Realidad.

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Tal vez no estaban hechos el uno para el otro. No eran almas gemelas. Pero algo era cierto, aun se querían, se necesitaban para que sus almas rptas aprendieran a repararse, a curar cada pedazo se corazón que se les había arrebatado y devuelto como si no fueran nada.
Unieron sus manos, sus dedos estaban entrelazados y se encontraban recostados en el sofá mirando la nada, pero no eran necesarias las palabras, porque el alcohol se había acabado, los cigarrillos se habían evaporados y el dolor comenzaba a transformarse en tal vez felicidad, nadie lo sabía, ni siquiera ellos. Pero estaban dispuestos a intentarlo, no por otros sino por ellos.

Esa era su realidad y estaban aprendiendo a lidiar con todo lo que ella conlleva, dolor, alegría, odio y amor.

RoseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora