Capítulo 8: Marcas

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Por un momento pensé que me había salvado de todos esos golpes, cuando después de como 20 azotes me desmayé, ya que uno me llegó al cuello provocando un corte de navaja, un golpe que deja noqueado a cualquiera, no se cual fue la reacción de Jeff al darse cuenta de mi desmayo, pero solo sé que amanecí en el mismo lugar en el que me desmayé, aún con las esposas puestas dejándome enganchada en el mismo pilar, una vez despierta mis nervios reaccionaron ante los golpes finales que me dio que mi cuerpo no pudo sentir durante mi inconsciencia, todos los golpes los empecé a sentir al mismo tiempo haciendo que no me pudiera mover del dolor, estaba llorando del dolor que estaba sintiendo, en mis brazos noté como si fueran marcas de golpes de correa, en el cual sentía ardores, pero por la espalda estaba agonizando, a pesar de que sabía que no estaba sangrando sentía como si lo estuviera, sé que estoy repitiendo palabras pero en lo único en lo que puedo pensar es el dolor.

Cortadas, eran lo único que se me venía a la mente, cortadas, cortadas y más cortadas, el método de él, cortar, matar, torturar, ¿Acaso después de esto me mataría? No se por qué, pero a veces pienso que su objetivo no es matarme, al menos no por el momento, pero existen altas probabilidades de que no sobreviva dentro de las torturas, un buen ejemplo para creerlo, el latigazo que me dio en el cuello.

Entro Jeff a la habitación, de manera lenta, y cerró la puerta antes de que me cegara la luz de esa elegante sala, donde se escuchan todos los gritos y los mafiosos se deleitaban con ellos; al entrar, se acercó a mi espalda, movió el cabello y presenció todo lo que me había hecho, no sabía si luchar con mis fuerzas para pegarle y desearle todos los males del mundo, que arda en el infierno a ver si él pretende que su piel se torne más blanca, y que cuando esté sano de mente en su alma, que le pasen a la mente todas las tragedias que ha provocado por el resto de su existencia fantasmal, que le duela todo, y antes de eso, que las almas de los fallecidos lo torturen de noche, quería matarlo a golpes, sentía un inmenso odio, sin embargo, sentía miedo, y no solo un poco, mucho miedo, otra parte de mi quería arrollidarse, llorar a sus pies, suplicándole paz a mi cuerpo, y que me dejara de torturar, ofrecerle de todo, a cambio de trato justo, sin dolor, sin tortura, desgraciadamente, ninguna de las dos opciones las podía hacer, aparte de encadenada, estaba demasiado débil. Al presenciar mis heridas las acarició un poco, me estremecí del dolor al contacto con ellas - Perdón Jane, pero creo que estas se curan solas - dijo, lo que me faltaba ¿Cuanto pasará para eso? - De todos modos, existe una droga curativa, y la tienen aquí -

- ¿Y... Como estás... S-seguro... Que es esa? - casi no podía hablar.

- La tuve que probar en mí, sí, soy malo en química, me herí en el intento, pero lo conseguí - al menos le pasó algo. Me soltó las esposas, y agarrándome de los hombros me levantó - Vamos Jane, te prepararé el baño con el soluto - mis piernas no reaccionaban, es más, ni fuerzas tenía para enviar órdenes del cerebro, así de débil estoy - ¡Jane! - cuando por fin quiso reaccionar, moví un centímetro hacia adelante el pie, pero al apoyarme caí al suelo, no tenía ni fuerzas para haber colocado las rodillas primero, ni los brazos, caí plenamente al suelo, apenas podía abrir los ojos, y escuchar los pasos de Jeff acercándose, se puso de rodillas, me volteó cuidadosamente, por alguna extraña razón, y me cargó, apoye mi cabeza en su hombro, sentí el calor de su chaqueta, era acogedor, me llevó hasta "mi habitación" y me acostó ahí, me ardieron las heridas al contacto de las sábanas, él se fue, escuché el sonido del agua, el baño quedaba cerca - Ya te estoy preparando el baño - dijo mientras se sentaba en mi cama, me empezó a acariciar la pierna, yo estaba sumamente débil, aún así, sentí un cosquilleo que pasó por mi espalda, acercó su mano más a mi entrepierna y comencé a estremecerme - Eres linda - era lo menos que quería en estos momentos, ya sé lo que pasará, además de preocupada, me da extrañeza, en sus ojos no se ve la maldad, acaso ¿En verdad me desea? ¿O lo hará para hacerme daño? A fin de cuentas, de algo estaba segura, él estaba aprovechando el hecho de que no tengo fuerzas para defenderme, un juego sucio, aún así, aunque tuviera, seguiría siendo más fuerte que yo ¿Sabes? Lo que acabas de ver, leer, e incluso imaginar lo que yo estoy pensando, fue un acto de tiempo paralizado en mi cerebro, ya que apenas segundos después, Jeff actuó.

Se posó encima mío, sujetándome las manos con las suyas, aunque yo lo vería innecesario, ya que no tengo fuerzas para moverme, aún así, lo intentaba, no podía perder de manera tan fácil, me estremecí aún más cuando posó sus labios sobre mi cuello, sin beso, estaba aspirando mi olor, con pocos movimientos de su cara, estaba tan cerca que sentía como rozaba contra mi piel su carne interna, refiriéndome a sus cortadas largas en las mejillas, cuando se cicatrizan y queda la marca de la cortada, además de que se siente la piel maltratada, se siente como si esa parte hubiera sido ligeramente plastificada, al ser de cuero la piel, se nota más la textura, oficialmente me estoy saliendo del tema pero la sensación es terrorífica, baja hasta mi hombro, siento como si me besara, me estremezco, me lo quiero quitar de encima pero no puedo, siento mi corazón palpitar fuerte de los nervios, como si en algún momento se fuera a parar, de repente siento un dolor, como si fuera un apretón, Jeff incrusta sus dientes en mi delicado, o al menos por esos momentos lo era, hombro, suelto un grito ahogado, siento como si mi piel se separara, como si hubiera sido arrancada rápida pero dolorosamente, Jeff, al verle a la cara, noto sus dientes manchados de sangre, junto con un trozo de mi carne entre sus dientes, me quedo estupefacta, rápidamente empezó a mordisquearme por completo, empezando por los hombros y los brazos, intentaba liberarme con todas mis fuerzas disponibles, se posó sobre mi, su peso me hacia respirar de manera difícil, y siguió hasta mi desnudo dorso, dolía, sentía cada pedazo de piel, ya sea pequeño o grande, lo sentía desprendiéndose de donde proviene, con sus dientes hizo varias aperturas que permitían la salida de mi sangre, todo eso lo sentía, siguió con mis senos, para los hombres que no lo saben, los senos son la parte más delicada de la mujer, sentía como si me arrancara el pezón izquierdo, grité, ponía mi mano en su cara y empujaba con lo más que podía, pero en un movimiento me jalaba del mismo brazo, sin tiempo a responder, lo usó para acercarse más a mi cuerpo.

A pesar de que fue por aproximadamente entre 5 y 10 minutos, yo sentí como si el tiempo pasara lento, lo suficiente para sentir cada mordida, Jeff paró la tortura ya entrando a una parte más sexual, al escuchar el agua de la bañera derramarse él paró de mordisquearme, primero se sentó sobre mi cuerpo, luego se paró y por último, fue al cuarto de baño

Tortura (Jane The Killer)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora