El precio de la venganza [EN CORRECCIÓN] [Homoerótico/Gay/Yaoi]

Capítulo 13: Paciencia Infinita.

Autora: Los que leéis Lazos Extraños, ya sabéis que estoy hasta el cuello de exámenes y no tengo demasiado tiempo para leer y escribir, no obstante, hoy he terminado el primero de los 6 exámenes (Historia) y mañana es el de Matemáticas, y como para ese no necesito estudiar nada, me he permitido escribir un poco, y esto es lo que ha salido.

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El Precio de la Venganza. Capítulo 13: Paciencia Infinita.

Joel sacudió su cabeza y suspiró tras recordar algunos de los años de su adolescencia que había pasado junto a Marcus. Si lo miraba ahora, no lo veía excesivamente cambiado: su piel seguía siendo algo pálida, aunque no tanto como cuando lo conoció; sus ojos seguían de ese verde oliva tan bonito, aunque siempre los veía empañados por una sombra que no había conseguido ahuyentar en todos esos años a su lado; su altura no había cambiado demasiado, mientras que Joel había llegado al metro noventa, Marcus a penas pasaba el metro sesenta, haciendo algo cómico verlos al uno junto al otro por la más que evidente diferencia de alturas; y finalmente estaba su cabello, que seguramente debía ser el cambio más grande en él. Marcus le gustaba con su cabello rubio, pero debía de reconocer que el moreno contrastaba demasiado bien con sus ojos y su piel.

Y ante todo, Marcus seguía siendo tan cabezota como siempre, pues seguía en su línea de no ir a ver a Gael, igual que años atrás, de un día para otro se había negado en rotundo a seguir yendo a terapia y eso había preocupado sobremanera al castaño, pues sabía que las pesadillas seguían siendo cosas del día a día en las noches no tan reparadoras del rubio. Joel solo quería ver a Marcus bien, y feliz. ¿Era eso realmente tan difícil?

— ¿Sabes en lo que estaba pensado? —habló intentando captar la atención del moreno, que parecía haberse cerrado en banda desde que Joel le hizo aquellas preguntas, rehuyendo su mirada a toda costa.

— El hecho de que pienses ya es todo un logro.—Joel rodó los ojos, al menos Marcus parecía haber regresado a su actitud normal. Eso lo tranquilizó, ya que la expresión de desesperanza y dolor que se había dibujado en el rostro al moreno cuando le hizo esas preguntas que siempre lo rondaban, le había preocupado y durante unos momentos dudó si había sido una buena idea preguntarlo, aunque no era la primera vez que lo hacía. Ni sería la última.