3.- Acabaremos contigo zorra.

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Capítulo Tres: Acabaremos contigo, zorra.

Danielle's POV

Ayer tuve un maravilloso día en el mall, nótese el sarcasmo, pero al menos pude terminar con mi nutella, la wea estaba delichuz, con respecto al ruido en la ventana...

Flashback

Cuando alguien tocó la ventana de la habitación de Vanessa.

Lo raro, es que está en un segundo piso.

—Aers quien anda ahí, si eres un ladrón corre que te castro con mi cucharita eh —dije mientras me acercaba a la ventana y cuando la abrí entro Luna, la gata de Vanessa—. Que somos pendejas, como no pudimos pensar que era tu gata —señale a Vanessa y nos largamos a reír.

Fin del flashback

En estos momentos me encuentro haciendo educación física, mi especialidad, no es por ser creída ni nada por el estilo pero si le preguntas a la profesora de educación física cuál es su alumna favorita, de seguro te contesta «Danielle Collins». A diferencia mía, Eleanor odia este ramo, digamos que siempre ha preferido fingir alguna lesión e ir a leer a la biblioteca. Si yo fuese ella, también haría eso pero amo deportes más que a nada.

Eleanor's POV

Dios, gracias profesora.

¡Media hora trotando en la maldita cancha! Pero claro, yo soy culpable de todo y yo me lo gané. Obvio.

Pues lo que pasa es que yo estaba trotando igual que todo mi curso, junto a Danielle, cuando me tropecé con una piedra y me caí. Me hice un pequeña herida, así que traté de sacar un poco la sangre con el mismo pantalón. Ahí llegó la profe, me preguntó por qué estaba en el suelo, y la muy... hache de pé, no me creyó y me mandó a trotar. Y si paro, anotación. Danielle me iba a ayudar, pero la profesora le dijo que tenía que acompañarla. De más que tiene otro campeonato.

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Después de cuarenta minutos trotando (porque a la zorra se le ocurrió que trotaba muy lento) al fin me pude ir a bañar. Me vestí y fui camino a mi sala de clases. Llegaría tarde, pero mi excusa es verídica y a la que van a retar no va a ser a mí, sino a la que está haciendo trotar a doce pequeños de los primeros cursos.

—Señorita Cooper, ¿por qué viene llegando tan tarde?—para mi buena suerte era la profesora de ciencias. Al menos a esta (y seis más) les caigo bien.

—Lo que pasa es que la profesora de educación física me mandó a trotar cuarenta minutos porque me caí —ya escuchaba por detrás los «buenas noches», «vienes atrasada» y «¡PARABATAI, APÚRATE!».

—¿Y cómo no te mandó un certificado de excusa?

—No quiso. Le pregunté y me mandó a bañar o trotaba otros veinte minutos.

—Ah, bueno. Siéntate. Chicos, voy a salir diez minutos. No quiero desorden, ¿ok?

—De acuerdo, señorita Del Pino —siga soñando... Al volver la mitad del alumnado estará haciendo un terremoto.

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—¿Y cuándo es? —le pregunté a Danielle. Acerté, otro campeonato, esta vez en Antofagasta.

—Un mes y medio más. ¡VAN A VENIR GIMNASTAS DESDE ARGENTINA Y PERÚ!

—Ya, pero que producshion. Asegúrate de echarme en la maleta.

¡Acabemos Con Las Zorras!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora