Lo inesperado

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A pesar de ser toda una adolescente de dieciséis años, nunca pude llegar a tener una felicidad, después que mi padre murió claro está, era el único que me sacaba una sonrisa a pesar de estar viviendo en carne propia un infierno en esta casa.

En la secundaria siempre fui la antisocial, la que nunca se juntó con nadie por miedo y por temor a no ser aceptada por la única razón de ser adoptada, ¿hay algo malo en eso?, ¿qué tienen ellos que yo no tenga?, las niñas fresas dicen ser las más lindas pero sin embargo solo demuestran lo que son por dentro, porquería en su totalidad.

Llegando a mi casa lo único que recibía al entrar eran insultos, insultos de los cuales ya me sabía de memoria y los cuales me tenían más que harta.

La señora Videl se volvió a casar, con un señor llamado Shapner, al principio era "normal" por así decirlo, pero luego se fue comportando de manera extraña.

Cuando regresaba de la secundaria y no había nadie aparte de él y los empleados siempre me comenzaba a mirar de una manera muy... Peculiar, sus ojos recorrían todo mi cuerpo, delineaba mi figura sin perder segundo alguno.

No le prestaba atención pero cada vez que se acercaba a mi yo corría a mi cuarto y no salía si no era para comer o alguna otra cosilla, pero gran parte de la tarde me la pasaba encerrada, algo súper interesante.

Hubo una vez en la que la señora Videl dio libre a sus empleados, ella se fue de compras con su suegra y yo me quedé sola en mi cuarto como siempre, no sabía que había alguien más dentro de la casa así que según yo, la casa por ahora era toda mía... Que equivocada estaba.

Como siempre cerraba la puerta de mi habitación con el seguro, no quería que se volviera a dar el caso de la otra vez, cuando Videl trató de matarme.

Estaba leyendo un libro cuyo título olvidé, en eso escucho la perilla de la puerta moverse, miré un tanto alarmada, pero me alarme aun más cuando la puerta se abrió de manera brusca dando un golpe extremadamente fuerte contra la pared.

Al principio no supe la razón por la cual había ocurrido ese echo, pero luego miré impactada el cuerpo de el esposo de la señora Videl, estaba semi desnudo, solo llevaba puesto unos ajustados bóxers de color azul con negro, eran tan ajustado que dejaban ver la silueta de su miembro, claramente se podía notar el grosor de su hombría.

No es que sea una fijada pero a simple vista pude notar todo lo antes mencionado. Sin pensar más me levanté lo más rápido posible e hice el intento de correr hacia el baño, pero el intento se fue al hoyo más profundo al enredarme con las sábanas de la cama cayendo así al suelo.

Quería levantarme pero ya no podía, el semi desnudo cuerpo de Shapner me aprisionaba y no me dejaba escapatoria alguna, bruscamente me volteó y golpeó mi rostro con uno de sus puños, de mi nariz comenzó a brotar ese líquido de color rojo, pude sentir así el sabor de éste al momento que llegó a mis labios.

Gritaba como una loca; ¿de qué servía?, todo era un caso perdido, los empleados no estaban, la señora Videl tampoco. Los fuertes brazos de ese hombre sujetaban los míos y sus piernas las mías también, solo quedaba rogar porque algo pasara, pero nada pasó, ¿por qué soy un imán de desgracias?, ¿Dios, qué hice mal para merecer esto?.

El rubio sujetó mis muñecas con una de sus grandes manos mientras que con la otra bajaba rápidamente la única prenda que llevaba puesta, golpeó mis brazos, mi cara, mis pies hasta que se sacio, hasta el punto de dejarme a mi de me forma en la cual no me podía mover por más que lo intentara.

Me despojó de toda mi ropa, me dejó desnuda ahí tirada en el suelo mientras que desde su altura contemplaba mi cuerpo como era su costumbre, hacia yo lo posible por taparme mis partes, pero no me podía mover así que no servía de nada intentar.

Se acostó bruscamente en mi y de la misma forma introdujo su gran miembro en mi vagina virginal, pude sentir como por dentro me destrozaba y me desgarraba, nunca pensé en que algún día perdería mi virginidad ya que como soy antisocial no tendría un novio, pero tampoco se me pasó por la mente que un asqueroso viejo me desvirgara de una forma tan asquerosa y brusca.

Mientras yo lloraba él seguía metiendo si pene en mi con más y más fuerza, mientras que mi entrada solo despedía sangre y por último sus fluidos.

Se fue así desnudo para su cuarto sin importarle llevarme siquiera a mi cama, me dejo tirada, desnuda y adolorida, "que buen hombre se consiguió, al fin y al cabo son tal para cual" pensé estando aun tirada en el suelo...

- ¿por qué sirvo para todo, menos para ser feliz? - me dije con dificultad para mis adentros, luego de eso solo miré negro y después, ya no recuerdo nada más...

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Continuará...

El chico de la ventanaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora