Valdez está vivo

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PERCY
Percy había visto cosas raras e increíbles en su vida. Había visto morir a un dios. Había visto a una mortal lanzarle un cepillo azul a Cronos. Incluso se había caído al Tártaro y había sobrevivido, cosa que no había hecho nadie salvo él, Annabeth y Nico. Pero eso se llevaba la medalla de oro.

Leo Valdez (sí, su amigo muerto) iba montando Festo, su dragón de bronce. Sonaba This Girl is on Fire, y tenía las manos en llamas. Detrás, Calipso, la chica inmortal que se enamoró de Percy hacía dos años. Detrás de ellos habían dos chavales, un chico y una chica.

Miró a Annabeth. Ella estaba tan atónita como él. Jason y Piper se acercaron.

Finalmente, aterrizaron en medio del área de las cabañas, donde se encontraban todos.

Se bajó de Festo, les sonrió a todos.

-¿Me echábais de menos, preciosos?

El primero en avanzar fue Percy, seguido de Annabeth y Jason. Le dieron un abrazo tan fuerte que casi le rompieron las costillas.

-¡Leo, tío, estás vivo!-le gritó Jason.

-¡Sí, lo estoy, pero ahora me estáis ahogando!

Finalmente, entre protestas, risas y lágrimas, lo soltaron.

Nico se acercó. Sonrió de verdad.

-Hueles como un muerto, Valdez, pero me alegro de verte.

Leo le chocó los cinco.

-Huelo así porque he estado muerto, amigo. Y yo también me alegro de verte.

La única que no le había hablado era Piper. Leo se acercó a ella, y se quedó a un metro escaso. Abrió los brazos.

-¿No me das un abrazo, reina de la belleza?

Piper se quedó mirándole. Luego, le pegó un puñetazo en la cara.

Todos se quedaron conmocionados.

-¡¿TIENES ALGUNA IDEA DE LO PREOCUPADA QUE HE ESTADO?!-le gritó, dándole golpes. Leo había crecido. Ahora eran de la misma altura.

-¡Uau, Piper! ¡Yo también te he echado de menos, pero hay formas menos dolorosas de demostrarlo!

Piper le miró con furia. Estaba llorando. Percy temió que le pegara de nuevo, pero esta vez lo que hizo fue darle un gran abrazo.

-¡Creí...creí que estabas muerto!-lloró en su hombro.

-Lo estaba, reina de la belleza. Pero ahora estoy aquí, con vosotros... Y con mi novia.

Entonces todos se fijaron en Calipso.

Era tal y como la recordaba... Salvo que ahora no iba vestida como una chica griega. Llevaba una camisa y unos pantalones vaqueros. El pelo lo tenía recogido como siempre. Los sonreía a todos con amabilidad, como si no hubiera visto a tanta gente junta desde hacía milenios. Y así era.

-Soy Calipso, encantada.

Todos le saludaron. Percy se fijó en Annabeth. Tenía los labios sonriendo con sinceridad, y al mismo tiempo, apretados. Las cejas las tenía unidas y los ojos entrecerrados. Eso solo significaba una cosa: celos.

-Eh, hola, Calipso.-le saludó Percy, algo incómodo. Le dio la mano. Calipso también parecía incómoda -Así que al fin verás Manhattan.

Calipso rió.

-Nunca pensé que pasaría, pero sí. Lo haré.

Entonces Annabeth y ella se miraron. ¿Incomodidad? ¿Dónde?

La Batalla del OlimpoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora