3- Especial: Aire y Acero

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Todos se reúnen en la sala, se cuenta lo que pasó con Fuego y Agua, entonces Acero que conoce más que nadie a Sombra, explica.

—Hay dos formas para ir al mundo de Sombra y solo una para salir. La primera es que él te lleve, la segunda es que hay un artefacto que te puede enviar hasta allí. La mala noticia es que una vez que lo usas se destruye y debes crear otro, tardas un mes en hacer uno nuevo. La verdad no tengo uno, deberé crearlo, pero la única forma de salir de allí es que Sombra te saque.

—¿Eso quiere decir que no podemos hacer nada? —pregunta Aire.

—No lo sé, no sé lo que piensa Sombra y no tengo idea de esa profecía, pero de algo estoy segura, es un ser que puede cambiar de opinión muchas veces y eso nos da ventajas. Si podemos convencerlo, los liberará.

—¡Pues hagámoslo! —dicen todos, uniendo las manos.

Un mes después...

Acero está dándole los últimos detalles al artefacto y Aire entra en el taller.

—¿Y cómo vas?

—Ya casi termino. —Suspira cansada.

—Déjame, te ayudo. —Toca su mano.

Ella la mueve.

—Te dije que esto solo lo puede hacer uno, si es tocado por otro deberé empezar de nuevo, no puede confundirse la energía.

—Lo siento. —Sonríe—. Es que me preocupo por ti.

—Ya te dije una y mil veces que no tienes que preocuparte por mí, no soy débil. —Frunce el ceño y continúa trabajando.

—Sé que no lo eres, pero no puedo evitarlo, yo...

—No empieces con tus romantiquitos, no me gusta la cursilería —lo interrumpe.

Aire sonríe.

—Acero, no ocultes a As y no mientas.

Se sonroja y se detiene.

—¿Co... ¿Cómo te has dado cuenta?

—Te lo he dicho, me gustas de las dos formas, pero no puedes ocultarme lo que piensas.

Se ruboriza más.

—Yo... yo no pienso nada. —Baja la vista.

—As... —La abraza—. As la tímida también me gusta.

Frunce el ceño.

—No soy tímida.

—Acero aparece. —Se ríe.

Ella se gira a verlo.

—No soy dos personas.

—Lo sé. —Mira sus labios y duda de hacer un movimiento.

—Aire, me estás incomodando. —Vuelve a sonrojarse.

Él la suelta.

—Lo siento, no sé cómo reaccionar.

—¿Otra vez preocupándote por mí? —Bufa—. Qué molesto. —Luego sonríe—. Pero considerado.

Ahora es él quien se sonroja.

—¿Qué?

—Te diré algo. —Baja la vista y la vuelve a subir para mirarlo directamente a los ojos—. Confío en ti, Aire, nada más que en ti, porque la verdad es que siempre lo he hecho, y no soy una chica cursi ni nada, así que presta atención porque solo lo diré una vez. —Se sonroja—. Me gustas, Aire, siempre me he sentido así, yo te amo. —Desciende la mirada y se tapa la cara.

Se escuchan unos llantos.

Aire se alarma.

—Ay no, no llores, perdón, no quise...

—¡Estúpido, Aire! ¡¿Por qué me interrumpiste cuando te confesaste en aquel lago cuando éramos niños?! Tonto, tonto, tonto. —Le pega pequeños golpes—. ¡Idiota! —Sigue llorando.

—Perdón, yo... —La mira preocupado.

Ella suspira.

—Agh, soy una idiota, yo soy la idiota.

—Por favor, insúltame todo lo que quieras, pero no te insultes a ti.

—Perdóname.

—¿Por qué me pides perdón, As? Tú no tienes que pedirme disculpas de nada, yo me pasé, quizás estaba yendo muy rápido y...

—Déjalo. —Se da vuelta para volver a trabajar—. Estoy loca, no me hagas caso.

—Escúchame. —La agarra del brazo para que lo mire—. Superaremos cualquier cosa juntos y no estás loca, ni eres idiota, solo tienes que saber, que eres la chica de la que estoy enamorado y esa chica, la chica que tengo ante mis ojos, es la mujer más esplendorosa de todo el universo entero. Esa eres tú, esa es la mujer que amo.

Se queda tildada mirándolo, le toca la mejilla, Aire roza la mano que ella puso. Se acercan despacio, dándose un tierno y lindo beso. 

Recuerdos de Acero (S.E #4)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora