Nota 11

12 1 0
                                    

El insomnio se había parte de mi vida, hace mucho que no lo hacía pero esa noche en específico lo necesitaba, saque las navajas que guardaba en el baño, comencé con un leve corte en mis muñecas, para luego no poder parar, sentía como ambos brazos sangraban, las lágrimas resbalaban por mis mejillas, nuevamente encendí la ducha, me coloqué bajo el agua, las heridas ardían demasiado, pronto todo se tiñó de rojo.

¿Como había llegado a esto?
Depender de una navaja, de hacerme daño, estaba más sola que nunca, el verdadero amor de mi vida se había ido, confiar se había vuelto imposible, las personas criticaban mi pasado, y mi vida sin tan solo saber quien verdaderamente soy.

No estoy loca, no es una moda, no es por llamar la atención, nadie sabe lo que sufrí, nadie sabe cuantas veces lloré en el piso donde mi padre y mi madre me habían dejado casi muerta. 

Cada mal recuerdo se repetía en mi mente, no podía más con mi dolor, había destruido mis brazos, mi cuerpo buscando una paz que jamás encontraré.

Salí del baño me cambié de nuevo, traté de conciliar el sueño, luego de llorar media hora logré hacerlo.

El sol había salido, tenía un largo día por delante, un estúpido día de escuela más, un día más sin el.

Me vestí nuevamente con mis habituales mangas largas, cepillé mi cabello, y puse un gorro sobre el, al terminar de vestirme, bajé a la cocina, comí algo de cereal subí a mi habitación tomé mis cosas, antes de salir de casa encontré una nota, la puse en mi mochila,  y fuí al colegio.

Las horas pasaron tortuosamente lento, desde hacía meses algunas cosas habían cambiado, los golpes y burlas cesaron, mis calificaciones seguían bien, pasaba demasiado tiempo leyendo y estudiando para no pensar.

Al salir de clases fuí al cementerio, en el camino compré algunas flores, agradecí no tener que ir a la librería hoy.

Coloqué las flores en el sitio donde se encontraba mi madre y mi hermano. Luego fuí a donde estaba Abraham, me coloqué junto a la lapida con su nombre, puse unas flores junto a ella.

Comencé a sollozar, le platique muchas cosas, mayormente malas no me importaba el hecho de saber que no me escuchaba, quería aferrarme a el a lo único bueno que me había pasado.

Recordé la nota tomé mi mochila y la saqué, abrí el sobre comencé a leerla, mi corazón palpitaba el doble de lo normal mi respiración comenzó a acelerarse.

"Volví hermosa..."

Los Demonios Detrás Mi Sonrisa... Donde viven las historias. Descúbrelo ahora