-Pensé que estaríamos solos. Le dije deteniendolo del brazo.
-¿Meri te puedo pedir un favor?.
-Lo que necesites.
-Ayúdame a ligar con la tía que viene. Me susurró, quería llorar.
-Si. Le sonreí, mi sonrisa era tan falsa.
-Iré a abrir, tu espera aquí. Él se fue a abrir la puerta, yo me senté en uno de los sillones de la habitación.
No sabía que hacer, solo quería pasar tiempo con él y lo primero que hace es traer a alguien con quién "ligar". ¿Y luego? ¿Me tendré que ir?.
-Solo no seas tímida, acá hay una amiga, espero que no te incomode- hablabla acercándose a la puerta mientras yo me imaginaba que tipo de chica vendría con la cual tendría que ser hipócrita, por mi amigo-acá está mi amiga, se llama Meri y tu te ves muy rica. ¿Que?.
Lo vi entrar con una caja de pizza abierta mientras el tenía una en su mano. Soy estúpida, me había imaginado cualquier cosa y reí al verlo. Él dejo la caja en el sillón y se acercó a mi.
-Ya no necesito que me ayudes, ya eh ligao con ella. Me susurró mientras sonreia y lo abracé.
-Pensé que hablabas en serio. Le dije riendo mientras comia pizza.
-Mérida eres tonta ¡otra vez! ¿como podría traer a alguien? Tu eres mi única muhe. Habló mirándome y sonreí.
-Ya ya ya, ahora ¿que haremos?.
-¿Que quieres hacer?. Habló mientras me giñaba el ojo repetidamente.
-Veamos películas y comamos cosas mierdas. Sugerí.
-Es una mejor idea, son casi las dos de la mañana pero iremos igual, algo tiene que a ver abierto ¿verdad?.
-Supongo, vos sos el español yo no.
-Tu eres argentina. Hablaba mientras se ponía sus zapatillas y una campera.
-Banca boludo ¿enserio? Gracias por informarme que no sabia. Hable sarcástica y rió.
-Toma-estiró una campera roja-te hará frío.
-No me hace frío, sos exagerado, muy sobreprotector.
-¡No quiero que te enfermes! ¿quién te cuidará si te enfermas?.
-Vos sos mi amigo, vos me cuidaras en las buenas y malas. Le dije mientras saliamos del departamento y él sonreía, como siempre.
-Mérida no quiero enfermarme yo, si tu te enfermas te meteré en una caja y por un hueco te pasaré la comida y medicamentos.
-Cuando te lo creas avisame. Dije saliendo del edificio y un escalofrío recorrió mi cuerpo, él tenía razón hace frío.
Comenzamos a caminar y por cada paso que daba me congelaba más pero no diré nada, mi orgullo primero. Él me hablaba de donde podría a ver negocios y las posibilidades si esos no estaban abiertos mientras yo me pegaba a él para evitar el frío.
-Y el de la esquina...-paró de caminar, seguí unos cuantos pasos más cuando noté que se habia detenido-es mucha estupidez para un día ¿sabes?. Habló mientras se sacaba la campera.
-¿Que haces?-y la colocó en mis hombros-no no, estoy bien, no me hace frío. Aparte aquél abrigo.
-¡Deja de ser tan testaruda y ponte esto coño!. Volvió a mis hombros.
-No, además estás de mangas cortas, te vas a congelar.
-Eres más importante.
-No lo creo.