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Hoy un día cualquiera, se celebra varias cosas afuera, cumpleaños, nacimientos o días festivos, pero yo no sé, perdí la noción del tiempo, quién sabe si ayer o hoy es mi cumpleaños. He perdido la fecha, no sé qué día es hoy, que hora es o no sé dónde estoy, solo sé que hoy es un día y que estoy metida en un cuarto blanco desde hace vario tiempo.

Tuve que vivir de una manera "normal" pero era algo casi imposible, me sentía muy sola, pero tenía que ser fuerte, tarde o temprano iba a salir, de algún modo lo haría. Constantemente me aburría, y solo podía caminar por la habitación. Ahora camino directo a mi mesa, quería comer algo para relajarme, todo fue normal, tome mi vaso y agarre mi plato, en cuanto empecé a probar un bocado, detrás de la pared que dividía el comedor de las demás habitaciones, sentí que alguien me observaba, pero supuse que solo era mi imaginación y que solo era lo de siempre.

Pero cada vez que sentía eso, levantaba mi cabeza, y miraba a diferentes lados, pero como siempre no miraba nada, pero se sentía tan incómodo, sentía que eso estaba muy cerca de pronto solo me quede mirando al frente, esperando a ver qué pasaba, hasta que descubrí que era lo que me miraba a cada momento, note una cabeza asomándose detrás de aquella pared, al principio me asuste un poco, pero luego me di cuenta que aquello que me miraba, era solamente un niña.

No me cuestione el cómo llego aquí, pero eso me intrigaba demasiado, al cruzar miradas, ella se escondió nuevamente tras la pared, así que yo no sabía que hacer hasta que le hable- oye, niña... ¿tienes hambre? ¿Quieres comer algo?- pregunté incesantemente, unas cuantas veces le pregunte lo mismo, pero ella no respondía, me pare de mi asiento y camine directo a esa pared, al llegar ahí, y asomarme no estaba la niña. Me voltee para ver donde estaba, y note que se había sentado en mi silla, al parecer era algo tímida, ella al darse cuenta que ahora era yo quien la miraba, de paro del asiento y empezó a correr, no te que estaba descalza y usaba la misma bata que yo.

Le dije que no temiera, que se podía acercar a mí, que no le haría daño, pero ella seguía sin acercarse, así que tome el vaso con jugo y se lo acerque a la niña, quería que lo agarrara, ella me miro y poco se acercó a tomar el vaso. Después de comer lo que tenía en las manos, bebió lo que tenía en el vaso, y sonrió, le pregunte si quería más y asintió con la cabeza y le dije que se podía comer lo que había todavía en el plato, ella corrió felizmente a la mesa, nunca hablo durante ese rato, no podía creer que también la habían secuestrado niños de 7 o 10 años de edad, la pobre niña ha de estar muy asustada. Cuando termino de comer se paró y sonrió, y camino a donde yo estaba, me tomo de la mano y camino a un sillón que estaba enfrente de mi cama, prácticamente todos los muebles paredes, cubiertos, he habitaciones eran blancas, lo que se diferenciaba eran los colores de piel de las personas, la comida y el agua de la bañera.

Se sentó en el sillón y solo se quedó mirando la pared, yo no sabía que decirle a una niña, pero siempre me cuestionaba la misma pregunta, ¿de dónde llego?, recuerdo haber visto una puerta aquí. Así que sin más remedio le hable a la pequeña niña, - oye, me preguntaba de ¿dónde llegaste o como entraste aquí?- dije mientras nos mirábamos a los ojo y solo respondió una cosa- me llamo Lilian y tengo 8 años- comento desinteresada, - oye, pero ¿por dónde entraste?- seguí insistiéndole, pero ella solo me dijo que era un secreto, no sabía que si seguir preguntándole o cambiar de pregunta. Hasta que ella me empezó a cuestionarme varias cosas- ¿tu cómo te llamas? ¿Cuántos años tienes? ¿Cuánto tiempo llevas aquí?- pregunto con esa misma sonrisa en su rostro, se veía un poco feliz y animada, pero sentía que me ocultaba algo, y no sé por qué no me lo quería decir.

Simplemente hubo silencios incomodos, no sabía qué hacer, volteaba ver a Lilian y ella de repente también m e volteaba a ver, su sonrisa, me comenzó a dar un poco de miedo. Cuando el cuarto se empezó a oscurecer le dije que debía de dormir, entonces ella, me dijo que estaba bien y se despedido, y camino a la cocina. No le tome mucha importancia, así que solo me dormí. Por la mañana fui a ala concina y no mire a Lilian, busque en las demás habitaciones y tampoco estaba, en ese momento me preguntaba, ¿Qué estaba pasando?, no se puede salir así como así, si yo no pude ella tampoco.

Tras buscarla varias veces en los mismos cuartos, sentía que ya no podía hacer nada, era algo verdaderamente extraño, creo que todo lo que paso solo fue un sueño y nada más.Es lo más común que puedo pensar, cuando fui a la cocina vi mi plato y me senté a comer, esta vez eran unos emparedados de atan y un vaso de jugo de naranja, al terminar de comer me dispuse a ir a la sala, al ver al sillón, asuste.

Me había encontrado a Lilian sentada en el sofá, con las manos entrelazadas y jugando con sus piernas como si estuviera en un columpio, ella a notar que estaba mirando, se paró y me tomo de la mano, y me sentó junto a ella y empezó a hablarme.

-oye, cuando llegue no estabas dormida ¿Por qué?- dijo con un tono algo molesta, yo no sabía cómo reaccionar, porque me preguntaría eso, ni que fuera mi madre para preguntarme eso, además, yo no quisiera despertar y ver una niña sonriéndome a plena mañana. No sabía si contestarle o quedarme callada, así que yo evadí su pregunta con una mía,- oye Lilian ¿por dónde entraste?- pregunte un poco asustada,- ...Shira, ¿ya comiste? ¿quieres jugar?- contesto de la manera que era de esperarse, al principio se quedó callada mirando a todos lados y sin contestarme, aunque me fije que hizo alnos gestos de odio o enojo, pero no sabía cuál era el motivo, ¿Por qué ella no me quería decir nada acerca de eso?, así que solo le seguí el rollo.

Busque una manera de conectarme con Lilian, quería conocer más, y poder hacer que me hable al menos un poco sobre lo que me oculta. – Lilian, te apoyo en jugar, ¿qué quieres hacer?- dije sonriéndole un poco, así que empezamos con las escondidas, después con adivinanzas y juego de manos, en esos momentos, me di cuenta que todavía tenía la misma alegría de una niña de su edad, pensé que le afectaría estar aquí, pero creí mal.

Después de vario rato corriendo, nos aventamos al sillón, y Lilian me dijo que quería jugar a ¿verdad o reto? Yo sin ningún reproche acepte, y ella comenzó el juego, varias veces Lilian siempre escogía reto, y yo verdad aunque una que otra vez, escogía reto. Le tuve que contar de donde venía, quien me gustaba, y cosas así, después empecé a relatarle sucesos de mi vida de secundaria y primaria, y varias vacaciones, después de que terminar de hablar sobre lo último que recordé hace días, ella eligió verdad. 

Una Vida No Tan Extraordinaria(REESCRIBIENDO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora