Día 1.1

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Otro maldito curso... No puedo. Mi cama me pide a gritos que no me separe de ella, envolviéndome con su manta tan calentita y cerrando mis ojos para soñar de nuevo con un verano interminable.

-¡Roxas, vas a llegar tarde! -El grito de mi madre retumba por toda la habitación. Me muevo dentro de la cama buscando una posición más cómoda e intento responder pero solo sale una especie de gruñido. -Tienes un cuarto de hora para prepararte y llegar a clase.

Escucho sus pasos alejándose mientras mi cerebro asimila la información... ¡Quince minutos! ¡Pero si tengo que hacer mil cosas!

Me deshago de la manta lo más rápido que puedo y en unos segundos me encuentro frente al espejo peinándome y vistiéndome a la vez. Termino el desayuno y me apresuro a meter todo lo necesario para el primer día en una mochila. Estoy a punto de cerrar la puerta pero me acuerdo a tiempo de mi pulsera blanca y negra.

-¿Ahora qué buscas? -Pregunta mi madre impaciente. No entiendo por qué se pone así por llegar tarde unos minutos.

-Mi pulsera. Juraría que la había dejado en este cajón. -Reviso entre todos los papeles y nada. ¿Cómo ha podido desaparecer si estaba aquí el otro día?

-A ver, deja que te ayude. -Levanta un cuaderno y la encuentra. No sé si sorprenderme o sentirme como un completo idiota. -Toma la dichosa pulsera. Ahora sal de aquí o te despierto mañana con un cubo de agua fría.

La ajusto en mi muñeca y me voy directo a la universidad. Mientras espero en la parada enciendo el móvil y me fijo en un pequeño detalle. ¡Son las ocho! Se suponía que hoy entraba a las nueve... Esa mujer que me dio la vida lo sabía. Ni siquiera puedo llamarla "madre".

Tomo un asiento en el bus y me apoyo en la ventana. Miro el amanecer pero no es lo suficientemente bonito como para alegrarme de haber madrugado. Necesito recuperar esa media hora de sueño.

Tras trece paradas, llego a mi destino aunque tengo que andar hasta llegar a la facultad. ¿Por qué la construyeron tan lejos? ¿Acaso son demonios o simplemente idiotas?

Para mi sorpresa, Larxene ya se encuentra tumbada en el parque que conecta nuestras facultades. Parece no percatarse de mi presencia hasta que me acerco y me desplomo en el césped. Al momento noto el rocío sobre la hierba y me congelo la cara.

-¡No me lo creo! Esto debe ser una alucinación o algo así. Roxas llegando pronto a clase, necesito sacar una foto para tener pruebas cuando se lo cuente a los demás. -Temiéndome lo peor, Larxene saca una cámara y un haz de luz me ciega completamente. Si mis ojos tuvieran patas, se alejarían de mí por la mala suerte que tengo hoy.

-Si no tuviera tanto sueño, te rompería la cámara.

-Pues te tocaría pagarme mil platines. -Al escuchar la cantidad me sorprendo. Ni que fuera una armadura antigua o algo por el estilo.

-¿En serio? Pero si esa cámara lleva más tiempo contigo que yo en la Organización.

-Aún más razón para que cueste tanto. Tiene un gran valor sentimental. -Mis huevos valor sentimental. Esta maldita busca cualquier excusa para sacar platines a la gente.

-Me recuerda a cuando estafaste a Marluxia. Todavía no puedo creerme que le vendieras una rosa diciendo que era idéntica a la de "La Bella y la Bestia". -La verdad es que ese chico es muy listo pero tiene una extraña obsesión por las flores, concretamente las rosas. Se pasa el día oliéndolas. Tiene sentido que estudie botánica.

-¿Sabes lo mejor? No era una rosa, fue una flor que me encontré por la calle y que pinté de rojo. -Los dos nos empezamos a reír atrayendo la atención de algunos estudiantes adormilados. -A lo mejor hasta era falsa.

-Lo dudo mucho, Marluxia se habría enterado al olerla.

-¡Qué va! Si le eché un perfume. "Eau de roses" creo que fue. -Lo pronuncia como puede en francés exagerándolo. -Y como era de "La Bella y la Bestia", se la di en el bote de cristal en el que la guardan. Dudo mucho que lo haya abierto.

Ambos soltamos carcajadas mientras recordamos otras estafas típicas de Larxene como las cartas de tarot que le vendió a Luxord.

-Le dije que estaban hechizadas por una bruja y Xion se disfrazó cubriéndose con una capucha negra. El muy idiota me pasó todos sus apuntes de primero. ¿Cómo te piensas que he aprobado el curso sin atender en clase? -Cada historia es aún más surrealista que la anterior.

-Me acuerdo perfectamente. Tuve que fingir mi muerte por un mal de ojo de Xion para que se lo creyera. Todavía sigue pensando que me revivisteis de verdad.

La media hora se pasa volando entre risas cada vez más fuertes. Los dos acabamos con lágrimas en los ojos y con un dolor de tripa.

-Supongo que al final si ha merecido la pena madrugar, ¿no?

-Ha sido divertido pero no pienso despertarme otra vez tan pronto. -El sueño que tenía ha desaparecido y después de reírme tanto me siento con más energía.

-Bueno, suerte con tu primer día.

Larxene se marcha corriendo y yo me despido con la mano. La mayoría de estudiantes entran en las aulas o se quedan hablando en grupos fuera. Me dirijo hacia mi nueva clase. Es idéntica a la del anterior curso, salvo que se encuentra un piso más arriba. Genial, más escaleras.

Abro la puerta y todo el mundo se gira a mirarme mientras murmuran. Me quedo quieto obstruyendo el paso y una mano se posa en mi hombro.

-Perdona, soy el profesor y tengo que pasar para dar clase, ¿lo captas?

Our sunset (Axel x Roxas)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora