Día 8.2

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La estación de tren con la torre del reloj es el edificio más emblemático de Villa Crepúsculo y se puede ver prácticamente desde toda la ciudad. Hasta el día de hoy, pensaba que el acceso estaba restringido y no era posible subir para ver las vistas teniendo en cuenta lo peligroso que es. De hecho, Xion y yo nos hemos conformado con azoteas peores para pasar la tarde porque nos pillaron ya varias veces intentando colarnos.

-¿Entonces nunca has subido? -Niego con la cabeza. -Ya verás, te van a encantar las vistas. -Nos dirigimos a la entrada y el guardia de turno se acerca a Axel. Yo intento esconderme un poco. Es muy probable que tengan carteles con mi cara y la de Xion después de los líos que hemos montado.

Unos minutos pasan y Axel vuelve con una sonrisa en el rostro. Debe de tener contactos con los guardias o con gente importante porque nunca he visto a nadie subir.

-Ha sido fácil. Me debían un favor por un trabajo que hice. -Comenta y acto seguido me guiña un ojo.

Nada más asomarme me invade una sensación de vértigo. Me tranquiliza un poco el pequeño muro en el borde que nos separa del abismo, aunque la altura sigue siendo abrumadora. Axel posa una mano en mi hombro y lo aprieta para asegurarme que no pasa nada.

-Si te caes, me tiro detrás tuya. -Me río por su comentario.

-Como si fuera a servir de mucho eso. -Axel me devuelve la sonrisa. Sin darme cuenta, me apoyo en el borde. Supongo que en cierto modo sí ha surtido efecto su intento de relajarme.

Sin embargo, los nervios que habían desaparecido se triplican cuando Axel se sube al muro y se sienta en él, dejando colgar sus piernas sobre toda la ciudad.

-Sube. -No es la primera vez que hago algo parecido pero generalmente es a una altura que si me caigo, como máximo se me rompe un hueso y no acabo desfigurado por completo. Me siento con cuidado al lado de Axel e intento no mirar abajo, centrándome solo en el horizonte y en las asombrosas vistas.

-Son increíbles. -Menciono mi pensamiento en voz alta. No existe ningún edificio por encima de nosotros. Además, a lo lejos se puede observar hasta el bosque que rodea la ciudad.

-Todavía no has visto nada. Debería quedar poco para el atardecer. -El sol desciende lentamente en el horizonte y el cielo se torna de un color anaranjado. Axel saca dos helados de sal marina y me entrega uno. -Aquí tienes tu recompensa. Te dije que te invitaría a unos.

-Gracias. -Ambos pegamos un pequeño mordisco a nuestros helados. -Es salado y dulce al mismo tiempo. -Comento mientras disfruto del sabor. La nueva recompensa me recuerda al recipiente del cofre. Saco el perfume para probarlo por primera vez y el olor que desprende me recuerda a Axel. Una duda surge en mi cabeza. -¿Cuándo has preparado todo esto?

-Esta mañana. -Responde Axel y continúa con la explicación. -Ayer durante la fiesta, cuando surgió el tema de los perfumes por Marluxia y su explicación de cómo los hacían, dijiste que el mío te gustaba. -Me sonrojo tras enterarme de lo que hice. Creo que me pasé un poco con la bebida.

Mi móvil vibra de golpe en el bolsillo del pantalón y me asusto. Por poco se me resbala el helado y me caigo junto a él del bordillo, pero por suerte no es así. Reviso el mensaje, que se trata de la contestación de Sora, y quito la vibración antes de guardarlo de nuevo. Axel nota mi cambio a un estado más rígido y apoya su mano sobre la mía.

-Dicen que te puede tocar un premio. -Axel señala al palo del helado cuando ambos los hemos terminado. Parece no darle importancia al roce de nuestras manos.

El atardecer se encuentra en su mayor esplendor, iluminando la ciudad con sus tonalidades tan intensas. De forma involuntaria mi vista se centra en el pelo de Axel. Su color rojizo refleja la luz y se vuelve más llamativo. Axel se percata de mi mirada curiosa. Sus ojos verdosos se fijan en los míos para después descender a mis labios.

