Capítulo 22: Deseos crecientes.

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El precio de la
venganza. Capítulo 22: Deseos crecientes.

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La cabeza le daba vueltas y sabía incluso sin verse a sí mismo que su ceño debía de haber permanecido fruncido las últimas dos horas. Y es que, hasta antes de esas dos horas, había estado convencido de algo que ahora sabía falso.
Marcus en ningún era arrastrado a la perversión por Joel. Ambos, Joel y él, lo disfrutaban por igual. Se entregaban el uno al otro como si fuesen las últimas personas sobre la faz de la tierra, y estaba dolorosamente convencido de que en esos momentos para ellos era justo eso; nadie más existía.
El rostro congestionado por el placer, la boca desencajada, dejando escapar gemidos que esperaba nadie más hubiese oído, el éxtasis plasmado en cada uno de sus gestos y movimientos... ¿Había sido él capaz en algún momento de generar tales placeres en alguna de sus amantes? No era lo que debería de estar preguntándose, lo sabía muy bien, pero era incapaz de dejar esos pensamientos a un lado. Por primera vez en su vida sentía celos de alguien, y que ese alguien fuese Joel, resultaba como mínimo irónico.

Una mochila, negra y decorada con distintos logotipos de antiguos grupos de rock ocupó su visión. Elevó la vista encontrándose con las cejas alzadas de Jimmy.

— Tierra llamando a Jo. ¿Sigue usted ahí? No me hagas repetirlo en alemán que no tengo ni pajolera idea.

— No sabrías ni decirlo en tu idioma, me sorprende incluso que sepas inglés...

— Golpe bajo, no me seas cabrón.

— Perdón, perdón _se disculpó entre risas mientras cogía también su mochila.

— Tío, ¿te pasa algo? —indagó Jimmy con patente curiosidad.— Llevas toda la clase raro. Vale que no es la mejor clase del mundo, pero...

Prefirió sonreír y encogerse de hombros, lo último que quería era tener que relatar a su amigo lo que había tenido que presenciar en los baños. Jimmy debió entender que su amigo no quería hablar de tema y decidió no insistir.
Por culpa de Johann, que se había entretenido demasiado en su propio mundo, tuvieron que esquivar a los cientos de alumnos que darían su próxima clase con el señor Poor. Por suerte, ninguno de los dos tenía más clases por ese día.

Nada más salir del campus, Jimmy subió ambos brazos al cielo y se desperezó de manera muy poco delicada, profiriendo un alto gemido que hizo a Johann negar con la cabeza y avergonzarse de él. Al alzar los brazos su camiseta se alzó por igual, dejando ver un vientre plano de piel tostada, tan típica de su país de procedencia. El alemán no pudo evitar llevar una de sus manos a la piel descubierta del otro y hacerle cosquillas. Jimmy rompió a reír aguantando alguna que otra lágrima y arrojó su mochila a la cabeza de Johann.

— ¡Hijo de puta, las cosquillas están prohibidas!

— No recuerdo ninguna ley del código penal que prohíba hacer cosquillas... —replicó con sorna, el impacto e la mochila en su rostro había dolido, pero siempre merecía la pena ver a su mejor amigo en pleno drama.

—¡Pues debería haberla! —exclamó— Oh, joder, Johann, recuerda estar tranquilito, ¿va?

— ¿De qué hablas? _preguntó extrañado Johann, Jimmy de repente había cambiado su tono de voz por uno precavido, como si hablase a algún animal capaz de lanzársele al cuello, y su expresión lo constataba.— Eres tú el que debería tranquilizarse...

El precio de la venganza [EN CORRECCIÓN] [Homoerótico/Gay/Yaoi]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora