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No podía dormir ese día, o tarde, solo con recordar la cara enoja de esa niña caprichuda, me dio bastante risa. Cuando abrió la puerta empezó a gritar- ¡Erick Geovani Monte!- yo me levante rápido y me dirige a la salida, donde estaba la reencarnación del demonio mismo, pero en cuanto me a acerque me grito- ¡lárgate maldita zorra! ¡Rápido!- me sentí mal en ese momento, sentí como un gran sentimiento de culpa me quería hacer llorar, baje la mirada y me corrí a mi salón. No quería mirar a atrás, pero pude escuchar como el muchacho le dije que no era una zorra y que se calamara, luego escuche que dijo- hey, oye, no te vallas, muchacha, al menos dime tu nombre- no le pude contestar por temor a lo que dijera Sara-¡Erick deja de hablarle a esa cualquiera!- exclamo Sara gritando.

Y yo sin más preámbulo, seguí mi camino, poco a poco deje de correr, entre al salón de artes cuando terminó, me dirigí a mi casa, no dude en bajar la guardia, me sentía muy decaída por lo sucedido. Me habían quitado lo que más me gustaba, pero ya sabía que pasaría esto en algún momento, pero no creí que fuera tan rápido, me pregunto cómo sabia de mí, si jamás recuerdo haberle dejado pistas o eso yo creía.

-porque demonios me pasa esto- dije desilusionada, me senté en la parada del autobús y saque mi celular de la mochila y revise los mensajes, de repente sentí que alguien me toco el hombro con gran fuerza, a un grado de lastimarme.-auch – exclame y voltee para ver quién era, me sorprendí un poco al ver a Sara, todavía se veía molesta por lo sucedido, me miro y sin pensarlo me cacheteo- maldita zorra, aléjate de Erick, él es mi novio, ¡¿Qué demonios hacías allá adentro?!- de inmediato toque mi mejilla mientras trate de explicarle algo a Sara, pero ella no me dejo decirle nada.- no te quiero volver a ver cerca de él, ¡¿está claro?! – yo asentí con mi cabeza cuando vi que venía mi camión, antes de que me marchara, Sara me empujo, y me golpe con los escalones del transporte, mi nariz me dolía mucho, pero por suerte, no me había roto nada.

Fue un golpe duro, me dolió todo el cuerpo, me subí al transporte y me senté rápido en un asiento. Cuando llegue a la casa, fui rápido por hielo, sentía que se me había inflamado la nariz por el golpe, cuando abrí el congelador agarre un poco de hielo y me fui rápido a mi cuarto, no quería que mi madre me viera así, no sé qué pasaría si me viera de esta manera, tal vez se pondría histérica. Corrí lo más rápido que podía a mi habitación, pero me detuve al escuchar la voz de mi madre llamándome- hija, ¿Qué tan apresurada? – en ese momento me invadió el temor, pero yo trate de hacer todo lo posible para no ir con ella en esos momentos- por que ocupo hacer una tarea súper mega importante y quiero hacerla desde ahorita- dije yo con una risa al terminar.

Por suerte mi madre no se paró de donde estaba, me había salvado de un gran problema, entre a mi habitación y me acosté en la cama, estaba cansada. Prendí el WiFi de mi teléfono y en segundos mi celular empezó a vibrar, así que lo deje en el mueble de la lámpara, lo que me extraño fue que no paraba de vibrar, porque siempre vibra algunos segundos o con pausas, pero esta vez no fue así, era una vibración continua.

Antes de que se me callera al suelo, lo agarre, algunas notificaciones era de mis redes sociales, como grupos y conversaciones, pero no notaba nada extraño excepto los mensajes de ciertas personas. Tenía como 45 mensajes de un grupo nuevo, este grupo no se me hacia cómodo, era un grupo de chat, solo con abrir uno me dio terror, todos eran comentarios negativos y ofensivos hacia mi persona. Todas eran las amigas de Sara, al parecer ella les comento todo a sus amigas, no sé qué les habrá contado pero creo que exagero, algunos de sus mensajes llegaron a tal punto, que parecía que yo estuviera con varios chicos de distinta manera.

No quise responder ninguno, silencie esa conversación y suspire hondo, me senté en la cama y mire el espejo, me sentía un poco fatal, me mire a mí misma, pero algo me llamo la atención, en el espejo notaba algo raro, había una bolsa verde, arrimada debajo de mi cama. Yo no recordaba haber comprado esa bolsa, me baje de la cama para ver que eso, baje la cabeza para verlo y lo saque de ahí. Me sorprendí muchísimo, era un estuche de guitarra de tele verdosa, abrí el estuche y la guitarra estaba hermoso, aunque me quede pensando un poco, ¿Por qué tengo una guitarra debajo de mi cama? ¿Quién la puso ahí? ¿Desde cuándo ha estado ahí? ¿De quién es?

Al oír a mi madre decir que bajara a cenar, mire el reloj, el tiempo paso volando, ya eran las 7:00 de la noche, y ya no notaba mucho el golpe, solo si me acerca más al espejo podía notar los golpes, y si me tocaba todavía me dolía. Era un riesgo volver a estar con Erick, si volvía a estar con el seguro Sara, me golpearía peor que como lo hizo hoy.

En esa madrugada me quede dormida, no sé qué parte del día me quede dormida, solo se que me desperté con una gran luz, empecé a cuestionar que el cuarto donde estaba se iluminaba más cuando era como las 12:00 de la tarde, actuaba como la luz del sol, de acuerdo a la zona horaria tradicional. Me levante y todavía tenía un poco de sueño, pero tenía que levantarme, me quite las lagañas de los ojos y camine directo a una puesta blanca, la abrí y había un lava manos, abrí la llave, me sentía toda adormilada, así que con mis dos manos, me coloqué agua en la cara y lo hice varias veces, hasta que pude reaccionar, no podía creer que eso era real, volví a tocar el lavamanos y pude sentí el agua. Me sentí muy feliz, por fin agua, me moje el cabello y empecé a aventarla arriba de mí.

Una Vida No Tan Extraordinaria(REESCRIBIENDO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora