Nota 13

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Me bajó del auto, jalando mi brazo, llevaba la cabeza cubierta por un saco, una vez adentro y estando a abraza de pies y manos  me descubrió la cabeza.

Bienvenida a tu nuevo hogar, princesa.

-Que pretendes hacer conmigo,  ¿piensas tenerme aquí por siempre? 

- Recuerda hermosa tengo planes para ti.

- No mereces ni ser llamado padre,  escupí con odio.

Se acercó a mi, y me dió un golpe en la cara. Luego otro tras otro el dolor no cesaba, mis lágrimas amenazaban con escapar de mis ojos pero me forzé a no llorar.  No era la misma niña débil, de hace unos meses,  no volvería a llorar por sus malditos golpes.
Todo comenzó a nublarse frente a mi, se deformaba.

Sentí el agua congelada recorrer mi cuerpo, me levante de golpe y me topé con la esbozada sonrisa de ese asesino.
Cada golpe dolía al doble que hace unas horas,  mi labio inferior sangraba.

- ¿Porque me haces esto? 

- Jamás debiste nacer, apuesto que ni siquiera eres mi hija, la perra de tu madre hacía todo por un poco de alcohol.

- Lo mejor que me podría pasar,  sería no ser tu hija. ¡Me das asco!

- Tu me das lastima, eres tan débil como ella. Entiendo el porque ese pobre chico término suicidándos, nadie es capaz de soportar tu inútil existencia.

- ¿Que ganas con esto? ¿De que te sirve hacerme daño ahora? 

- Sabes, tu estupidez me divierte,  crees que con tu drama,  y tus lágrimas lograrás que te deje libre, queda confirmado cariño,  no llevas mi sangre,  de ser mi hija no serías tan débil e ingenua.
¡Debes sufrir maldita bastarda!...

Los Demonios Detrás Mi Sonrisa... Donde viven las historias. Descúbrelo ahora