Capítulo cuatro.

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Harry se puso la piyama y bajó a prepararse algo de cenar, seguía molesto por el comportamiento de Louis pero tenia que ser paciente si quería ganarse aquella cámara que tanto deseaba. Empezaba a anochecer y dentro de unas horas, Mary se iría, entonces tendrían que cuidar a la bebé.

Bajó las escaleras procurando no hacer mucho ruido, en el caso de que Darcy estuviera dormida. Louis estaba recostado en un sillón sumido en un profundo sueño. Era el primer día de trabajo y aquel irritante chico no ponía ni una pizca de esfuerzo. Se lamento por ser tan pacifico, si no lo fuera en aquel momento, golpearía a Louis hasta que los puños le ardieran.

Observó con detenimiento a Louis, lucia mucho más tranquilo cuando dormía, de echo parecía indefenso, frágil. Su aura proyectaba tristeza y Harry lo notó. Tal vez no era lo que parecía, era de hierro por fuera pero cristal por dentro. Apartó su vista de él y fue a buscar a Mary para que pudiera conocer a Darcy.

Busco en todos los cuartos y no daba con el de la bebé hasta que finalmente lo hizo. Era una habitación pequeña y todo estaba decorado en colores rosados, todo parecía estar adaptado para un bebé, no había objetos filosos cerca, las lamparas no eran de cristal y todo estaba ordenado.

Mary cargaba a un pequeño bulto enfundado en una sábana rosada, de la sabana sobresalía una cabecita rubia.

– Que linda es –dijo Harry mirando a la pequeña bebé, María asintió

– ¿Quieres cargarla? Solo ten cuidado con su cabeza

— Oh, me da miedo lastimarla — Nunca había cargado a un bebé, y no quería cometer algún error

– No te preocupes, es muy fácil —María ayudo a Harry, le puso al bebé entre sus brazos y le indico como debía cargarla.

Cuando tomo a Darcy, y la arrullo, Harry se emociono. Era una sensación hermosa, cargar a un ser tan inocente tan hermoso y pequeño. Darcy alzó su diminuta mano y acaricio el rostro de Harry.

– Es una bebé bastante cariñosa, cuando le demuestras que eres de confianza –comentó Mary mientras se levantaba de la cama.

– Es tan hermosa – dijo Harry, la bebé tenía unos ojos azules tan hermosos, como una mezcla entre el color del cielo y el del mar, casi iguales a los de Louis

– Si, es bellísima. Pero yo ya me tengo que ir, recuerda que debes darle su biberón aproximadamente a las ocho en punto, después dale unas palmadas en la espalda para que eructe, la arrullas un poco más y listo quedara profundamente dormida, alguna veces suele despertarse por las noches pero es poco común – Harry anotó todas las indicaciones mentalmente, y se despidió de Mary todavía con Darcy en brazos.

La señora salió de la habitación, dejando a Harry con la pequeña.

– Tengo que presentarte a alguien, es terriblemente molesto pero lamentablemente también es tu niñero, así que tendremos que soportarlo – Darcy miro a Harry confundida, no entendía absolutamente nada, pues era solo una bebé.

Bajo las escaleras con extremo cuidado y sosteniendo fuerte a Darcy entre sus brazos, solo esperaba que Louis ya estuviera más consciente.

Ahí estaba Louis Tomlinson, con una piyama de ositos, quien iba a decir que aquel chico tan rudo en realidad era una ternura. Contuvo las ganas de reírse y se acercó a él.

– Ella es Darcy –dijo Harry entregándole a la niña.

Los ojos de Lou se iluminaron a ver a la pequeña y Harry Styles por primera vez en su vida pensó que tal vez era posible que Louis y él se llevarán bien.

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