-Te diría que tienes un poco de helado... -Su mano viaja hasta mi mejilla y la distancia entre nosotros se acorta poco a poco. -Pero lo único que me apetece probar son tus labios... -Nuestras miradas se cruzan mientras cerramos los ojos y nos dejamos llevar por el momento.

Y por fin ocurre. El beso que tanto esperaba. Nuestras bocas se juntan primero tímidamente, rozando sus suaves labios con los míos. El tacto es dulce y delicado. Al comprobar que no respondo con un rechazo, Axel acelera el movimiento y lo único que puedo hacer es mover mis brazos a su cuello para estar más cerca de él. Su lengua se encuentra con la mía, convirtiendo el beso en algo más húmedo y caliente. Ambos aceptamos la falta de aire a cambio de seguir en contacto, disfrutando mientras la torre de reloj desaparece bajo nosotros y nos quedamos flotando en el cielo anaranjado.

Poco a poco, la intensidad disminuye para volver a la suavidad del inicio. El beso termina por parte de ambos, separando nuestros labios lentamente y dejando trazas de saliva que delatan nuestro deseo.

Sin hacer mención de nada, Axel se levanta del bordillo, agarra mi mano para levantarme y me acorrala contra la pared más cercana. Mi vista se ve rodeada por su figura y su respiración se escucha cada vez más agitada hasta que la noto en mi cuello. Sus labios entran en contacto de nuevo conmigo pero esta vez en otra zona con una intención más erótica. Me abrazo a él y escondo mi boca en su cuerpo para apagar mi voz. Sin embargo, mi piel tiene una reacción exagerada a sus besos y un pequeño gemido acaba escapándose.

-Axel... -Aunque sus besos no paran, siento su sonrisa recién formada en mi cuello. Lentamente, sus labios viajan por mi piel hasta mi boca, pero antes de volver al principio, Axel se aleja un poco. Abro mis ojos para ver qué ocurre. Axel contempla mi rostro sonrojado por su culpa.

-Si vuelves a hablar en mis clases, tendré que hacer de nuevo esto. -Esta vez el choque de nuestros labios es directo. El deseo es más fuerte que antes y sus manos no se entretienen en la parte alta de mi cuerpo. En su lugar, bajan hasta mi cintura y se adentran dentro de mi ropa explorando a ciegas. Una sujeta mi espalda para mantener nuestros cuerpos pegados mientras que la otra se adentra en mi pantalón, se sitúa sobre mi ropa interior y agarra mi erección.

-Ahh. -El roce de nuestros labios se rompe por mi culpa y suelto un segundo gemido en su oído. Axel responde con otro.

-Mmm. Parece que he encontrado mi premio. -Nuestros cuerpos se mantienen en la posición unos segundos hasta que Axel saca la mano de mi pantalón. -¿Debería dejarlo para otro día o sigo?

Aunque el calor me invade por completo, por primera vez en varios minutos noto una brisa que estremece mi cuerpo y me doy cuenta del cielo ahora nocturno.

-No deberíamos... ir tan rápido. -Respondo en bajito. Axel asiente ante mi respuesta.

-Perdona. Creo que me he dejado llevar demasiado. Al fin y al cabo, es nuestra primera cita. -Escuchar la confirmación de sus labios de que se trata de nuestra primera cita me alegra y alivia. Parte de mí pensaba que tal vez solo quería algo de una noche y no la posibilidad de algo más.

Axel me mira de nuevo y posa sus labios sobre los míos en un beso corto y rápido. Me da un escalofrío por la ausencia de su calidez y, al notarlo, sonríe.

-Ven. -Los dos entramos en el interior de la torre, no sin antes abrazarnos bajo el nuevo manto estrellado.

La calidez de su abrazo se convertiría más adelante en algo frecuente, pese a ser ahora mismo un privilegio para mí.

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⏰ Última actualización: Sep 18, 2020 ⏰

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Our sunset (Axel x Roxas)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora