.

Tomé una ducha, antes me había asegurado de tener todas las puertas y ventanas cerradas.

Me vestí y fuí a la cocina por agua subí nuevamente y me metí a la cama, observe el techo mucho tiempo sin ser consiente de eso.

Abraham nuevamente estaba presente en mi insomnio. Como en tan poco tiempo habían pasado tantas cosas, encontrar al amor de mi vida, y perderlo tan cruelmente, creer en la amistad de alguien que escondía obscuras intenciones, y por esa situación conocer a un chico, a Alejandro, tan parecido a Abraham y tan distinto a la vez.

Pero nadie podría llegar a igualarse a el, a mi demonio enamorado.

Los Demonios Detrás Mi Sonrisa... Donde viven las historias. Descúbrelo ahora